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Administración y organización de un centro educativo

  1. ESTUDIO DE PLANTA FÍSICA
  1. Configuración del centro escolar

Los espacios pueden organizarse de muy diversas formas y atendiendo a múltiples criterios. En este punto tanto los centros universitarios, a través de sus órganos de gobierno, como los profesores mediante sus diseños curriculares deben tener en cuenta la potencial misión de los espacios como recurso didáctico, considerar los distintos tipos y su adecuación bien a la actividad educativa a desarrollar como a las necesidades concretas de una cierta actividad, según corresponda, y analizar las distintas variables pedagógicas que intervienen en la distribución de tales espacios. Desde el punto de vista de la actividad educativa que va a desarrollarse en los espacios seleccionados éstos pueden clasificarse en tres tipos que procedemos a relacionar a continuación describiendo además las variables pedagógicas que acompañan a cada uno de ellos:

Por otro lado, atendiendo a las necesidades concretas de la actividad, pueden considerarse, entre otros:

La realidad es que el espacio puede condicionar los procesos de aprendizaje y que determinadas concreciones del espacio escolar tienen como consecuencia la primacía del trabajo rutinario dirigido a un grupo heterogéneo u homogéneo de alumnas y alumnos. En el espacio escolar hay que considerar a los elementos que lo conforman, a su distribución, a su ubicación, a su cantidad y a su calidad, pero también a las relaciones y usos que se desarrollan en estos ámbitos, las interacciones entre los sujetos, los objetos y las actividades que se realizan con el fin de saber si dichos elementos forman parte de un proceso educativo que favorezca la renovación y la mejora constante de la calidad de la enseñanza.
Es necesario que el espacio escolar pueda modificarse a lo largo del tiempo adaptándose a las necesidades del Proyecto de Centro, para lo que se requiere que se den unas condiciones deseables en la organización del espacio.

  1. Elementos condicionantes

El centro educativo ha dejado de ser un local físico para ser un instrumento de convivencia, de educación social y de perfeccionamiento de la responsabilización. Si el alumno/a pasa a ser sujeto activo en su aprendizaje, el espacio escolar deberá responder a esta nueva concepción. Actualmente los espacios de los centros se han especializado en instructivos, formativos, de gestión o circulación y, a veces, un mismo espacio tiene funciones diferentes. Se clasifican en:

Los espacios escolares son rígidos y no permiten su cambio. No están diseñados para poder responder a las nuevas necesidades de distribución de espacios sin cambiar su estructura. Hay arquitectos que diseñan desde el punto de vista educativo llegando a la conclusión que las características de los centros sería facilitar los cambios, las adaptaciones, la flexibilidad en su utilización, la facilidad para cambiarlos e intercambiarlos, etc. los espacios han de ser variados en cuanto a dimensiones y polivalentes en cuanto a funciones.

  1. Requerimientos y uso del espacio

Los equipamientos en el centro educativo son el conjunto de elementos complementarios a la estructura básica del edificio y sus dependencias. Facilitan la tarea docente. Son las estanterías, pupitres, armarios, pizarras, etc. los equipamientos han de tener las siguientes características:

La configuración del equipamiento docente condiciona la interrelación entre alumnos, como la distribución de los pupitres, por lo que hay que prestar atención a esta configuración y hacerla lo más flexible posible. El mobiliario y la disposición de la clase debe favorecer tres aspectos importantes:

El equipamiento móvil (biombos, departamentos, etc.) facilita la flexibilidad. Se debe cuidar el conjunto de aspectos que conforman el diseño de la clase atendiendo a colores, decoración, amplitud de espacios, iluminación, etc. para crear un ambiente positivo y adecuando los diferentes objetos y elementos presentes en el aula a la edad y personalidad de los alumnos, favoreciendo la creatividad, la comunicación y la participación. La preocupación por el espacio de la clase ha estado limitada al establecimiento de unos requisitos mínimos de tamaño, estética, luminosidad… y hasta grado de higiene o calefacción.

  1. La relación alumnos / espacio

Es escasa la investigación existente acerca de los efectos de la relación alumnos / espacio en el aula. Las recomendaciones sobre el número de alumnos van desde los 25 a 40 por aula, según circunstancias, y las más novedosas que sugieren diferentes tipos de espacio / aulas adaptables para acoger grupos de 7/12, 20/25 y de 40 a 200 según las actividades a realizar en cada caso y los grupos consiguientes necesarios, atendiendo a las normas del trabajo en grupo. Pero no existen apenas datos experimentales sobre el asunto.

De los escasos resultados procedentes de situaciones reales de clase (con sitio sin definir, falta de ventilación, olores, etc.) cabe deducir que una alta densidad produce efectos no deseados, como insatisfacción, nerviosismo, menor interacción social y aumento de agresividad. Además, para las clases en las que predominan las actividades centradas en el alumno, grupos pequeños, centros de interés, etc., los inconvenientes crecen de manera preocupante a medida que aumenta la densidad.

  1. La distribución de estudiantes y profesores en el aula.

Los estudiantes más interesados se sientan más próximos o cerca del profesor, mientras que los menos motivados se aproximan a las puertas de salida o hacia atrás, tanto como les es posible.Estudios de observación en clases coinciden en describir una mayor participación de los estudiantes de adelante y del centro sobre todo en primaria y secundaria. En estas zonas se concentra sobre todo la interacción verbal profesor – alumno. Esta área de la clase se denominó, por varios autores, “zona de acción”.

El fenómeno “zona de acción” será menos prevalente en la clase en la que el profesor esté menos atado a la posición frontal y, reconociendo el impacto de la proximidad, realice el esfuerzo de interactuar con los estudiantes situados en las zonas restantes.

  1. Las clases sin ventanas.

Quienes defienden esta innovación citan la liberación del calor excesivo, del resplandor, de la distracción, el mayor espacio para almacenamiento, encerados, mapas, etc…, hasta la eliminación del posible vandalismo y la oportunidad de una más flexible disposición de la clase, etc., como argumentos a su favor. Por otro lado las críticas hablan de la falta de acceso natural al mundo externo y del peligro de reacciones claustrofóbicas.

Según diversas investigaciones, la ausencia de ventanas no parece causar demasiado impacto sobre los estudiantes.

Otros estudios no encuentran diferencias significativas en los tests de aprovechamiento, calificaciones medias ni en informes sobre la salud de estudiantes entre grupos controlados, con y sin ventanas. Así, se sugiere que las escuelas sin ventanas sean usadas con precaución, puesto que no han sido evaluados aún sus posibles efectos a largo plazo.

  1. El ruido.

Los ruidos interfieren en las tareas intelectuales. Slater (1968) asegura que mientras que ruido de aproximadamente 100 decibelios causaba algún deterioro en la realización de tareas, otros ruidos menores no sólo no lo causan, sino que probablemente son positivos para las mismas. Un nivel normal de ruido no prolongado no afecta significativamente la tarea escolar.

Lo que claramente resulta perjudicial es el ruido perturbador, que suele ser el producido por la resonancia y por los golpes secos. Para paliar este tipo de ruidos se recomienda utilizar como principal material amortiguador la moqueta, especialmente efectiva porque elimina el ruido más desagradable, el golpe seco.

  1. La iluminación de las aulas escolares.

En el diseño de sistemas de iluminación para aulas escolares, se insiste modernamente en la necesidad de conjugar los criterios de actuación visual y confort visual. Se trata, en definitiva, de explotar productivamente la luz como elemento facilitador de las tareas visuales de alumnos y profesores y reducir la fatiga asociada a toda actividad intelectual.

La mayor o menor visibilidad está relacionada con la luminancia (luz que realmente percibe el ojo), la iluminancia (luz que reciben las superficies) y la reflectancia (capacidad reflectora de una superficie). Entre los factores que afectan a la visibilidad, el deslumbramiento es uno de los más importantes. El deslumbramiento puede originarse por la existencia de una potente fuente luminosa en el campo visual o por reflexiones en las superficies. Para disminuir los efectos deslumbrantes de ventanas y lámparas el mejor procedimiento consiste en reducir la luminancia de estas fuentes en la dirección en que más deslumbramiento producen. Para evitar las reflexiones deslumbrantes se aconseja la utilización de libros, cuadernos, etc., de papel mate.

  1. Equipamiento de los espacios lúdicos

Han de tener elementos que sirven de estímulo para los alumnos, dependiendo de la edad. Las instalaciones para la zona de recreo se pueden animar con:

Los espacios naturales hay que integrarlos en el espacio lúdico así como instalaciones deportivas, pero estas no limitarlas sólo a los deportes de masa sino a otros tipos de deportes menos conocidos o practicados como tenis de mesa, etc.

  1. Cambio en la configuración del centro

Para la distribución y el aprovechamiento de los espacios escolares se hace necesario un mínimo de coordinaciones y planteamientos comunes en los propios centros de integración. Las decisiones en cada uno de los niveles de concreción en el diseño del currículo (M.E.C., 1989: 27-28): Diseño Curricular Base, Proyecto Cunnicular de Centro y Programaciones de Aula, son compentencias de organismos, equipos y personas, respectivamente. Se pueden considerar algunos niveles de coordinación que permitan resolver los problemas de la distribución y aprovechamiento del espacio escolar.

Un primer nivel, es responsabilidad de la Administración educativa en aquellos aspectos referidos a las construcciones escolares, al mobiliario, a los equipos y materiales didácticos, etc. En un segundo nivel, nivel de competencia del centro educativo, se hace indispensable establecen criterios de actuación comunes para la distribución y destinación de los espacios de todo el centro, criterios que faciliten la labor de todos los docentes, del profesorado de apoyo y de los equipos y servicios psicopedagógicos.El tercer nivel es responsabilidad del profesorado del aula en cuanto a la distribución y disposición de los diferentes elementos del espacio del aula.

Si las intenciones educativas del centro van orientadas a la adecuación de las características del espacio a las necesidades del alumnado, respetando de este modo, la normalización como principio de acción, no cabe duda que debe existir un primer nivel de coordinación y mutua correspondencia entre los dos últimos niveles, es decir, entre el Proyecto Curriculan de Centro y las Programaciones de Aula, y, en definitiva un trabajo en equipo de todo el profesorado del centro. Desde mi punto de vista, éste es el nivel de coordinación más importante en la práctica educativa de los centros de integración.

La coordinación entre el centro educativo y la Administración constituye un segundo nivel de coordinación. En la organización y distribución del espacio escolar en los centros de integración emergen problemas y necesidades en cuanto al tamaño y capacidad del centro, los recursos mate ríales o equipamiento del centro, los obstáculos que impiden la salida o el acceso) a la escuela que son competencias de la administración central o de las comunidades autónomas.

Las adaptaciones curriculares son las distintas modificaciones que se realizan en los elementos del curriculum ordinario o común para dar respuesta a los sujetos con necesidades educativas especiales. Estas modificaciones han de realizarse o bien en los elementos básicos del currículo (objetivos y contenidos, metodología, actividades, evaluación) o bien en los elementos de acceso al mismo (recursos humanos, recursos y materiales didácticos específicos). Las adaptaciones curriculares forman un continuum de menor a mayor significatividad y son relativas y cambiantes, estas características están en consonancia con el continuum de necesidades educativas (temporales y permanentes y con el carácter relativo de las necesidades educativas especiales. Con estas premisas, la respuesta a la diversidad desde el currículo nos conduce a los siguientes niveles de adaptación curriculan, en orden creciente de especificidad:

Tanto las adaptaciones en los elementos de acceso como las que se realizan en los elementos básicos pueden darse en los distintos niveles de adaptación curricular contemplados (centro, aula e individual), si bien con un peso distinto. En los dos primeros niveles de adaptación, el espacio escolar, como espacio de prácticas educativas y sociales, ha de ser estudiado y modificado para posibilitar la puesta en práctica del proyecto curricular.

Observamos, pues, que el proceso de adaptación cunicular ha de realizarse en el mismo sentido que hemos indicado en los niveles de coordinación.

Reorganización del espacio

Adaptabilidad Grado N°.1

 

Para la disposición de los mobiliarios se llevó a cabo la reorganizó del mobiliario existente, introducción de mobiliario nuevo y la utilización de nuevas estrategias didácticas

      1. La configuración de los centros educativos en sus características espaciales básicas

Hay un conjunto de elementos que determinan la distribución básica del espacio escolar. Estos son las propias dimensiones del centro, las etapas educativas que imparte, el medio en el que está inmerso, etc. A partir de estos datos, los centros tienen una estructura básica, que se puede modificar a partir de los requerimientos del proyecto educativo y curricular.

Las variaciones del espacio según la etapa educativa responden a la necesidad de adaptar convenientemente las estructuras, los equipamientos y los materiales didácticos a la edad y, por lo tanto a las actividades que desarrollan los alumnos y alumnas.

La ordenación del espacio de un centro debe adaptarse a la realidad concreta de su medio más cercano. Una política homogeneizadora, que aplique los mismos criterios en las zonas rurales, en las urbanas o semiurbanas, no dará respuesta a las necesidades diferentes que cada una de estas situaciones implica.

      1. El espacio escolar en el contexto de la reforma

Algunos de los cambios que se plantean con relación a la organización del espacio son los siguientes:

En una escuela con una multiplicidad de espacios que pueden ser educativos, el aula propiamente dicha ha perdido la exclusividad que tenía en otros momentos. Con la aparición de los lugares comunes y polivalentes, se han configurado unos centros educativos pensados para crear situaciones de aprendizaje en los alumnos y alumnas y, por lo tanto, con espacios adecuados a las necesidades del conjunto de dichas situaciones y procesos. La concepción abierta del espacio escolar, ha transformado la imagen rígida del aula y ha propuesto pensarla desde un punto de vista más amplio. Sin embargo, el aula sigue siendo un espacio, delimitado físicamente, con unas funciones específicas educativas y formativas. El aula es un lugar de convivencia e intercambio educativo, alrededor del cual gira un porcentaje muy importante de la actividad de los estudiantes.

      1. El proceso educativo en el aula.

El aula debe ser el “lugar de encuentro con los otros”. Para conseguirlo, el clima que se respira en el aula, el ambiente, los equipamientos deben facilitar el conocimiento de todas las personas del grupo y el acercamiento de unos hacia otros. La coexistencia en una misma aula de un grupo determinado homogéneo, ha de hacer factible la construcción de una clase como grupo humano cohesionado con objetivos, metas e ilusiones comunes.

El aula, debe sugerir una multiplicidad de acciones educativas y formativas en un sentido amplio. El aula, debe estar abierta al mundo que la rodea. Hay que buscar escenarios distintos, ya sean construidos o naturales, en la propia escuela o apropiándose de espacios cercanos, siempre de acuerdo con las tareas emprendidas y con los objetivos que se persiguen. Debe ser un espacio acogedor. También tiene que ser un lugar distinto y peculiar. Un espacio que pueda ser construido activamente por todos los miembros del grupo que acoge, en el que se puedan reflejar sus peculiaridades y su propia identidad.

El planteamiento flexible que propone la reforma, nos lleva a una concepción del trabajo en el aula que ha de romper el esquema clásico de explicación, preguntas y trabajo individual.

Las modificaciones de los espacios del aula pueden cambiar positivamente los rendimientos y los comportamientos de los alumnos. El aula debe ser un lugar abierto.

      1. La disposición de los alumnos en clase.

El profesorado, por lo general es el que dispone la distribución de las alumnas y alumnos y el que decide según su parecer, cuál es la mejor distribución. La distribución de los alumnos y alumnas en la clase y su relación con el profesor o profesora representa, casi siempre, una relación jerárquica. La disposición de los estudiantes favorece, en general, determinadas actitudes de trabajo y rendimiento escolar. Si nos referimos al grupo clase normal, esta disposición tiene muchos modelos que resumiremos en tres:

Las estructuras unidireccionales y opuestas entre alumnado y docente, tienden a favorecer unas actividades individuales, competitivas y homogéneas. En cambio una estructura bidireccional que integre elementos formales e informales, favorece la opcionalidad del alumno, trabajos cooperativos, trabajos en grupo y hace posible actividades distintas pero simultáneas. La disposición de los alumnos y alumnas no ha de ser siempre la misma y debe depender de la relación que queramos establecer o dar prioridad en un momento determinado. Lo ideal sería poder combinar no sólo la disposición de los estudiantes sino su número o el número de profesores y profesoras que dirigen una actividad concreta.

      1. Los espacios comunes polivalentes

La necesidad de contar con un material especializado y la posibilidad que éste pueda ser utilizado por diferentes niveles, ha llevado a la creación de aulas especializadas, de uso común, en los centros educativos. El primer problema que se plantea es que todos los centros no pueden tener todas las aulas especializadas que necesitan. El segundo problema que se plantea es si el material especializado debe estar en el aula especializada o puede estar en la clase. La biblioteca del aula, debería poder especializarse y ser más flexible que la biblioteca general. El ordenador en el aula es la manera más sencilla para practicar y entender su carácter instrumental.

Las dotaciones de las aulas especializadas deberían tener la flexibilidad suficiente para ser trasladables.

Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. Administración y organización de un centro educativo. https://www.webscolar.com/administracion-y-organizacion-de-un-centro-educativo. Fecha de consulta: 25 de noviembre de 2024.

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