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El drama ático: tragedia y comedia

LA  COMEDIA

Introducción:

Los datos que tenemos sobre sus orígenes nos los da Aristóteles, quien dice que surgió de los que dirigen las procesiones fálicas, aun en uso en algunas ciudades. Estas procesiones parecen haber sido auténticas fiestas de carnaval en las que abunda la obscenidad. Durante largo tiempo fueron “improvisadas“ y solo tardíamente se estructuran de forma literaria. Su nombre deriva de  kwmwdia  “canto del cortejo” que hace referencia sin duda a estas procesiones grotescas.

Se ha querido ver una influencia de la comedia siciliana en la comedia ática, palpable sobre todo en la tipología, y también los peloponesios reivindican para sí el origen de la comedia, especialmente los megarenses, pero donde aparece por primera vez ya con forma definida es en Atenas y, lo mismo que la tragedia, asociada a Dioniso. Se representaban en las fiestas Leneas, dedicadas a este dios, que tenían lugar en el mes de Gamelión ( enero-febrero ) y cuyo nombre parece derivar de lhnai  “ménades, mujeres que participan en los cultos orgiásticos de Dioniso”. Desde 442 a.C.sabemos que las representaciones de comedias tenían carácter oficial en estas fiestas. Los alejandrinos dividieron la comedia en Antigua – arcaia -, Media – mesh -, y Nueva – nea – abarcando cada una hasta el 400 a.C., el 330 a.C. y el 250 a.C. Los principales representantes de estas etapas fueron:

Estructura de la comedia antigua. Las seis partes de que consta son las siguientes:

Comos, apoteosis de la victoria del héroe introducida por el poeta como un festejo.

El origen de la tragedia griega

Los griegos fueron los creadores de la tragedia. En un principio, le confirieron un profundo sentido religioso, ya que la obra trágica nació como representación del sacrificio de Dionisios (Baco) y formaba parte del culto público.

Los teatros debían edificarse en las inmediaciones del templo del dios. Los actores y cantores eran considerados por los sacerdotes, personajes inviolables y sagrados.

Para los antiguos griegos, Dionisios era la divinidad protectora de la vida y símbolo del placer, el dolor y la resurrección. Durante la época de la vendimia en su honor se cantaban a coro distintos himnos llamados ditirambos. En los poblados y en las plazas, donde el público danzaba, 50 coreutas hacían una ronda alrededor del altar.

Representaban a los “hombres cabrones” o “sátiros” (seres mitológicos que tenían cuerpo de hombre y piernas de cabra) que lamentaban el sepelio del dios.

Primitivamente, sólo se trataba de una ceremonia mimética, pero con el correr de los años, las técnicas fueron evolucionando y la magia del disfraz enriqueció la puesta en escena.

Cuando los actores interrumpían sus lamentos para tomar aliento, se introducía entre las estrofas el “solo” de un recitante.

A partir de esta primera innovación, ya no sólo se conmemoraba la pasión de un dios sino también, todos los rasgos de la leyenda, que eran interpretados por gemidos que emitía la concurrencia a modo de acompañamiento. Esta ceremonia recibía el nombre de “coro cíclico”.

Las ofrendas del público consistían generalmente en un macho cabrío, que era consagrado a Dionisios. Etimológicamente, la palabra “tragedia” tiene mucho que ver con este ritual. El nombre deriva de “trago día” (del griego “tragos”, que significa macho cabrío y de “oda”, que significa canto).

El primer trágico fue Tespis, que triunfó en el ano 536 a.C. en el Primer Concurso Trágico instituido por Pisístrato para las grandes dionisíacas (fiestas que se celebraban durante los primeros días de abril y que duraban 6 días).
Tespis reemplazó el pintarrajeo grosero de los coreutas por una máscara de género estucado. Las máscaras representaban las facciones de los distintos personajes. Las más primitivas estaban hechas de corteza de árbol luego de cuero forrado con tela y finalmente, de madera.

Los creadores eran verdaderos artesanos, la abertura de la boca era grande y prolongada como un embudo hecho de cobre. Este formato contribuía a aumentar el volumen de la voz en escena.

Hubo varias clases de máscaras: cómicas, trágicas y satíricas. Las primeras eran ridículamente toscas, con los ojos bizcos, la boca torcida y las mejillas desvencijadas. Las trágicas eran notablemente grandes, tenían la mirada furiosa, los cabellos erizados y las sienes o la frente deformes. Las satíricas eran las más repugnantes y representaban solamente figuras extravagantes y fantásticas, tales como cíclopes, centauros, faunos y sátiros.
Con las innovaciones que introdujo Tespis, la máscara griega dejó de lado el bestiario fabuloso y la tragedia adquirió un tenor más humano. A comienzos del siglo V a.C, la tragedia ya se había instalado como género dentro de la literatura.
Características

Podría decirse que el eje central de toda obra trágica es el restablecimiento doloroso del orden, y el alumbramiento traumático del deber en su doble aspecto. Desde el plano religioso, desarrolla el antagonismo que existe entre el hombre y el cosmos. Y en el plano político explica la conflagración subyacente entre el hombre y el poder.

Tanto en un aspecto como en otro, la representación será el vértice del debate. No es casual, por ejemplo, que la figura más relevante de las obras clásicas sea la de los reyes. Esto se debe a que ellos representaban los blancos más visibles de la sociedad, y en consecuencia, eran los más susceptibles, ya que la vida privada de los monarcas, en un espectáculo público pertenecía a todo el mundo.

Este aspecto formaba parte de la mentalidad de los griegos. De hecho, la Polis era considerada como un todo, y la justicia, para este pueblo era un valor excelentísimo. Si no había justicia en sus gobernantes la Polis tampoco podía ser justa. Por eso, para los griegos, la política y los políticos eran los encargados de ejecutar justicia, pero en una dimensión propiamente humana. No había posibilidades de realización individual dentro de un régimen injusto.
La justicia era para ellos una perfección valiosa; algo que no se buscaba por sus ventajas, y cuyos designios, sin embargo eran implacables.
La finalidad de los festivales dramáticos era la de exaltar la tradición mítica, el patriotismo; aleccionar, conmover, marcar nuevos rumbos, como así también dar lugar a cuestiones honoríficas y cuando no, farandulescas. Muchos actores obtenían premios tales, como la corona de hiedra o placas recordatorias llamadas ex-voto.

Desde luego que tampoco faltaron los “intereses creados”. En los teatros, en primera fila y en los palcos de honor, había un gran sitial destinado al sacerdote del dios.

El coro (coreutas) estaba a cargo de los ciudadanos ricos y hacendados, quienes corrían con todos los gastos del espectáculo, creyendo que cumplían así un deber de piedad patriótica” (piedad que, por cierto, contribuía también a la conquista de los sufragios populares).

Los asistentes eran clasificados por categorías: los sacerdotes, magistrados y generales; luego los ciudadanos y por último el pueblo.

Al entrar al teatro los espectadores entregaban a los revisores una ficha de hueso o de marfil, que con anterioridad habían comprado en la taquilla a un empresario, y que indicaba el sitio que debían ocupar. El publico podía, si quería, aplaudir la obra o silbar en señal de desagrado.

El precio de los asientos, que median unas 13 pulgadas de largo, era de dos óvolos para los de preferencia; todas las demás localidades eran gratuitas, y los indigentes recibían fondos del “Theoricon”.

En los anfiteatros se utilizaron distintos mecanismos. Al principio fueron pocos y rústicos; luego se fueron perfeccionando e incluyeron plataformas móviles y todo tipo de parafernalias, gracias a las cuales los personajes adquirían mayor movilidad y desplazamiento sobre el escenario.

Sin duda, tres de los trágicos más grandes de la historia de la literatura son Esquilo, Sófocles y Eurípides. Cada uno, imbuido por los sucesos de su tiempo supo plasmar en sus obras las emociones, las angustias, las dudas y las pasiones de los hombres de su época, con exquisito talento.
Prometeo encadenado

Entre el siglo VI y V a. C vivió Esquilo. Este hombre, nacido en la ciudad de Eleusis, fue muy temeroso de Zeus. Los personajes de sus obras se mueven según los designios de este dios del Olimpo, y por una aguda fatalidad.
Introdujo las primeras reformas dentro de la estructura de la tragedia. Escribió 7 obras, de las cuales solo se conservan 5: La Orestíada; Las Suplicantes; Los Persas; Prometeo encadenado y Los siete contra Tebas.

Sus personajes dramáticos parecen tallados en bloques de granito. Su personalidad adusta no conoce términos medios, pues las figuras del teatro de Esquilo, de principio a fin permanecen idénticas a sí mismas: mueren o triunfan.

Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. El drama ático: tragedia y comedia. https://www.webscolar.com/el-drama-atico-tragedia-y-comedia. Fecha de consulta: 23 de noviembre de 2024.

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