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Diferentes tipos de trastornos en el hombre

Trastorno Obsesivo Compulsivo

 

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un tipo de trastorno de ansiedad. El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una enfermedad que hace que las personas tengan pensamientos que no desean (obsesiones) y que repitan ciertos comportamientos (compulsiones) una y otra vez. Todos tenemos hábitos y rutinas en nuestra vida cotidiana tales como cepillarnos los dientes antes de acostarnos. Sin embargo, para las personas con TOC, los patrones de comportamiento interfieren con sus vidas cotidianas. La mayoría de las personas con TOC saben que sus obsesiones y compulsiones no tienen sentido pero no las pueden ignorar ni tampoco frenar.

Las obsesiones son ideas, imágenes e impulsos que pasan por la mente de una persona una y otra vez. Una persona con TOC no desea tener estos pensamientos y los encuentra perturbantes, pero la persona no puede controlarlos. A veces estos pensamientos solo aparecen de vez en cuando y tan solo son levemente molestos. Otras veces, una persona que tiene TOC tendrá pensamientos obsesivos todo el tiempo. Los pensamientos obsesivos hacen que las personas que tienen TOC se sientan nerviosas y con miedo. Ellos tratan de deshacerse de estos sentimientos realizando ciertos comportamientos de acuerdo a “reglas” que ellos mismos elaboran. Estos comportamientos se llaman compulsiones. Los comportamientos compulsivos a veces también se llaman rituales. Realizar estos comportamientos usualmente sólo hace que las sensaciones nerviosas desaparezcan por un tiempo corto. Cuando el miedo y los nervios vuelven a aparecer la persona que tiene TOC repite la rutina nuevamente.

En muchas personas, el OCD comienza en la niñez o adolescencia. Si no obtienen ayuda, el OCD puede durar toda la vida. El OCD tiende a repetirse en las familias.

 

Algunas obsesiones y compulsiones muy comunes

Las siguientes son algunas obsesiones comunes:

  • Miedo a la mugre o a los gérmenes
  • Disgusto por los desechos o los líquidos corporales
  • Preocupación con el orden, simetría (balance) y exactitud
  • Preocupación de que una tarea no se haya realizado bien incluso cuando la persona sabe que no es cierto.
  • Miedo de tener pensamientos malos o pecaminosos
  • Pensar en ciertos sonidos, imágenes, palabras o números todo el tiempo
  • Necesita asegurarse continuamente de las cosas
  • Miedo de hacerle daño a un miembro de familia o amigo
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    Las siguientes son algunas compulsiones comunes:

  • Limpiar y arreglar, tal y como lavarse las manos, tomar baños o cepillarse los dientes una y otra vez
  • Revisar cajones, puertas y aparatos eléctricos para asegurarse de que están cerrados, con seguro o apagados
  • Repetir, tal y como salir y entrar por una puerta, levantarse y sentarse de un asiento o tocar ciertos objetos varias veces.
  • Ordenar y disponer cosas de cierto modo
  • Contar una y otra vez hasta cierto número
  • Guardar periódicos, correspondencia o empaques que ya no son necesarios
  • Buscar seguridad y aprobación continua
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    ¿Qué tan común es el TOC?

    Por muchos años se pensó que el TOC era raro. Algunos estudios recientes demuestran que puede haber tanto como tres millones de estadounidenses entre los 18 y los 54 años de edad con TOC en cualquier momento específico. Esto es aproximadamente 2,3% de la gente en este grupo de edad. El TOC afecta los hombres y las mujeres de igual manera.

    Los investigadores piensan que tal vez los circuitos cerebrales no funcionen adecuadamente en las personas con TOC. Tiene una tendencia familiar. Con frecuencia, los síntomas comienzan en la infancia o la adolescencia. Los tratamientos que combinan medicinas y terapia suelen ser eficaces.

     

    ¿Como se obtiene el TOC?

    Nadie ha encontrado una causa específica y comprobada para el TOC. Algunas investigaciones muestran que tiene que ver con las substancias químicas en el cerebro que se encargan de llevar mensajes de un nervio al otro. Una de estas substancias químicas llamada serotonina ayuda a que las personas no repitan los mismos comportamientos una y otra vez. Una persona que tiene TOC puede no tener suficiente serotonina. Muchas personas que tienen TOC pueden funcionar mejor cuando toman medicamentos que aumentan la cantidad de serotonina en su cerebro.

     

    ¿Existen otras enfermedades asociadas con el TOC?

    Las personas que tienen TOC con frecuencia tienen otros tipos de ansiedad tales como fobias (miedo a las arañas o a volar) o ataques de pánico. Las personas que tienen TOC también pueden tener depresión, trastorno de atención con hiperactividad (TDAH), un trastorno alimentario o un trastorno del aprendizaje tal y como la dislexia. Tener uno o más de estos trastornos puede hacer que el diagnóstico y tratamiento sea más difícil, por lo tanto, es importante hablar con su médico acerca de cualquier síntoma que usted tenga incluso si siente vergüenza al hacerlo.

     

    ¿Cuál es el tratamiento para el TOC?

    Existen varios medicamentos disponibles para tratar el TOC. Estos medicamentos incluyen: clomipramina (nombre de marca: Anafranil), fluoxetina (nombre de marca: Prozac) sertralina (nombre de marca: Zoloft), paroxetina (nombre de marca: Paxil) y fluvoxamina (nombre de marca: Luvox). Estos medicamentos pueden causar efectos secundarios tales como resequedad en la boca, náusea y somnolencia. Algunas veces también afectan el funcionamiento sexual de una persona. Puede tomar varias semanas antes de que usted vea mejoría con respecto a su comportamiento.

    La terapia conductual también puede utilizarse para tratar el TOC bajo el cuidado de un terapeuta entrenado. En terapia conductual la gente se expone a situaciones que causan o desencadenan sus obsesiones y ansiedad. Luego, se les incentiva a no realizar los rituales que usualmente les ayudan a controlar sus nervios. Por ejemplo, una persona que está obsesionada con gérmenes se motiva a usar un baño público sin lavarse las manos más de una vez. Para usar este método una persona que tiene TOC tiene que ser capaz de tolerar los niveles altos de ansiedad que esto puede generar.

     

    Para recibir ayuda debe realizar lo siguiente:

     

    Trastorno Disocial

     

    El Trastorno Disocial se refiere a la presencia recurrente de conductas distorsionadas, destructivas y de carácter negativo, además de transgresoras de las normas sociales, en el comportamiento del individuo. Este trastorno supone un problema clínico importante por sus características intrínsecas – implica un desajuste social-, sus posibles consecuencias – una parte importante de los niños/as que lo padecen mostrará algún tipo de desajuste en la edad adulta- y por su frecuencia – es el más comúnmente diagnosticado.

    El rasgo principal del Trastorno disocial es, según el DSM-IV, “un patrón de conducta persistente en el que se transgreden los derechos básicos de los demás y las pricipales normas sociales propias de la edad”. El trastorno causa además un deterioro del funcionamiento a nivel social, acádemico y/u ocupacional clínicamente significativo. La simple aparición de estas conductas no es, sin embargo, criterio suficiente para la emisión del diagnóstico, ha de existir un deterioro significativo en el ajuste del individuo, y se ha de considerar el entorno en el que se dan estas conductas. Existen ciertos ámbitos, como el carcelario, las guerras, las pandillas juveniles, etc., en los que estos patrones inadaptados de conducta social, son la respuesta “normal” y por tanto resultan admitidos e incluso valorados por el colectivo.

     

    Síntomas Asociados al Trastorno Disocial

    En los chicos que presentan este tipo de trastorno suele evidenciarse una falta de empatía, que en muchos casos se relaciona a una falta de conciencia con respecto a las dimensiones de las consecuencias que sus actos tienen en los demás. Tal vez es necesario indicar que esta falta de conciencia se relaciona menos con dificultades de tipo psicótico que con procesos del desarrollo evolutivo que no han tenido una maduración suficiente. En algunos casos los niños experimentan distorsiones con respecto a las intenciones que proyectan en los demás a partir de sus acciones, o sea muchas veces el niño atribuye intenciones negativas a los actos de los otros niños o personas que no necesariamente tienen esa intención, esto se debe principalmente a procesos de enseñanza-aprendizaje provenientes del plano familiar. Es necesario aquí también diferenciar este tipo de distorsión cognitiva aprendida, de las distorsiones típicas de trastornos del pensamiento y la conciencia.

    Otro síntoma que cobra materialidad en el Trastorno Disocial es la falta de culpa. Los niños con Trastorno Disocial, por lo general tienen poca tolerancia a la frustración, actúan de manera impulsiva y no suelen asumir internamente la responsabilidad de sus actos. En muchos casos el trastorno cursa con un aumento en la promiscuidad, sexualizando las conversaciones, instigando sexualmente a sus compañeros, etc. Se debe, en este sentido, indagar bastante acerca de las condiciones de vivienda del niño, dado que en casos de hacinamiento esta sobreinquietud sexual es algo normal, o en patrones sexualizados de crianza.

    En muchos niños y adolescentes con Trastorno Disocial cobra relevancia la presencia de la ideación suicida que está muy relacionada con el malestar concreto y real que siente el niño al ver como el mundo de sus relaciones sociales se aleja y lo hacen sentir mal, el rechazo social, el aislamiento, la crisis familiar, el deterioro de la calidad de vida del niño, son motivos bastante fuertes como para querer o bien pensar en la idea de la autodestrucción. Ellos sienten que no hay lugar para ellos en el mundo y precisamente esa es la señal que constantemente nosotros les estamos enviando.

     

    Consecuencias Derivadas de un Trastorno Disocial

    Una de las consecuencias más terribles para el desarrollo del niño la constituye el alejamiento del sistema escolar. Esta deserción escolar constituye un sino trágico en la vida del adolescente, debido a que este alejamiento constituye el primer paso hacia los valores contraculturales. La marginalidad del sistema social integrado produce estrategias alternativas de socialización, y de autovaloración, que por lo general se ubican en aquellas culturas que se erigen en la periferia del sistema. Con esto no se niega que muchas veces la presencia de grupos contraculturales puedan conseguir el control del dominio y volcar la matriz valórica hacia su dirección, sucedió así en el siglo XVIII con las revoluciones Francesa y Norteamericana, sino más bien confirma la existencia de grupos contraculturales que profitan del orden social dominante sin una propuesta de control, sino el mero desprecio infértil o la indolencia sosegada de los dominados en silencio.

    Muchas niñas comienzan a mantener relaciones sexuales a temprana edad, o bien comienzan a descubrir, primero por desafío a las reglas después por necesidad, que pueden obtener un beneficio económico de esto. La prostitución es una consecuencia bastante común en niñas que sufren este tipo de trastornos con la consecuencia secundaria, pero no menos importante, del embarazo adolescente. Las niñas que deciden quedarse con sus hijos difícilmente logran darle algún bienestar, otras los abandonan condenándolos a una vida institucionalizada y muchas veces precaria.

    Una gran cantidad de casos degeneran en trastornos por abusos de sustancias o en conflictos serios con la justicia esto desencadena la acción judicial de las instituciones pertinentes, desarrollándose un proceso denominado proceso de inadaptación social que implica la adquisición de un ethos personal construido en base a una carrera erigida en la institucionalidad primero y en la criminalidad después. Existe una apropiación subjetiva del “título” de delincuente, en este caso la categoría o cuerpo conceptual de “judicial” encarna en un sujeto que asume esta categoría como una señal interna de identidad. Este es un proceso irreversible y por lo tanto el camino final hacia una vida destinada a la antisocialidad. (Valverde 1996)

     

    Factores de Riesgo o Predisposición para el Trastorno Disocial

  • Familias desestructuradas: muchas veces la falta de precisión en la definición de los límites al interior de la familia genera confusiones en la adquisición de valores en el niño y en el desarrollo moral. El fracaso en las pautas de crianza familiares que no logran imponer límites a la conducta de los niños puede generar choques de gran intensidad entre el corpus normativo familiar y el corpus normativo escolar, lo que se puede traducir en un niño desorientado y confundido en función del cómo actuar adecuadamente. Las señales contradictorias son resueltas de la forma menos compleja (la insumisión) aunque el costo de esta decisión pueda traer consecuencias devastadoras.
  • Incompetencias parentales: es indudable que el estilo de enseñanza de los padres es fundamental en la adquisición de patrones comportamentales en los niños. Así, ordenes claras y consistentes permitirán al niño el tener una noción coherente de lo que le piden. El tratar de respetar los castigos, la no contradicción por parte de los padres, el reforzamiento positivo y negativo en las situaciones oportunas en que sean necesarias, son todas acciones que pueden favorecer el surgimiento de formas conductuales adaptativas en los niños. Por supuesto la falta de estas garantías genera conductas distorsionadas y no adaptativas en los diferentes contextos en los que el niño se desenvuelve.
  • Carencia de vigilancia: se entiende esta como la falta de control con respecto a la situación en la que el niño se encuentra, por ejemplo saber con quién está, dónde está, qué está haciendo, etc. Sin la posibilidad de saber responder a estas preguntas es muy complejo tratar de detectar cuáles son las variables que están perjudicando el desarrollo del niño. Muchas veces el seguimiento del niño no es posible porque ha sido una estrategia que ha producido quiebres con el niño y por lo tanto se percibe el alejamiento con los padres como una situación inevitable, otras veces el alcoholismo de algunos padres o algunas enfermedades mentales no les faculta para poder desarrollar este proceso de control, o bien los padres se encuentran muy enfrascados en su situación de pareja (ej. conflictos matrimoniales) y no le prestan la suficiente atención a los procesos del niño, etc.
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    Diagnóstico diferencial

  • Trastorno Negativista Desafiante: Si bien es cierto el Trastorno Disocial comparte varias características con este trastorno en este no se incluye el patrón persistente de agresión, ni violación de los derechos básicos de los demás. En el caso de que se cumplan las características para el diagnóstico de ambos trastornos se debe diagnosticar Trastorno Disocial.
  • Trastorno por Déficit Atencional con hiperactividad (TDAH): Este trastorno involucra la presencia de un comportamiento hiperactivo que puede ser perturbador, pero que sin embargo no suele violar las normas propias de la edad. En caso de que se cumplan los criterios para ambos trastornos se deben diagnosticar ambos.
  • Trastornos del Estado de Ánimo: Es muy probable que, o bien los Trastornos del Estado de Ánimo constituyan un correlato de la presencia de un Trastorno Disocial o viceversa, que los trastornos de conducta se deriven de un trastorno del estado de ánimo de base. Ante la presencia del cumplimiento de ambos, se deben diagnosticar los dos.
  • Trastorno Antisocial de la Personalidad: Este trastorno puede presentar conductas muy similares y por lo general es el curso normal de los trastornos disociales, sólo se diagnóstica después de cumplido los 18 años, en cambio el Trastorno Disocial rara vez comienza después de los 16 años.
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    Tratamientos para el Trastorno Disocial

    Debido al carácter heterogéneo tanto de la etiología como de la manifestación de las conductas disociales, no existe un tratamiento exclusivo del mismo, pero sí una serie de programas y tratamientos que pueden contribuir a su remisión o amortiguación.

  • Formación para padres: está entre los enfoques con más éxito para reducir los comportamientos antisociales y agresivos en los niños y adolescentes…” (Rita Wicks-Nelson, 1997) este tipo de programas se implementa con el objetivo de producir cambios en las estrategias de enseñanza parental con el fin de revertir, pero principalmente prevenir la aparición de conductas disruptivas. En esencia el tratamiento consiste en enseñar a los padres a dar órdenes directas y concisas tratando de privilegiar la claridad del contenido, en tonos no amenazantes. Se enseña también a ser paciente con los ritmos del niño y no mandarlo a hacer cosas sin darle el suficiente tiempo para cumplir la orden, si el niño es siempre interrumpido es muy difícil que comprenda el sentido de las órdenes y que se acostumbre a obedecerlas.
  • Terapia comunitaria: Este modelo terapéutico tiene como objetivo evitar la estigmatización de los pacientes e integrarlos en los grupos de niños sanos. Este tratamiento busca generar la aparición de conductas prosociales por parte de los niños que sufren el T.D. a través de juegos, música, dinámicas, deportes, etc. Además posibilitan un espacio de canalización de energías e intereses que los hacen sentir participantes, aceptados y valorados.
  • Terapia familiar: Este tipo de modelo terapéutico tiene como objetivo modificar patrones desadaptativos de interacción y comunicación entre los miembros de la familia. Busca el fortalecimiento de vínculos sanos e íntimos entre los miembros, evitando el aislamiento, la culpabilización, etc. Es complejo lograr el éxito en muchas familias debido a que en muchos casos se requiere reconstruir el tejido relacional de la familia, lo cual es un problema de solucionar a largo plazo, pero por lo menos sirve para reforzar los cambios logrados por el niño.
  • Citar este texto en formato APA: _______. (2012). WEBSCOLAR. Diferentes tipos de trastornos en el hombre. https://www.webscolar.com/diferentes-tipos-de-trastornos-en-el-hombre. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.

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