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Eje Transversal: Educación de los Valores

INTRODUCCIÓN

En nuestra década la educación moral (o educación de los valores) se ha convertido en el problema estratégico número uno de la educación, y el debate axiológico ha centrado la atención de cuantos foros internacionales relacionados con la educación se vienen celebrando en todo el mundo.

Dicho debate axiológico aparece centrado en dos cuestiones principales: ¿Qué factores determinan los conflictos en los sistemas de valores? ¿Qué pueden hacer la escuela y los educadores al respecto?

Los conflictos en los sistemas de valores se producen al intentar adaptar los principios de la moral tradicional a la sociedad actual, ignorando que un modelo social cambiante y de gran heterogeneidad cultural como el presente, exige la creación de un esquema de valores propio.

Algunos filósofos de la educación interpretan la agitación y confusión actual no como una destrucción de los valores antiguos, sino como una confrontación dialéctica entre lo antiguo y lo nuevo, que está haciendo aflorar inherentes contradicciones.

La elaboración de un proyecto personal de vida con base en los valores no podrá ser asumido por la escuela al margen del contexto sociocultural en que actúa. La educación de los valores requiere de un amplio debate social para definir los valores que han de regir la conducta colectiva y un empeño de todos los agentes sociales y educativos para hacerlos efectivos.

 

JUSITIFICACIÓN

Cada sociedad, en un momento determinado de su historia, selecciona del sistema general de valores aquellos que considera más adecuados para satisfacer las necesidades sociales, siendo la escuela la institución encargada de su transmisión y desarrollo, por medio de la actividad educativa que se desarrolla en su seno.

La educación es, por tanto, aquella actividad cultural que se lleva acabo en un contexto intencionalmente organizado para la transmisión de los conocimientos, las habilidades y los valores que son demandados por el grupo social. Así, pues, todo proceso educativo está relacionado con los valores.

Por medio de la educación, todo grupo humano tiende a perpetuarse, siendo los valores el medio que da cohesión al grupo al proporcionarles unos determinados estándares de vida.

En todo tiempo y lugar, la escuela ha contribuido, de forma decisiva, al proceso de socialización de las jóvenes generaciones en los valores comunes, compartidos por el grupo social, con el fin de garantizar el orden en la vida social y su continuidad.

Si la transmisión de unos valores considerados como fundamentales, era indispensable en las sociedades tradicionales con el fin de preservar sus tradiciones y sus formas de vida- marcadas por su uniformidad- cuanto más complejas y plurales son las sociedades, como acontece en las sociedades democráticas actuales, tanto más necesaria se hace la tarea de una educación en valores para el mantenimiento de la cohesión social

Según Brezinka (1990,121) en cita de Quintana Cabanas (1998,234), la educación en valores viene a ser una corrección de la democracia liberal a favor de ciertas virtudes cívicas imprescindibles y de los deberes fundamentales que los individuos tienen con la colectividad. En este sentido, “las personas necesitan que en medio de todo cambio haya algo( relativamente) estable: unos bienes culturales transmitidos, tradición y, con ello, también unas formas (relativamente) permanentes de interpretar el mundo y unas normas fijas de regir la vida, además de una coacción social y unos controles, a fin de que los individuos adquieran y conserven un autocontrol según esas normas”. Para que sea posible y eficaz ese aprendizaje de valores se requieren tres condiciones principales: una relativa unidad y congruencia en los valores de los agentes educativos (familia, escuela y estado); la constancia de sus costumbres, y, el buen ejemplo de las personas con las cuáles uno convive efectivamente.

Analizado el tema desde una perspectiva estrictamente pedagógica, los valores aparecen formulados de forma prescriptiva en los currículos oficiales, reformulados en los proyectos educativos y en los idearios de cada centro educativo, dónde se acomodan a la cosmovisión de cada comunidad educativa, y se concretan y materializan en el proceso de intervención educativa que emprende cada profesor en el aula.

La construcción del currículum está, por tanto, sujeta a una opción por determinados valores, a su jerarquización, y a su sistematización y estructuración de los mismos. En cuanto praxis educativa deberá posibilitar la recreación y creación de valores, y la propia jerarquización por parte del educando (Llopis y Ballester, 2001).

Se trata, pues, en última instancia, y como fase terminal de un proceso educativo que se inicia con las formulaciones de las metas establecidas para la educación obligatoria, de procurar que el educando vaya adquiriendo los valores adecuados y los interiorice y traduzca luego en un proyecto personal de vida que guíe sus obras como individuo y como ciudadano de una colectividad.

Aceptada, pues, la necesidad de una educación en valores de forma específica, dos son los problemas que el educador ha de asumir: qué valores y actitudes pueden y deben ser contenidos de la educación y por medio de qué técnicas y estrategias se pretenden transmitir.

 

OBJETIVOS GENERALES

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 

EDUCACIÓN EN VALORES

La educación en valores es sencillamente educar moralmente porque los valores enseñan al individuo a comportarse como hombre, a establecer jerarquías entre las cosas, a través de ellos llegan a la convicción de que algo importa o no importa, tiene por objetivo lograr nuevas formas de entender la vida, de construir la historia personal y colectiva, también se promueve el respeto a todos los valores y opciones.

Educar en valores es también educar al alumnado para que se oriente y sepa el valor real de las cosas; las personas implicadas creen que la vida tiene un sentido, reconocen y respetan la dignidad de todos los seres.

Los valores pueden ser realizados, descubiertos e incorporados por el ser humano, por ello reside su importancia pedagógica, esta incorporación, realización, descubrimiento son tres pilares básicos de toda tarea educativa; necesitan la participación de toda la comunidad educativa en forma coherente y efectiva.

Es un trabajo sistemático a través del cual y mediante actuaciones y prácticas en nuestro centro se pueden desarrollar aquellos valores que están explícitos en nuestra constitución como base para cualquier tipo de educación en valores.

Una vez que los alumnos interioricen los valores, éstas se convierten en guías y pautas de conducta, son asimilados libremente y nos permiten definir los objetivos de vida que tenemos, nos ayuda a aceptarnos y estimarnos como somos, la escuela debe ayudar a construir criterios para tomar decisiones correctas y orientar nuestra vida, estas tomas de decisiones se da cuando nos enfrentamos a un conflicto de valores, otro de los objetivos de esta educación es ayudar al alumno en el proceso de desarrollo y adquisición de las capacidades para sentir, pensar y actuar; como vemos tan solo no es una educación que busque integrarse en la comunidad sino que va mas allá busca la autonomía, la capacidad crítica para tomar decisiones en un conflicto ético.

Modelos de educación moral

Estos tipos de modelos nacen por las interrogantes que se presentan por ejemplo el tema de la génesis de la moral. Entonces la formación de los sujetos no es única y surgen algunos modelos:

Elementos que intervienen en la construcción de la personalidad moral

Los componentes que están presentes y que permiten llevar a cabo un proceso de construcción de la personalidad moral son las experiencias y problemas de valor que presenta la realidad, las herramientas o procedimientos de la inteligencia moral y, finalmente, los elementos que componen la cultura moral.

La educación moral supone una tarea constructiva. Como ha recordado José Rubio Carracedo, la ética no se descubre sino que se construye. En la medida que la moral no sea una imposición heterónoma, una deducción lógica realizada desde posiciones teóricas establecidas, un hallazgo más o menos azaroso o una decisión casi del todo espontánea, podemos decir que sólo nos cabe una alternativa: entenderla como una tarea de construcción o reconstrucción personal y colectiva de formas morales valiosas.

La moral ni está dada de antemano ni tampoco se descubre o elige casualmente, sino que exige un trabajo de elaboración personal, social y cultural. Por consiguiente, no se trata de una construcción en solitario ni tampoco desprovista de pasado y al margen de todo contexto histórico. Todo lo contrario: es una tarea influida socialmente que, además, cuenta con precedentes y con elementos culturales de valor que sin duda contribuyen a configurar sus resultados. Pero en cualquier caso, es una construcción que depende de cada sujeto.

La educación moral como construcción de la personalidad quiere reconocer y entrelazar aquellos aspectos de las anteriores posturas que considera positivos, aunque en cualquier caso lo quiere hacer priorizando los elementos que valora como claves. Por tanto, la construcción de la personalidad moral supone elaborar y encajar los elementos o componentes que a continuación enumeramos:

La educación moral como construcción entiende que el primer elemento en la formación de la identidad moral son los problemas o conflictos con que se enfrenta cada sujeto a lo largo de su vida. Sin embargo, la mera existencia de dilemas de valor no garantiza en absoluto ningún proceso formativo. Pensamos que las controversias morales precisan de algún tipo de instrumento personal que permita entenderlas, analizarlas y modificarlas, es decir, trabajar con los problemas para construir mejores formas de vida moral. Es en este sentido que puede decirse que la construcción de la personalidad moral parte de situaciones y de hechos conflictivos, pero que para ser realmente constructiva de modos de vida más óptimos es necesario que se desarrollen y se usen instrumentos morales que garanticen la confrontación constructiva con los dilemas de valor que plantea la realidad.

Queda así establecido que los problemas morales exigen que se entre en ellos mediante instrumentos que permitan trabajarlos. De manera semejante a como antes hicimos con los conflictos morales, veamos ahora qué entendemos por instrumentos morales. Los instrumentos de la conciencia moral son un conjunto de procedimientos o disposiciones que permiten la deliberación y la dirección moral en situaciones de conflicto. Son ante todo herramientas, es decir, algo que permite trabajar sobre realidades controvertidas. Son tan sólo instrumentos procedimentales para enfrentarse correctamente a los problemas morales, pero ni se puede asegurar un uso siempre correcto y acertado de tales instrumentos, ni suponiendo siempre el mejor de los usos posibles se puede asegurar tampoco que se alcanzarán por parte de todos los sujetos resultados óptimos y semejantes. Los instrumentos de la conciencia moral son herramientas de trabajo moral que permiten usos y resultados muy diversos. Pese a la apertura con que pueden emplearse las herramientas de deliberación y acción moral, su uso correcto apunta a ciertos valores y marca una línea de conducta valiosa, sin por ello conducir a ningún tipo de dogmatismo moral.

La tarea de la educación moral

La primera tarea de la educación moral es recoger todas aquellas experiencias y problemas personales y sociales que afectan a los escolares. La escuela no puede quedar al margen de los conflictos y temores que viven los alumnos fuera del ámbito escolar. En primer lugar, la escuela deberá permanecer atenta para captar aquellos conflictos que los jóvenes perciben en su entorno social, conflictos que suelen estar relacionados con temas de carácter macroético tales como la automasia, los problemas medioambientales, la guerra o la injusticia social. Son temas que, pese a no vivirse siempre de forma directa, son percibidos como fuentes de conflicto moral. En segundo lugar, la educación moral también deberá abordar las experiencias que los alumnos viven en primera persona y de manera muy inmediata. Por ejemplo, tomas microéticos como son la relación entre iguales, la organización escolar, la preocupación por su futuro o la experiencia familiar, entre otros.

Inteligencia y cultura moral

Considerar las experiencias y los conflictos de valores es solo el primer paso de la educación moral. Para poder hacerle frente y abordarlos con garantía, es necesario contar con la inteligencia y la cultura moral. ¿Qué se entiende por inteligencia moral? – La inteligencia moral se entiende como el conjunto de instrumentos o capacidades que constituyen la conciencia moral.

Es una herramienta psicomoral que permite reflexionar y enfrentarse a situaciones que presentan un conflicto de valores. Por tanto, si el proceso de desarrollo de esta capacidad de la personalidad moral ha sido el adecuado, la persona acabará por descubrir y valorar, por encima de otras consideraciones, el autoconocimiento, la igualdad, la dignidad, el sufrimiento, la justicia, el diálogo, la autonomía de las personas, la libertad, etc., al mismo tiempo que podrá emitir juicios morales coherentes y guiar la propia conducta de forma voluntaria. La educación moral deberá enfrentar todas las capacidades que conforman la inteligencia moral para desarrollarlas de forma que puedan ser usados para tratar los conflictos de valores.

Sin embargo, y pese a la importancia de la inteligencia moral, ésta no es el único recurso para enfrentarse y elaborar las experiencias moralmente controvertidas. El sujeto dispone también de la cultura moral y los elementos que le componen son recibidos por la persona unas veces de forma inconsciente y otras como resultado de un esfuerzo educativo.

Entre estos elementos pueden citarse los valores, las normas sociales, las reflexiones filosóficas, los modelos personales, las instituciones sociales o las propuestas normativas como, por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Todos ellos son productos culturales que han ido cristalizando y que en el momento presente se consideran útiles para conducirse moralmente. La educación moral deberá determinar que elementos es necesario transmitir a los educandos y hacerlo de una manera significativa.

Principales elementos en el proceso de construcción de la personalidad moral

Capacidades de la inteligencia moral Elementos de la cultura moral
• Autoconocimiento

• Conocimiento de los demás

• Habilidades para el diálogo

• Comprensión crítica

• Contextualización del juicio moral

• Autorregulación

• Toma de conciencia

• Valores

• Normas sociales

• Reflexiones filosóficas

• Modelo personales

• Instituciones sociales

• Propuestas normativas

El reconocimiento ytrabajo en torno a estos tres elementos – experiencias y conflictos de valores, inteligencia moral y cultura moral – no supone el retorno a una moral de variedades absolutas, sino que se limita a poner en manos del sujeto los elementos que le permitirán construir la forma autónoma y responsable su propia identidad e idear formas de vida realmente deseadas.

Finalidades y contenidos de la educación en valores: dominios colectivo y particular

Cada modelo de educación en valores establece su particular conjunto de finalidades. Así, por ejemplo, el autoconocimiento será una finalidad básica, al tiempo que procedimiento, para el modelo de educación en valores como clarificación La adquisición de pautas de comportamiento acordes con ciertos principios de valor de convivencia y/o culturales será, a su vez, finalidad y contenido del modulo de educación en valores como formación del carácter moral. Por último, la educación en valores como construcción de la personalidad moral se planteará como finalidades y, a la vez contenidos, la integración de ciertos valores considerados como universales, así como el desarrollo de los procedimientos; de la conciencia moral autónoma que lleven a configurar dimensión biográfica de la persona en el modo de proceder y de ser. Es desde este última modelo de educación en valores que se han elaborado las finalidades y contenidos que seguidamente se presentan. Sin embargo, pese a esta diversidad de enfoques, es posible encontrar aún una finalidad última, un “telos” que los acerca y, en ese sentido, tiende a unificarlo.

La educación en valores debe contemplar, por lo tanto, desde la dimensiones personal colectiva de cada cual, el proceso de autoconstrucción y de desarrollo que orientarse autónomamente con todas aquellas realidades, cercanas y lejanas, que plantean conflicto e interrogantes.

Se puede afirmar que la educación en valores se plantea como último objetivo contribuir al “óptimo desarrollo de la dimensión valorativo – moral de la persona| caracterizado por su “dinamismo” y por su condición de “inacabado”, lo que supone extenderlo a todo el ciclo vital de la persona.

Grandes finalidades propias de la educación en valores desde el modelo de construcción de la personalidad moral serían:

De manera transversal a estas finalidades y contenidos de la educación en valores, la comunicación y el diálogo serían objetivos centrales, verdaderas piedras angulares. Mediante estos procesos se puede llegar al entendimiento ínter subjetivo en relación al mundo de los objetos, al mundo de las relaciones interpersonales, y al mundo de los deseos y sentimientos personales. La comunicación y el diálogo son procedimientos, pero unos procedimientos que encierran una finalidad y unos principios de valor. Por otra parte, la comunicación y el diálogo necesitan también para su óptimo desarrollo el concurso de la actitud de crítica, critica que debe ejercerse tanto sobre el propio yo como en el entorno sociocultural, y que debe enfocare para acercar las posiciones intersubjetivas y conformar el primer paso que establezca las bases del proceso de construcción de la nueva realidad, la ideal.

El desarrollo de la autonomía y la construcción del respeto hacia el otro, por su parte, son las guías de un proceso que conduce a la dignidad. Establece límites al propio yo y deviene una especie de imperativa moral que, para ser válido, ha de ser reconstruido por cada persona de manera autónoma libre y voluntaria.

Con palabras de Martínez, M., refiriéndose a la realización de valores, de plasmación del propio proyecto de vida, de aprendizaje significativo y de educación, expresa:

“Los niños y adolescentes son capaces de hablar y hablar durante minutos y minutos sobre lo que está bien o está mal y, en cambio, no saben o no están entrenados para cambiar su comportamiento y adecuarlo a aquello que estiman como valioso. El actual problema de la educación en valores no es únicamente de carácter informativo, sino fundamentalmente actitudinal y conductual. Por lo tanto, el trabajo pedagógico no debe limitarse a la incorporación de contenidos informativos, sino que debe centrarse fundamentalmente en el trabajo sobre actitudes y procedimientos, sin olvidar los primeros”. (Martínez, m. “Una propuesta Pedagógica para educar en valores”. 1996, Págs. 192 —193)

Todo este desarrollo viene a redundar en algo ya expresado anteriormente: la educación en valores no puede reducirse a un proceso de enseñanza intelectual, cognitivo o referido al conocimiento, sino que, junto a él, se ha de alwgar por la formación de hábitos entendidos como manera de vivir y de convivir, de existir como personas individuales en comunidad y en pluralidad, así como también por el reconocimiento de la emotividad o de los sentimientos. Se trata de una vía afectiva, cognitiva y activa simultáneamente, que concibe la cooperación y los sentimientos que con ella se relacionan, como la manera de interrelación personal.

 

LOS VALORES DE ACCESO Y LA PRÁCTICA DOCENTE

En el contenido de este tema buscamos equilibrar lo filosófico con lo educativo. A tales efectos se proporcionan pautas didácticas y reflexiones pedagógicas tendientes a facilitar un mejor y más amplio enlace entre ambos campos del saber.

Los valores de acceso, no son más que urna especial categoría axiológica.

El tema central de este punto son los valores de acceso en relación con la práctica docente. De allí, pues, precisa iniciar su análisis con la definición del tema.

Los Valores de Acceso

Son aquellas valores que conducen o permiten acceder, a los valores finales. Son aquellos valores que nos permiten alcanzar ciertos fines que los trascienden, que están más allá de ellos, que los superan en todos los aspectos. Se trata de valores que, por sí mismos y aisladamente, no llegan más que a ciertos niveles optimizadores; que no permiten al sujeto alcanzar un nivel axiológico relevante y pleno de actitudes humanas mediante su ejercicio Solamente confirman conducta y expresiones parciales y aisladas; henchidas de valor en muchos casos, pero siempre parciales; y también aisladas, desde el momento en que nunca conforman una acción totalizadora por sí mismos (salvo que el valor de acceso se convierta en valor final).

La tabla de valores contenida en la Educación de los Educadores (ideada – recordemos – para el caso concreto de la formación del cuerpo docente en el momento actual) está constituida del siguiente modo:

Aquí los valores de acceso aparecen como el elemento de conexión entre los valore finales y los valores instrumentales. Sin ellos los demás valores no tendrán sentido cabal ni relación, más o menos directa entre sí. Hasta el momento, los valores de acceso han sido ignorados por los axiólogos como grupo especial de valores. Nosotros los tomamos, como aquellos valores que nos permiten alcanzar ciertos objetivos que nos lleven a acceder propuestas de mayor envergadura. Así, si proponemos a la Justicia como valor final para una situación concreta, lo que debemos hacer – una vez que hayamos definido su contenido dentro de esa situación concreta – es procurar los valores de acceso que nos conduzcan a la realización de la misma. (Aclara Lidio Néstor Ribeiro, que, dentro de una situado concreta, los valores finales son vacíos son huecos, son la pura formalidad intencional.)

Lo dicho no significa que se deban localizar e investigar todos los valores de acceso que pueden conducir al valor final llamado justicia, aun dentro de una situación concreta.

A fin de evitar contusiones, queremos dejar constancia de que nuestros valores de acceso nada tienen que ver con los valores derivados, radiados y auxiliares. Del mismo modo resulta oportuno reiterar que los valores de acceso siempre se dan y tienen valide con relación a valores finales previamente definidos. Sin esta relación el valor de acceso le pierde todo sentido realizado y formativo para, desembocar en el mero activismo. De ahí s deduce que no hay valores de acceso para todas las circunstancias y para todos le momentos.

Los valores de acceso se configuran en el pensamiento del docente como una estructura metodológica que le permite vincular lo propósitos de una actividad (los fines de educación), los instrumentos a su alcance (las técnicas y rudimentos didácticos) Con una concepción clara de cómo acceder al cumplimiento cabal de la práctica social como sujeto maestro, más allá de los límites del programa de estudios.

La Relación funcional entre valor de acceso y valor final

Los valores de acceso permiten acceder a los valores finales mediante un proceso permanente de acciones y reacciones múltiples entre uno y otro grupo de valores. En consecuencia, el valor de acceso adquiere sentido como tal a la luz de los valores finales, tanto que los valores finales sólo se realizan – con amplitud y certeza – en la medida en que el valor de acceso les otorga significación concreta. Sin embargo, ambos grupos de valor — pese a su complementariedad — mantienen cierta autonomía. Autonomía que solo subsiste en el grado en que se mantenga la relación de co-existencia y co-presencia entre uno y otro grupo; porque si se elimina o se pierde de vista el valor final, el valor de acceso pasa a ocupar su lugar, pero como valor final. Final disminuido y descolorido y si elimina el valor de acceso (o si se minimiza su importancia), el valor final descontextualiza y pierde consistencia.

La potencialidad o vitalidad de ambos grupos valores es fundamental para que esta relación se mantenga. Todo proceso social camina i tanto que los valores de acceso cumplan con su cometido realizador y los valores finales mantengan como guía. (Hemos de insistir en que el sentido y significado de los valores adquiere en un ámbito de participación histórico – social. De ninguna manera se definen interpretan en un sólo sentido. Las dimensiones, momento histórico, desarrollo social participación de la cultura, constituyen factores de definición, significado y función de los valores.) Cuando en un proceso cualquiera, uno de los grupos de valores comienza debilitarse, éste se hace más lento, se desvía y finalmente se estanca.

Todas las transformaciones y resoluciones sociales se hacen en nombre de valores finales, aunque explicitados en una propuesta de valores de acceso. Cuando los valores de acceso no están presentes, las revoluciones caen en el mero reformismo y pronto se desfiguran en manos de los demagogos y de los oportunistas.

Lo que decimos de las revoluciones sociales podemos decir de todas las actividades humanas, incluyendo a la educación. Sin valores finales no hay plan de vida y nuestra actividad no va más allá del quehacer propio de una rutina horizontal, cuando no, degradante. Solo la presencia de un valor final, sostenido como plan de vida que se proyecta en valores de acceso, es capaza de permitir al hombre atisbar un futuro de superación. Sin esta correlación – mantenida en forma tensa y fecunda – al educador le resultará imposible sostener una actitud superadora y pujante en su práctica docente.

RIESGOS DE LA EDUCACIÓN EN VALORES

 

METODOLOGIAS PARA APLICAR EN CLASE

 

LOGROS DE LA EDUCACIÓN DE VALORES

La educación en valores orientada hacia la igualdad, el respeto y la tolerancia podría enmarcarse en el tercer pilar pero necesita de los otros tres para expresarse plenamente. Esta busca formar personas capaces de comprender al otro, respetar el pluralismo, la comprensión mutua y la paz; además de educar con niveles de excelencia en el conocer y el hacer. Los docentes debemos conseguir que las personas hábiles en el conocer y en el hacer lo sean también en vivir juntos, capaces de desarrollar la comprensión del otro hacia el respeto al pluralismo, la comprensión del mundo global y que en el ejercicio de la responsabilidad sean hábiles en el conocer y el hacer.

En los últimos años la solidaridad, la igualdad, el respeto y la tolerancia se han convertido en exigencias de la sociedad actual en las diversas reformas educativas. Estos valores han sido incorporados al currículo vigente como temas transversales, en el entendido que cada contenido tradicional si no es planteado desde una dimensión de la igualdad, no expresan una educación integral, inclusiva y de calidad.

Educar para la tolerancia es fundamentarse en el respeto a la dignidad humana y a la integridad de los seres humanos.

Con la práctica de la tolerancia se hace posible la construcción de una cultura de paz a través del desarrollo de los valores democráticos y del respeto a los derechos humanos, ya que esta es la actitud de admitir otras maneras de pensar o actuar distinta a la propia.

 

CONCLUSIÓN

Cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a las cosas materiales, espirituales, instituciones, profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera. El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Los valores son una parte fundamental del desarrollo de ser humano: Una persona, además de tener conocimientos de diversas disciplinas del quehacer humano, necesita los valores como guía, para el actuar diario y, de esta manera, dar luz con su vida a sus semejantes.

Las bases filosóficas de la moral humana se han interpretado desde el más puro escepticismo en la bondad humana, hasta su más ciega creencia. El contexto económico social en la interpretación presentada no podía estar ausente. En la hora actual, como consecuencia de la globalización de la economía y de la cultura, los valores están sujetos a interpretaciones subjetivista y / o relativistas.

Las bases psicológicas y educacionales de la educación moral han sido recogidas de lo mejor que sus cultores teóricos y prácticos han podido producir: El desarrollo moral cognitivo (Kohlberg y Piaget), el enfoque de apoyo y cuidado (Nel Noddings), el aprendizaje-transferencia, las habilidades metacognitivas, el reforzamiento conductista, la importancia de la motivación, etc.

La educación en valores es educarse moralmente, esto significa que el alumno sepa elegir entre algo que importa y algo que no importa, por ende formar una vida adecuada que le haga crecer como persona y relacionarse con los demás.

La escuela es un agente ideal para la formación de valores en los alumnos, estos valores en el currículo se hace patente en los temas transversales, pues estos temas se desarrollan a lo largo a de los contenidos.

La mala enseñanza de una educación de valores puede provocar que no se asimile de la mejor forma. Por ejemplo, cuando no hay relación entre lo que se pregona y lo que se hace, esto provoca en alumno un desconcierto total.

 

BIBLIOGRAFÍA

__________. Educación en Valores. http://www.monografias.com/trabajos21/educacion-en-valores/educacion-en-valores.shtml#ixzz2rLwuxnI4

Llopis, J. A. y Ballester, R. (2001) Valores y actitudes en la educación. Teorías y estrategias educativas. Valencia: Tirant lo Blanch.

Marín Ibáñez, R. (1976) Valores, objetivos y actitudes en educación .Valladolid: Miñón

PARRA, J. La Educación en valores y su práctica en el aula. Madrid, España. 2009. http://www.tendenciaspedagogicas.com/Articulos/2003_08_04.pdf

Puig, J. M. y Martinez, M. (1987). Elementos para un curriculum de educación moral. En Jordán, J. A. y Santolaria, F. (eds.), La educación moral hoy. Cuestiones y perspectivas (pp. 149-179). Barcelona: PPU.

RIBEIRO, L. Los valores de acceso a la práctica docente. Editorial Plaza y Valdez, 1996. 143 págs.

 

GLOSARIO

  1. Macroética: una ética teorética, independiente del campo y susceptible de aplicación.
  1. Autonomía: es la capacidad de tomar decisiones sin intervención ajena.
  1. Axiología: es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores y juicios valorativos.
  1. Conflicto: conjunto de dos o más hipotéticas situaciones que son excluyentes: esto quiere decir que no pueden darse en forma simultánea. Por lo tanto, cuando surge un conflicto, se produce un enfrentamiento, una pelea, una lucha o una discusión, donde una de las partes intervinientes intenta imponerse a la otra.
  1. Declaración de los Derechos Humanos: es un documento declarativo adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París; en ésta se recogen en sus 30 artículos los Derechos Humanos considerados básicos, a partir de la carta de San Francisco de 1945.
  1. Didáctica: es la disciplina científico-pedagógica que tiene como objeto de estudio los procesos y elementos existentes en la enseñanza y el aprendizaje
  1. Modelo de educación: consiste en una recopilación o síntesis de distintas teorías y enfoques pedagógicos, que orientan a los docentes en la elaboración de los programas de estudios y en la sistematización del proceso de enseñanza y aprendizaje
  1. Psicomoral: es sublimación de sensibilidad general. donde coincide la descripción con otro tipo de criminal el Loco Moral
  1. Transversalidad: Es como el conocimiento conjunto que se obtiene en muchas asignaturas como una sola unidad
  1. Valores: son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas.

 

ANEXO

Actos correctos e incorrectos en los estudiantes para poder diferenciar y convertirnos en mejores personas

Algunos valores que son estudiados en la educación de los valores

Los valores son aprendidos en la primera casa de estudio desde el hogar y con los ejemplos de sus padres

Luego son reforzados y aplicados a nuestro diario vivir en la escuela

Citar este texto en formato APA: _______. (2017). WEBSCOLAR. Eje Transversal: Educación de los Valores. https://www.webscolar.com/eje-transversal-educacion-de-los-valores. Fecha de consulta: 18 de noviembre de 2024.

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