Las personas que tienen ante la vida una actitud mental positiva sufren las vicisitudes desagradables igual que los que tienen una actitud mental negativa con la diferencia de que los primeros ejercen una ejecutividad para resolver los problemas mientras que los segundos se abruman y se inmovilizan.
Muchas veces se habrá oído la frase “El éxito atrae éxito, y el fracaso atrae fracaso”. Siendo esto una frase muy acertada ya que al centrarse en buscar y alcanzar el éxito, esto ayudará y preparará mejor para lograr una solución satisfactoria. Quedarse inmóvil y no hacer nada, aceptando el fracaso, sólo te dirigirá directamente a obtener más fracasos en la vida. Si dedicas tu mente a trabajar con una actitud mental positiva y pensar que el éxito es tu derecho, te estarás dirigiendo inequívocamente hacia cualquiera que sea tu definición de éxito. Si adoptas una actitud mental negativa y llena tu mente con pensamientos de miedo y frustración, tu mente sólo atraerá esas mismas cosas. Aquí esta el Poder de la Actitud Mental.
Se Debe mantener una Actitud Mental Positiva. “Porque de ella depende que trabajemos, que nos orientemos en la dirección que hemos elegido, de ella depende que no nos desviemos de camino que nos hemos fijado. Un Meta, Un camino, Un Destino Elegido, y Una Actitud Mental Positiva, que positivamente nos llevara a alcanzar el Logro
La calidad de vida, tiene que ver también con una actitud mental positiva. El ambiente en el cual vivimos, es un enorme campo de energía en el que nos encontramos en intercambio necesario y contínuo y es éste intercambio permanente entre el interior y el exterior lo que determina el bienestar. Nuestra individualidad es una unidad integral en la que cuerpo, mente y espíritu y atender estas tres dimensiones hace a la mirada integradora de nuestra calidad de vida.
Ver preferentemente el lado positivo son actitudes que no sólo influyen en nuestros estados de ánimo sino que terminan afectando a los resultados de lo que hacemos. Es ya un tópico describir a los optimistas como pesimistas mal informados, o como ingenuos que no captan todos los aspectos de la realidad, o como ilusos que antes o después se rendirán a la evidencia de que la vida es un cúmulo de problemas tan frecuentes como de difícil solución. Pero ser optimista no equivale a ser frívolo o inconsciente. Optimista es quien percibe lo bueno de cada circunstancia y quien a partir de esa percepción es capaz de optimizar las posibilidades que cada situación plantea. Una de las verdades más profundas de la psicología humana la refleja el viejo proverbio de que “nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Una misma situación percibida por dos personas puede adquirir una dimensión muy diferente. No se puede afirmar categóricamente “esto es así”, es más adecuado el planteamiento “yo esto lo percibo así”, porque la forma en que hemos aprendido a interpretar la realidad va a condicionar nuestro estado de ánimo y éste el enfoque que daremos a nuestra vida.
En realidad, existen casi tantos puntos de vista como personas, en tanto que cada uno es diferente de los demás. Pero en una clasificación muy sencilla y quizá un poco reduccionista podemos distinguir entre optimistas y pesimistas. Las personas pesimistas interpretan la realidad desde su lado más negativo, y las optimistas perciben lo mejor de cada situación, lo que no quiere decir que ignoren lo malo. El pesimista no sólo tiene el sufrimiento garantizado, sino que con su actitud difícilmente va a aportar soluciones constructivas a los problemas. En cambio, los optimistas tienden a vivir más felices y superan con más facilidad las complicaciones.
Dos tipos de actitudes
Las actitudes de clausura las mantienen quienes perciben las dificultades como amenazas, quienes cierran la puerta a las soluciones, se enclaustran en lo dramático y ven, sobre todo, la dificultad. Al contrario, las actitudes de apertura son propias de quienes viven las dificultades como problemas a resolver, buscando la salida más eficaz posible. Cuando se encuentran en un apuro, no pierden mucho tiempo en lamentarse y se dedican a hallar las salidas al problema.
Hay que elegir
Simplificando el problema, esto trata de optar, de decidir qué tipo de pensamientos y actitudes nos resultan más convenientes. La vida cotidiana se empeña en proporcionarnos a menudo situaciones difíciles de sobrellevar y de superar. Esto nadie lo duda. Pero el pensamiento positivo nos ayuda a gestionarlas, porque es constructivo y enfoca las relaciones humanas de una manera más equilibrada, ya que se basa en la convicción de que todo puede ir mejor si nosotros ponemos de nuestra parte una actitud positiva. Ser pesimista amarga el carácter y enturbia nuestras relaciones. Además, esta actitud habitualmente esconde la falta de confianza en uno mismo y en los demás.
Hay que reconocer que todos tenemos un componente genético difícil de modificar, pero la personalidad se compone también de conductas aprendidas y sobre estas sí se puede actuar. En eso consiste el proceso de mejora de la personalidad que, aunque en lo básico se construye en los primeros años de vida, puede cambiarse. Por mucho que creamos ser de un modo determinado, si echamos un vistazo a nuestros cinco o diez últimos años de vida contemplaremos cómo han evolucionado nuestras actitudes ante los diversos acontecimientos ocurridos.
Ser optimista equivale a vivir mejor
Buscar el lado positivo de las cosas ayuda a sentirnos mejor, hace surgir sentimientos de bienestar y proporciona fuerza y energía para enfrentarnos a las situaciones difíciles. Fijarse en las cosas buenas de la vida es una actitud, que puede ser cultivada y trabajada. Veamos algunas pautas:
– Cuando percibimos algo como exclusivamente negativo, dudemos de ese pensamiento. Ha de haber algún modo de hallar algo positivo a la situación o, al menos, a relativizar su gravedad.
– Cuando nos veamos atrapados en un callejón sin salida, no reaccionemos inmediatamente. Detengámonos, reflexionemos y busquemos alternativas.
– Hagamos frecuentemente inventario de todo lo bueno que tenemos, que es mucho. Recordemos cuántas personas están peor que nosotros.
– Escuchemos a quienes nos quieren y nos valoran tal y como somos.
– Utilicemos pensamientos constructivos: “quiero”, “puedo”,”soy capaz”. Recordemos situaciones a las que respondimos positivamente.
– No aceptemos pensamientos como “a mis años no puedo cambiar”.
– Admitamos nuestros errores. Sólo quien se equivoca está vivo de verdad. Los que nunca se equivocan, cometen la mayor de las equivocaciones porque no asumen riesgos: consciente o inconscientemente, se han rendido, han dicho “me planto”.
– Las dificultades son oportunidades que nos da la vida para fortalecernos. De esas batallas podemos salir reforzados y con una mayor autoestima.
Entre las fortalezas deben incluirse una serie de factores relacionados con el ambiente en el cual interactúa, como la familia, las condiciones socioeconómicas, la vivienda, el nivel de instrucción y el bienestar subjetivo (satisfacción, estado emocional, imagen actual de la vida y cómo se siente con la enfermedad).
Citar este texto en formato APA: _______. (2010). WEBSCOLAR. ¿Como ayuda la actitud mental positiva en nuestra personalidad?. https://www.webscolar.com/%c2%bfcomo-ayuda-la-actitud-mental-positiva-en-nuestra-personalidad. Fecha de consulta: 26 de diciembre de 2024.