I- LOS PROBLEMAS DE LA FAMILIA
Al pasar la familia de la vida rural agraria a la vida urbana industrializada, pareció a veces estar a punto de desintegrarse. En el período que siguió a la Segunda Guerra Mundial, hubo autores que dieron la alarma bajo títulos tales como El hogar a la deriva, La suerte de la familia, ¿Debemos descartar la familia?, ¿Qué sucede con el matrimonio? y ¿Para qué sirve ya la familia? La familia sobrevivió al ajuste de la guerra y la prosperidad de la década del 20, a la depresión del 30, así como a la Segunda Guerra Mundial y a la prosperidad mucho mayor de las décadas del 40 y del 50. Los autores ya no temen su desintegración, pero reconocen los cambios que se han producido. Algunos de los cambios parecen haberse estabilizado por lo menos temporalmente; otros están todavía en proceso de ajuste. Muchas discordancias que todavía existen dentro de la familia y entre la familia y otras partes de la organización social son cuestiones de gran interés público.
A. El proceso de desintegración
Ese distanciamiento, esa negación del matrimonio como relación mutua y fuente de dicha, es el comienzo de la desintegración.
Algunos de los indicios más obvios de ellos son las disputas seguidas de la reconciliación; las separaciones temporales, realizadas a veces so pretexto de visitas a amigos o parientes; o peticiones de divorcio que son retiradas y vueltas a presentar.
II- CRISIS EN LA FAMILIA
Se entenderá “crisis” un estado de cosas en el que es inminente un cambio decisivo en un sentido o en otro”. Puede ocurrir como resultado que las cosas mejoren o empeoren. Se produce una crisis cuando una tensión afecta a un sistema y requiere un cambio que se aparta del repertorio usual del sistema. Cuatro tipos de crisis, clasificadas de acuerdo a la naturaleza de la tensión que las caracteriza:
a. Crisis por desgracias inesperadas: muerte, catástrofes naturales, problemas económicos serios, otros. Lo importante aquí es que la tensión es obvia y surge de fuerzas ajenas a la familia.
b. Crisis de desarrollo: son universales y previsibles. Ocurren en respuesta a las etapas normales del desarrollo, la clase de cosas que todos deberíamos esperar y para las que deberíamos estar preparados. Surgen a raíz de factores biológicos y sociales más que de la estructura familiar: matrimonio, hijos, envejecimiento, entre otros. En cada etapa del Ciclo Vital de la familia es inevitable una crisis de algún tipo. Estas se dan cuando la estructura familiar parece incapaz de incorporar la nueva etapa del desarrollo.
c. Crisis de desvalimiento o de cuidador: ocurre en familias en las que uno o más de sus miembros son disfuncionales y dependientes. Cuando una familia depende de agentes externos, (niñera, enfermera, terapeuta, otros), está sujeta a tensiones impredecibles que surgen de fuerzas que escapan a su control.
d. Crisis Estructurales: en éstas, el factor tensionante surge de la misma estructura familiar. La tensión puede ser manifiesta, pero en general es oculta. Son crisis concurrentes en las que se exacerban de manera regular determinadas fuerzas dentro de la familia. Son fundamentalmente una exacerbación de una pauta intrínseca (familias con miembro alcohólico o adicto, familias con violencia, intentos de suicidio, huidas, etc).
e. Que una situación tensionante desemboque o no en una crisis dependerá de:
– Cómo sea percibido el evento estresante por la familia.
– Los recursos y apoyos; sociales con que cuenta la familia. Estos recursos pueden incluir características socio-demográficas de la familia, nivel de salud, recursos psicológicos, etc.
– Los mecanismos de enfrentamiento que utilice la familia frente a la situación.
III- CONFLICTO Y ADAPTACIÓN EN EL MATRIMONIO
La adaptación es una secuencia de respuestas de comportamiento que resuelve una necesidad percibida. Mientras una persona sólo necesita considerar su propia individualidad cuando se adapta -por ejemplo, beber cuan¬do tiene sed o dormir cuando está fatigada- el proceso de adaptación es bastante directo.
Pero cuando participa otra persona, deben contemplarse las necesidades de ambos; y lo que es adaptación para una bien puede implicar privación para la otra. El consiguiente conflicto de las necesidades de cada individuo puede originar una multitud de problemas conexos y las relaciones entre ambos. Así, cuando hablamos de una adaptación conyugal “eficaz” nos referimos a la resolución de este conflicto y a la mutua satisfacción de las necesidades”.
a. Conflicto interno
Desde el punto de vista psicológico, hay dos categorías de conflicto conyugal interno y externo, si bien este tipo de problema se manifiesta invariablemente en varios niveles y pese a que suele implicar elementos interactuantes de ambas categorías. El conflicto interno se denomina así porque sólo una persona siente las dos necesidades contrarias que originan el conflicto, a pesar de que éste afecta a los dos miembros de la relación.
Por ejemplo, se suscitará conflicto interno en una esposa que desea:
1) complacer al marido copulando con él; pero también quiere
2) controlar y, por lo tanto, dominar al marido evitando la participación sexual, con lo cual utilizará su sexualidad femenina como instrumento de negociación en la lucha
3) El conflicto externo implica dos necesidades contrarias que se manifiestan en la relación entre dos personas y no en una sola. Una persona quiere lo que la otra rechaza, por ejemplo, la ventana abierta durante la noche, una comida vegetariana, un hijo. Si una esposa desea tener abierta la ventana durante la noche y el marido pretende cerrarla, se manifiesta un conflicto externo de necesidades. Para que el marido se adapte bien física,ente es decir, para que no pase frío la mujer debe adaptarse insatisfactoriamente.
b. Conflicto externo
Un conflicto externo puede resolverse de cuatro modos:
1) mediante una decisión unilateral y autoritaria el marido quiere la ventana cerrada y cierra;
2) mediante una aceptación tolerante del reclamo del otro, al margen de la necesidad que uno mismo experimenta (“Lo que tú digas, querida”);
3) mediante un compromiso interno, con lo cual el conflicto externo se convierte en conflicto interno de uno de los cónyuges o de ambos, y por lo tanto en la decisión de cualquiera de los esposos de sacrificar la satisfacción inmediata de las necesidades para obtener lo que percibe como una satisfacción más importante, es decir, la satisfacción de la necesidad del otro;
4) la resolución del problema con espíritu creador, en la cual la pareja delimita y examina el conflicto, y luego acuerda una solución creadora. Por ejemplo, la ventana permanece abierta, pero el matrimonio decide adquirir una frazada eléctrica con controles dobles.
El conflicto conyugal interno y externo es inevitable, pues la interacción que se da en una relación de pareja pone en juego innumerables necesidades y roles y variables personales y fisiológicas que deben satisfacerse, exigen reciprocidad y requieren atención día tras día y año tras año. Salva las satisfacciones físicas más sencillas, la mayoría de las formas conyugales de adaptación dependen hasta cierto punto de la satisfacción de las necesidades del otro, y es demasiado pretender que las necesidades de los dos cónyuges coincidirán siempre.
IV- LA FUENTE DEL CONFLICTO EN EL MATRIMONIO
a. Respuestas de adaptación al conflicto conyugal
No existe un modelo único de matrimonio feliz o bien adaptado; lo que una pareja considera una respuesta razonablemente satisfactoria de adaptación al conflicto conyugal, para otra puede ser inaceptable y equivalente al fracaso. Una adaptación “eficaz” es simplemente la que acarrea, en beneficio de ambos cónyuges, más satisfacción que la surgida de una “mala adaptación”. Las necesidades conyugales están interrelacionadas; el marido que llevado por el hambre come cualquier cosa en un restaurante hacia el final de la tarde y por lo tanto no puede ingerir la cena que le preparó la esposa.
Quizás el principal elemento de la adaptación conyugal eficaz sea la buena voluntad de los esposos. Si han establecido y procuran mantener una relación primaria viable e íntima, en la cual se otorga a cada individuo más importancia que a cualquiera de las funciones que él puede desempeñar, la resolución de conflictos y la adaptación adecuada serán concomitantes rituales. Este reconocimiento del compañero de pareja se manifiesta en muchos niveles, verbales y no verbales, físicos y psicológicos.
b. El fracaso del Matrimonio
El fracaso definitivo del matrimonio generalmente responde a una multiplicidad de factores, y los hilos de la enmarañada madeja del conflicto están uno; gran parte de nuestros clientes tienen entre 20 y 35 años, y entre ellos están representados todos los sectores religiosos, con predominio de los protestantes.
V- CONFLICTOS FAMILIARES
En todo hogar se presentan conflictos y en algunos se tiene la ilusión de que pueden vivir sin esos conflictos. Hay que ser realista, los conflictos se tienen que presentar y no por esto la familia pierde su”felicidacl o la imagen de una familia unida; lo que importa es saber superar y solucionar los conflictos.
Cuando se va madurando en la vida familiar se descubre que éstos ayudan a crecer, llevan a una verdadera unión, hay aceptación y al poco tiempo se descubre que los mismos son valores del ambiente familiar.
a. Separación de los padres
Es un tipo específico de conflicto que afecta a toda la comunidad familiar, tanto en sus dimensiones educativas como en sus niveles socioculturales y éticos.
La separación de muchos matrimonios obedece al despliegue de dinamismos personales y de la misma relación de la pareja que se ven condicionados, cuando no influidos, por algunas de las denominadas presiones sociales. Sin descartar el influjo de la denominada crisis de valores, de cuya hondura y etiología pueden hablar mejor los sociólogos y los moralistas, existen causas que llevan a la separación matrimonial por haberse roto vínculos de amor que son los lazos permanentes de la vinculación humana de los cónyuges. En este encuadre tiene lugar el enfoque psíquico de la separación de los padres como conflicto que afecta a no pocas familias.
Personalmente opino que de muy poco van a servir todos los intentos de ayuda y orientación que se ofrezcan al matrimonio en conflicto, si no se plantea, mucho antes y con mayor profundidad interdisciplinario, la formación de hombres y mujeres capaces de entender cuanto supone emocionalmente el compromiso queda estabilidad y permanencia a la relación matrimonial.
b. Causas emocionales de la separación
Las causas emocionales de la separación son:
1. Por reestabilización adulta: Se trata de todo un replanteamiento de la vida personal en el contexto vital de sus múltiples relaciones.
2. Por desajustes entre el Yo – Tú conscientes y el Yo – Tú inconscientes de los cónyuges: Constituye esta raíz el fenómeno del desajuste de las personalidades profundas no manifestadas antes del contrato y puestas de relieve conforme aparecen nuevas necesidades y nuevas exigencias, tanto en los niveles somáticos como en los afectivos.
3. Por rotura del matrimonio simbiótico: La simbiosis de tales parejas hace que aparezca una relación que apoya la identidad con el cónyuge por identificación entre éste y un progenitor gratificador y gratificante.
4. Por necesidad de obtener una separación a nivel intrapsíquico: Las personas motivadas por esta raíz no buscan la separación de un otro real, sino de otro personalización de objetos parciales inaceptables, ya sean dentro del sí mismo, ya sea como imagen especular de un otro no aceptado y vivido en figuras anteriores de la vida del sujeto. Es una consecuencia de la proyección inconsciente de lo que no se acepta o no se quiere de uno mismo.
5. Por transformación del objeto amoroso en objeto persecutorio: La gratificación que proporciona el objeto amoroso se convierte en raíz de frustración, castración, control sádico, factor limitante, causa de regresiones. En la aparición del objeto persecutorio se recrudecen todas las fantasías infantiles no saneadas y las necesidades adultas regresan al nivel de necesidades infantiles insatisfechas y tendentes a una realización compulsiva cargada de neurosis.
6. Por falta de salud mental en la comunicación que hace enfermiza o patológica la relación: No supone este planteamiento la existencia de un yo patológico en cualquiera de los miembros de la pareja Lo que esta enfermo, o, al menos, amenazado de enfermar, es el tipo de comunicación que se ha establecido.
7. Por incapacidad psíquica de amar: Planteamiento que no está carente de elementos polémicos y conflictivos en el enfoque actual de las cosas. Hasta ahora puede declararse nulo un matrimonio afectado por la denominada impotencia coeundi que se limita a diagnosticar la incapacidad física y genital para la unión conyugal.
VI- LA CRISÍS DE LA FAMILIA
¿Hay crisis en la familia? He aquí, de entrada, la pregunta que más se repite cuando alguien afronta el tema familiar desde cualquier perspectiva. Con otras palabras: ¿La familia está en crisis?, ¿cómo es tal crisis si es que existe?…
Quisiera evitar, de entrada, cuanto aparezca como pesimista puesto que todos anhelamos encontrar puntos que apoyen la esperanza y sugerencias que refuercen el poco o mucho optimismo que debe tenerse ante problemas serios. Pero el intento, enraizado en un talante personal que califico de esperanzado y confiado en la persona humana y en cuanto en ella juega un papel importante, no siempre resulta airoso porque lo que veo cada mañana y escucho cada tarde parece ensombrecer cualquier chispa positiva. Lo que se da con mayor frecuencia en la consulta es un panorama cuajado de “crisis”, de “problemas”, de “tensiones”.
a. ¿Ha muerto la familia?
Afirmó en 1973 que sí. La familia no ha muerto; Lo que ha muerto ha sido una cultura sin que haya nacido. Lo que tal vez esté muriendo y esto sí hay que decirlo, es un tipo de familia. Porque lo que muchos pretenden que no cambie apoyándose en que la familia tradicional es inmutable, no tiene nada que ver con la familia de hace 30 o 60 años. Y es que la familia ha cambiado ya. Nuestras familias de hoy se parecen muy poco a las que nos vieron nacer a nosotros
b. ¿Dónde reside la verdadera crisis?
Hay dos problemas completamente distintos: los problemas y crisis de la familia y los problemas y crisis de la pareja. En estas situaciones, que pueden adoptar diversas formas según combinaciones inacabables, no está en crisis la familia, sino una parte de la misma.
c. ¿Qué interrogantes preocupan más a la familia actual?
Hay muchos e importantes interrogantes, pero también, aquí hay que seleccionar los temas a los que se refiere la mayoría.
– El tema de la comunicación
– El tema de la autoridad en crisis.
– El tema de la transmisión de valores.
– El tema de cómo entender a los hijos.
El tema de la comunicación: Es un tema amenazado en la familia actual, pero sin caer en lo fácil y tópico de cargar toda la culpa sobre la presencia y mal uso de la televisión que rompe el diálogo intrafamiliar. La televisión sirve de tapadera o coartada para decir que no hablamos por ella. Para mí la no comunicación en la familia está en otros aspectos. Comunicarse es comprometerse y comunicarse de edad es abrir la propia vida y la propia personalidad”.
El tema de la autoridad: Hace tiempo me preguntaban en una entrevista “¿quién manda en la familia?” No es fácil responder porque el tema está muy diluido ya que existe una autoridad mal ejercida y hay también una autoridad abandonada. El abandono de fa autoridad tiene una honda raíz en el temor a perder a los hijos si se ejerce con todas sus consecuencias.
VII- CAUSAS DE LA CONFLICTIVIDAD MATRIMONIAL.
En este primer capítulo vamos a iluminar la conflictividad matrimonial desde el estudio de las causas psicológicas que motivan mediata o inmediatamente tales conflictos. Estos llevan en muchos casos a la ruptura del matrimonio (con un cauce u otro: separación, divorcio, declaración de nulidad, ruptura de hecho sin más, etc.) y, en cualquier caso, a desavenencias, desajustes, etc. Desde luego, en las causas que a continuación vamos a señalar se da una gravedad variable, y así lo señalaremos, pero creemos que todas revisten importancia; muchas veces de la suma o acumulación de pequeñas causas o motivaciones surge un conflicto grave y hasta irreparable.
a. Inmadurez individual y/o de la pareja
Muchas parejas fracasan por falta de madurez psicológica suficiente en uno” de ellos, en los dos, o en la pareja en cuanto tal. La inmadurez, pues, está muchas veces en función de la edad con que se contrae matrimonio (no hay una edad ideal, pero es claro que hay edades prematuras), de las características psicológicas individuales, del momento por el que uno está pasando, de la educación recibida, las experiencias vividas, la mayor o menor estabilidad y equilibrio, el autocontrol y dominio de sí, la capacidad de asumir responsabilidades, la ausencia de dependencias fuertes, etc. Si uno de los dos es inmaduro psicológicamente, el problema se presenta, y éste es más grave cuando falta a ambos la madurez suficiente.
b. Infidelidad
La infidelidad evidentemente está en la base de la ruptura de muchos matrimonios, sobre todo cuando se trata no de algo esporádico sino de algo que ha afectado más profundamente a la persona y a su comportamiento. En este sentido hemos de señalar que todavía, injustamente, hay más predisposición (incluso en la mujer, debido a la educación recibida, presiones ambientales, etc.) a perdonar la infidelidad del esposo que la de la esposa. Psicológicamente en la base de una infidelidad que haya llegado a hacerse habitual suele haber algún problema perso¬nal y/o conyugal más grave, que es el que la está provocando. Y a él habría que llegar si se quiere arreglar el conflicto.
c. Malos Tratos
Los malos tratos, la conducta violenta son también causa de gravísimos conflictos y, desde luego, rupturas. Incluso hemos de decir que a nadie se le puede pedir que estoica y heroicamente aguante situaciones de ese estilo; y ello en nombre de nada ni de nadie. Digamos lo mismo de problemas como el alcoholismo, la drogadicción, etc., que engendran conductas asociales y, en cualquier caso, difíciles para convivir. Naturalmente, algunos de estos casos podrán ser tratados, en lo que tienen de enfermedad, con la terapia adecuada, y hasta podrá haber éxito. Pero nadie negará que violentan la convivencia matrimonial y en la mayoría de los casos la hacen imposible.
d. Problemas económicos
Los problemas económicos, en fin, pueden distorsionar por completo la vida del matrimonio. No es raro que un matrimonio vaya bien mientras no hay problemas de tipo económico, y que todo se venga abajo apenas se presenta alguna dificultad seria de esta índole.
Es también frecuente que en tales situaciones algunos esposos se echen mutuamente las culpas, más o menos veladamente, y que la agresividad acumulada por tales problemas la canalicen inadecuadamente el uno contra el otro. Lo mismo diríamos de cualquier otra clase de problemas que pueden presentes.
VIII- INFLUENCIAS PSICOLÓGICAS DEL CONFLICTO MATRIMONIAL EN LOS HIJOS
Toda conflictividad entre los padres influye en los hijos, incluso cuando éstos tratan de ocultarlo a los mismos, porque hay todo un ambiente que se respira y se palpa. Aquí vamos a referirnos más directamente, por ser un tema bastante importante y decisivo, a los conflictos que terminan de hecho en ruptura matrimonial, se canalice esta de una u otra manera.
a. Los datos, limitaciones y delimitaciones
A finales de abril de 1983 el Presidente del Tribunal Supremo de España presentó un Informe Sociológico y Jurídico sobre la Aplicación de la Ley del Divorcio en nuestro país, informe que abarca un ciclo completo de su aplicación, durante el año 1982. Son los últimos datos poseemos.
b. Repercusiones psicológicas en los hijos
La razón fundamental por la que el divorcio tiene tanta, importancia desde el punto de vista psicológico es por sus repercusiones en los cónyuges y, sobre todo, en los hijos.
Algunas repercusiones son:
– Miedo generalizado a todos y todo;
– Regresiones a etapas anteriores de su desarrollo psicosomático;
– Tendencias a las fantasías de tipo macabro;
– Confusión y desconcierto;
– Reemplazamiento del padre o la madre por otra persona, un familiar adulto, un profesor o profesora, etc;
– Frecuente negativa a aceptar el hecho de la separación de los padres negando la evidente realidad;
IX- FORMAS DE VIOLENCIA CONTRA EL NIÑO EN LA FAMILIA
a. Formas de violencia
Las formas de violencia que pueden ejercerse en el interior de la familia, y que yo pretendo destacar aquí, no tienen nada que ver con esas otras clásicas de malos tratos, castigos injustos, correcciones inadecuadas, etcétera, que tanto alarma. Las que se detectan en un consultorio relacionado con problemas y conflictos de la familia son más sutiles y, por ello mismo, más difíciles de detectar y desenmascarar.
b. Algunos ejemplos
– Padre que pretende el tratamiento de un hijo presentado como homosexual con el deseo de estar presente en la terapia del hijo o, al menos, la posibilidad de grabar las sesiones de terapia para mejor seguir la evolución del propio hijo; en el fondo se trata de un padre homosexual que no quiere afrontar su propio problema y lo vuelca sobre el hijo, haciéndole pasar por tal antes que enfrentarse con el cambio de su conflicto personal. Aquí estimo hay una violencia contra el hijo.
– Pareja que se empeña en que el hijo no es normal, cuando en realidad lo es, aunque como reacción al ambiente familiar tenso ha estructurado un comportamiento sintomático en forma de síndrome hiperkinético, que ha evolucionado favorablemente al tratar a la pareja, haciéndole aceptar sus propios conflictos y dejar al hijo en paz. Aquí, hasta dar tal paso, había otra forma sutil de violencia con el hijo.
– Familia que trae a un hijo por intento de suicidio y de cuya terapia familiar se concluye que el problema del hijo es un eslabón más de una cadena en la que los hermanos mayores tuvieron episodios distintos, pero originados por la misma dinámica de huida y rotura violenta de vínculos no aceptados (huida de la hermana mayor, rebeldía de las dos siguientes, intento de suicidio de éste). En cada época de la vida de este matrimonio hubo un problema porque la existencia de un problema era el único vínculo que explicaba por qué este hombre y esta mujer permanecían viviendo juntos. Cuando han comprendido que no saben estar solos sin el problema, han dejado de crear problemas en cada hijo. Aquí, mientras no hicieron consciente la raíz de sus múltiples complicaciones con los hijos, fueron causantes de formas de violencia ante los mismos.
X- CAMINOS PARA LA TERAPIA DE LOS CONFLICTOS CONYUGALES Y FAMILIARES
a. Implicación de la terapia conyugal y familiar
Después de estudiadas las diversas formas, personalmente apuntamos las que parecen más convenientes de cara a la terapia de los conflictos conyugales y familiares:
– La de apoyo, nos parece la más apta para este tipo de conflictos; si el problema de base, que provoca otros conflictos, es de carácter estrictamente psicológico, puede pensarse en otros métodos, en función de las características de la patología manifestada.
– La de grupo puede ser ocasionalmente aconsejable; en concreto, la familiar (aunque todavía no suficientemente introducida en España) puede rendir excelentes frutos en un futuro.
La familia no es esa célula de felicidad que los poderes públicos y la publicidad intentan acreditar. No es tampoco ese infierno en la tierra que algunos describen con complacencia. Naturalmente, hay mujeres esclavas de su trabajo que solamente desean una cosa: detenerse, descansar y tomarse tiempo para vivir. Para ellas, los discursos sobre la liberación por el trabajo resultan casi indecentes. Naturalmente, hay niños amurallados en un silencio terrible, incapaces de comunicarse con sus padres: el contacto se ha roto desde hace demasiado tiempo para que pueda establecerse un diálogo. También hay maridos que se comportan como explotadores de la mujer; y, naturalmente, existen padres dimisionarios que sólo se ocupan de sus hijos para las tareas nobles, sobremodo, cuando se trata de su hijo.
XI- SOLUCIONES EN LA FAMILIA
a. Comunicación entre adultos
En el intercambio que se establece entre el marido y la mujer, entre los padres y los hijos, lo que importa ante todo, es más bien la calidad que la cantidad.
La familia quizá no está naturalmente dotada para la felicidad, contrariamente a lo que se trata de hacer creer desde hace años. Los miembros de la familia deben tener una voluntad, cierto deseo de vivir junto sin atropellarse los unos a los otros para que la vida familiar resulte interesante y agradable.
b. Escuchar a los hijos
La atmósfera depende muy evidentemente de la disponibilidad de los padres para acoger lo que dice el hijo. Para escuchar de verdad y estar en condiciones de responder sería utópico y verosímilmente lamentable que los padres hicieran abstracción de sus preocupaciones, de sus dificultades. Muchos padres “aseptizan” la vida del niño para preservarlo durante el mayor tiempo posible de la realidad.
“Si al niño no” le gusta que lo escuchen con un solo oído porque hay prisa por volver a la lectura del periódico, o porque la receta de cocina exige una atención permanente, aprecia una conversación distendida haciendo otra cosa que quita a la discusión su carácter formal y se presta a veces más al intercambio porque se pueden decir cosas importantes sin que lo parezca.
Porque lo esencial con el hijo igual que con el cónyuge es, a menudo, estar allí en el momento adecuado, cuando el acontecimiento está todavía caliente o la cuestión viva. Hacer callar tiene siempre malas consecuencias, igual que puede suceder con el deseo de forzar la confidencia. Con los hijos, como muchos amigos o familiares, escuchar vale más que hablar, al menos mientras no haya sido pedida claramente una respuesta precisa. La actitud de escucha es ya en sí misma el medio para modificar muchos mensajes útiles al niño.
c. Medios que pueden solucionar conflictos
Los medios que pueden solucionar estos tipos de conflictos son los siguientes:
1. La serenidad y comprensión es el primer paso, la alteración al actuar puede conducir al caos.
2. Un diálogo abierto llevará a padres e hijos a la búsqueda de la verdad, a hacerse dueños de las circunstancias, a aceptarse mutuamente en pacifica convivencia.
3. La experiencia de los mayores, el grado de madurez ayudan a que los hijos descubran enfoques de situaciones nuevas que requieren planteamientos también nuevos. Los hijos comprenden que los años dan sabiduría y las sabias lecciones de sus padres tienen su valor. Los padres por su parte descubren en sus hijos grandes valores, son objetivos, críticos, inconformes, buscan la verdad, son de una sensibilidad social incalculable, rechazan la superficialidad y la falta de autenticidad, son enemigos del querer aparentar. Y esto es cuestionable en la solución de conflictos.
4. Reforzar el diálogo es el medio más eficaz para la solución de conflictos, se debe recordar; nadie es plenamente poseedor de la verdad, la verdad la encuentra en el otro y ese otro es cada uno de los miembros que integran la familia.
5. Corregir con amor, esto es, permitir que se expliquen motivos, causas que le llevan al error, saber perdonar, pero con energía exigir el cambio.
Citar este texto en formato APA: _______. (2010). WEBSCOLAR. crisis, causas, conflictos, formas de violencia y posibles soluciones en la familia. https://www.webscolar.com/crisis-causas-conflictos-formas-de-violencia-y-posibles-soluciones-en-la-familia. Fecha de consulta: 24 de noviembre de 2024.