El fracaso escolar, como constelación de conductas en las que no sólo el adolescente está implicado, se convierte en un problema escolar, familiar y social. Esto es algo que evidenciamos al trabajar con los adolescentes y las familias que llegan a nuestro Servicio por dicho problema. Confirmamos, en cada caso, que el fracaso escolar es algo más que suspender asignaturas. Incluye la sensación de estar fallando en un entramado complejo de relaciones entre profesores, alumnos, familia y entorno social.
Se entiende como fracaso escolar cuando un niño tiene problemas de aprovechamiento y/o conducta según sus calificativos y comportamiento, y no obtiene buenos resultados a pesar de estar en su nivel adecuado según edad y capacidad intelectual. Entendiendo este concepto podemos afirmar que se trata de “el problema de las mil causas” como se ha mencionado en algunos debates para dar a entender la dificultad que hay para correlacionar el fracaso escolar con los orígenes de esta dificultad.
Según Álvaro Marchesi, catedrático de la Psicología informativa, define fracaso escolar a aquellos alumnos que al término de la educación obligatoria no se sienten interesados en realizar nuevos aprendizajes o no se sienten capaces para ello. Desde esta perspectiva, el fracaso escolar se correspondería con la mayoría de los alumnos que abandonan la educación sin haber alcanzado el título de la ESO, pero no de todos, y con un porcentaje de alumnos, tal vez reducido, que aun habiendo terminado satisfactoriamente sus estudios obligatorios, abandonan cualquier tipo de actividad formativa meses después.
El fracaso escolar, ofrece una imagen negativa del alumno, lo que afecta a su autoestima y a su confianza para mejorar en el futuro. No creo que sólo el alumno sea responsable de ese fracaso, sino que también lo sería la familia, el sistema educativo y la propia escuela.
Por fracaso escolar se entiende normalmente el hecho de no lograr el título académico mínimo obligatorio de un sistema educativo. Usualmente el fracaso escolar es confundido por el abandono escolar temprano, los cuales no son iguales, ya que se considera fracaso escolar a quienes no obtenían el título de Graduado Escolar.
Las causas del fracaso escolar pueden ser divididas en: externas y particulares.
- Las externas se definen como factores que afectan al niño porque lo rodean, pero que son ajenas a él, como la familia, la escuela, la política, la legislación, los recursos educativos, la sociedad, etc.
- Las causas particulares, por su parte, son aquellas que afectan de manera personal al estudiante porque lo involucran directamente, son inherentes a su persona, es decir problemas físicos no siempre fáciles de detectar y habiendo descartado por definición las alteraciones de la capacidad intelectual, nos encontramos con que las más frecuentes son la dislexia y las alteraciones de la visión.
Existen muchos factores que se involucran en las causas del fracaso escolar, las cuáles se pueden agrupar en tres tipos: las que tienen que ver con el propio estudiante, con el sistema educativo o con factores socioeconómicos ajenos al sistema educativo.
¿Por qué del fracaso escolar?
En la etapa joven existen muchas dudas aún sobre cómo se dirigen la vida y como se va construyendo el futuro, y uno de los elementos que figuran dentro de esta edificación es el escolar, que no sólo puede ayudar o afectar al joven en sí mismo, sino que el ámbito escolar repercute en distintas esferas: en la familiar, en el núcleo escolar, incluso en las actividades sociales.
La disciplina que la escuela al adolescente –joven es una disciplina de constancia que se imponen en uno de los momentos donde las inquietudes surgen de forma indeterminada, y en la que muchas veces otras situaciones acaparan el espacio y el tiempo para la empeño escolar. Es por ello que los jóvenes muchas veces se enfrentan al denominado fracaso escolar, que si bien es una responsabilidad de mayor porcentaje en la voluntad del joven, también es una responsabilidad social para los familiares, para los pedagogos y para los especialistas del área académica.
Pero qué es el fracaso escolar, cuándo se vive o se experimenta; porque la sola palabra <fracaso> es muy dura e impactante, tal vez connota a una derrota y en este momento es cuando surgen las ambigüedades que pueden hacer que los jóvenes se depriman y se sientan rendidos.
El fracaso escolar se ha identificado cuando un adolescente no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico, es decir, que puede no estar cumpliendo con los requisitos de la tarea escolar, cuando el comportamiento es demasiado inquieto y descuida las responsabilidades del orden del aprendizaje.
Cuando en una etapa determinada no ha desarrollado los elementos de aprendizaje para los cuales ya se le capacitó.
El proceso enseñanza-aprendizaje es uno de los momentos en el que joven debe aprovechar toda esa energía para encaminar su capacidad intelectual al desarrollo del conocimiento; las causas que determinan el denominado fracaso escolar son múltiples, sin embargo las más observadas y estudiadas por los especialistas son dos: los trastornos del aprendizaje y los trastornos emocionales. Los trastornos del aprendizaje se enfatizan en dispositivos como la dislexia, las alteraciones sensoriales, la psicomotricidad, y enfermedades físicas que pueden constituirse como barreras para tener la concentración necesaria en el desarrollo del aprendizaje.
Los trastornos emocionales se encuentran en la esfera más profunda para desprender el fracaso escolar, puesto que entran las influencias que más proyectan de forma intangible y donde todos los elementos antes mencionados [familiar, pedagógico, social] se conjugan para provocar depresiones, angustias, sentimientos de inferioridad, falta de confianza y autoestima, además del conglomerado de adicciones que cada vez se reproducen más.
Entre las que afectan al estudiante son las necesidades especiales, y factores que afectan su motivación; las relacionadas con el profesor están su capacidad para atender a la diversidad o los métodos didácticos que emplean; las que afectan al centro educativo cabe destacar la importancia del clima escolar, así como la autonomía para gestionarse, también se puede plantear problemas económicos y en la administración; y los factores socioeconómicos, tales como el ambiente familiar, trabajo infantil, entre otros.
Ciertas circunstancias transitorias pueden convertirse en la base de un fracaso escolar si no se detectan a tiempo:
- Problemas de salud. Una pequeña anemia (detectable con un simple análisis de sangre) puede ser el origen de esa apatía que perjudica a su rendimiento. Una pérdida auditiva o algún defecto en la visión, si no se corrigen a tiempo, les pueden hacer ir cada vez más rezagados. Estemos pendientes y no pasemos por alto las revisiones de su pediatra.
- Conflictos emocionales. Las malas rachas personales también pueden perjudicar la marcha de los niños en el colegio. La falta de estabilidad familiar les afecta muchísimo: una época en la que haya más problemas, discusiones o reproches en casa puede hacer que su rendimiento baje. Además, en estos periodos suelen aprovechar peor las clases, ya que tienen la cabeza en otro sitio. Intentemos transmitirles seguridad y, si se pasa por un mal momento en casa, charlemos con ellos para calmar sus preocupaciones.
- Problemas relacionales. A veces, no sentirse aceptado por los compañeros o no tener amigos puede hacer que se retraigan académicamente. Por no hablar de los complejos: verse gordo, avergonzarse de llevar unas gafas o rechazar el aparato corrector de los dientes pueden ser detonantes de un bloqueo.
Entre algunas de las medidas preventivas tenemos:
- Hay que actuar ante la aparición de las primeras dificultades. No es bueno pasar por alto las malas notas una y otra vez sin poner medidas para solucionar los problemas de base. Si no, la pelota se irá haciendo cada vez más y más grande.
- Hay que concebir el curso como una carrera de fondo. De nada sirve el sprint final en los exámenes de junio si no se han conseguido buenas calificaciones desde el inicio de curso.
- No permitir que se instalen en el papel de perdedores. Aunque las notas suelan ser malas, cuidemos su autoestima para que no sientan el fracaso como algo esperado y normal. En estos casos, además de medidas de refuerzo, precisan mucha comprensión y que les transmitamos afán de superación.
Evitar el fracaso escolar es una tarea apremiante que afecta a padres y educadores, y a la misma sociedad. El objetivo a perseguir no estriba en situar a todos los alumnos al nivel establecido, sino en conseguir que cada individuo desarrolle al máximo sus potencialidades.
La finalidad de las estrategiasde aprendizaje y las técnicas de estudio es simplificar y optimizar el aprendizaje. A menudo, el esfuerzo que dedica un alumno al estudio no se corresponde a los resultados obtenidos y el secreto no es estudiar más, sino buscar la actitud adecuada ante el aprendizaje, aprovechar al máximo los recursos y aplicar estrategias que faciliten un aprendizaje más metódico y personalizado.
Si el alumnado no trabaja con unas estrategias o técnicas de estudio adecuadas para él puede ir avanzando en las etapas educativas con dificultad y con problemas para interiorizar los contenidos, a la larga, la falta de estrategias puede dificultar el estudio de una carrera universitaria o ciclo superior de Formación Profesional. Por eso, un buen aprendizaje pasa por tener un buen equipo de habilidades de estudio y saber cuándo usarlas.
Es importante tener en cuenta que las estrategias de aprendizaje no sólo sirven para evitar el fracaso escolar en primaria, secundaria y la educación superior, sino que favorecen una mejor organización en temas laborales, cotidianos y formativos que puede aplicarse a lo largo de toda la vida: cuando las estrategias han sido interiorizadas, la persona puede adaptarlas a cada momento y en relación a los contenidos que quiere aprender.
Las políticas contra el fracaso escolar se pueden clasificar en dos grandes tipos, según se centren más en lo que pasa dentro de la escuela o en lo que pasa fuera. Las políticas centradas en lo que sucede dentro de la escuela buscan mejorar los métodos didácticos, mejorar el asesoramiento a los estudiantes en cuestiones tales como técnicas de estudios o futuro profesional. También tienen en cuenta los recursos que se invierten en la escuela, como ratio alumnos/profesor, clases de refuerzo, mejoras en bibliotecas u otros recursos. Las políticas centradas en lo que pasa fuera de la escuela tienden a hacer más hincapié en aspectos tales como la relación de los padres y madres con el profesorado y con la supervisión que hacen de la educación de sus propios hijos, o la relación entre servicios sociales y problemas en los centros escolares.
- Políticas educativas contra el fracaso escolar a nivel internacional Una de las medidas más popular contra el fracaso escolar, muy practicada en lugares como la comunidad francófona de Bélgica, es el hacer repetir a los alumnos con nivel bajo. En la otra cara de la moneda algunos países han adoptado un sistema de promoción automática de los alumnos durante toda la escolaridad obligatoria o parte de ella. Entre los países industrializados que han optado por este sistema están Finlandia, Noruega, Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Irlanda y Japón. Entre los países que utilizan la práctica de repetir, algunos sólo lo hacen de forma excepcional como Italia, Grecia y Alemania. En otros, como Francia, Bélgica y Portugal, la proporción de alumnos que repiten por lo menos un curso durante su escolaridad es significativa (Marchesi y Hernández, 2003).
Hay varios modelos para potenciar el desarrollo profesional continuo para los profesores: ampliación de los estudios de posgrado, módulos de enseñanza a distancia, cursos breves de diversos tipos, iniciativas basadas en los centros escolares. En los últimos años, una novedad sustancial en Gran Bretaña ha sido el establecimiento de cinco jornadas de capacitación para cada centro escolar, donde la totalidad del personal – sin los alumnos- se reúne con vistas a orientar su desarrollo profesional a situaciones específicas.
La mejora no depende solamente de los profesores, ni de los directores, ni del personal de apoyo de las escuelas. Hay toda una responsabilidad colectiva también: hace falta que todos realicemos un esfuerzo conjunto. Una iniciativa de este tipo es el Programa de escuelas sanas, llevado a cabo conjuntamente por el Ministerio de Educación y Empleo y el Ministerio de Salud. Las autoridades sanitarias y de educación local trabajan juntas para proporcionar servicios a las escuelas, tales como los fondos de salud comunitaria, servicios policiales, sociales y de la juventud (Marchesi y Hernández, 2003).
- Políticas educativas contra el fracaso escolar a nivel nacional: Se resaltan tres programas básicos: Diversificación curricular, Educación compensatoria y Garantía Social. Considerados los dos primeros preventivos y tercero paliativo. Además existe un amplio número de programas enfocados a la atención a la diversidad. Otras medidas preventivas tomadas por la Administración educativa son: detección de necesidades de integración, detección de necesidades educativas especiales, realización de un diagnóstico precoz de perfiles, evaluación de factores que intervienen en el fracaso escolar y programa de prevención del absentismo.
El programa de Educación compensatoria se encamina a procurar una salida a los alumnos que, ya en 3º, parece difícil que puedan completar el ciclo de formación básica. Existen tres modalidades: compensación externa, en centros y aula de compensación. La compensación en centros consiste en clases de apoyo para alumnos en situación o riesgo de exclusión social y que acumulen un mínimo de dos años de desfase curricular.
La compensación externa es un conjunto de actividades de apoyo escolar, ocio y acompañamiento que llevan a cabo asociaciones o las ONG en horario extraescolar y son financiadas por la Administración educativa. El aula de compensación educativa combina adquisición de conocimientos básicos con el desarrollo de habilidades manuales. Por último, el programa de garantía social representa un año (o dos en algunos casos) de formación netamente vinculado a las demandas del mundo laboral y destinado a proporcionar una cualificación profesional básica, que habilite para ocupar un puesto de ayudante (Navarrete, 2007).
En las últimas décadas, la educación en Panamá ha bajado de calidad, se culpa a los docentes de no utilizar metodologías adecuadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La pregunta que muchos se han formulado es ¿Qué papel juegan los padres de familia en éste proceso? Son ellos que también deben velar por la educación de sus hijos y no dejarle la tarea a los educadores; esta es una labor conjunta casa-escuela-estudiantes.
Encontramos diferentes factores que contribuyen al fracaso escolar de los estudiantes, entre ellos: factor económico, la falta de comunicación de padres a hijos y la metodología de los docentes.
El problema principal que confrontan los estudiantes de nuestro país, es que no emplean métodos de estudios adecuados al desarrollo y progreso de los avances científicos y tecnológicos que se aplican en el ámbito educativo. Los fracasos educativos van en aumento y no sabemos cuándo van a disminuir como cifras negativas que perjudican al proceso educativo. Es por eso que como docentes inculquemos desde edades muy tempranas a la aplicación y uso de métodos y técnicas de estudio que los posteriores, porque esto trae como consecuencia el bajo rendimiento académico, el fracaso escolar, la baja autoestima, la desvalorización personal y de otros además la deserción escolar en todos los niveles.
La enseñanza pública panameña se caracteriza por un alto nivel de fracaso escolar, que pone de relieve que el 70% de los alumnos de enseñanza premedia (primer ciclo) no logra superar el curso. En el caso de la enseñanza primaria, el fracaso afecta al 40% de los estudiantes, mientras que la enseñanza media (segundo ciclo) es del 30%.
Las asignaturas que más a menudo se les atragantan a los jóvenes estudiantes panameños son el español, las matemáticas, las ciencias sociales, las ciencias naturales, física y química.
La región indígena de Kuna Yala y la provincia del Darién, registraron un 72% de fracasos escolares y la provincia de Bocas del Toro, un 66.8%. En el capital, el índice de fracasos alcanzó al 30.4% de los estudiantes.
Algunos educadores no han comprendido que fortalecer la autoestima en un niño es lo que va a contribuir a generar hombres del mañana preparados para resolver problemas concretos en la vida y que sean seres triunfadores.
Cambiar el sistema educativo panameño significa ir cambiando paradigmas y, sobre todo, a los educadores “obsoletos” “Tradicionalistas” que no han entendido que estamos en un mundo cambiante con avances constantes en tecnología y que exige mentes flexibles capaces de soportar la tensión reinante en el mundo.
Tendríamos que invertir en nuestra educación para propiciar conductas sanas, para que desarrolle hombres con una moral alta y una identidad definida que puedan dejar un legado cultural a la sociedad y un aporte al engrandecimiento de nuestro país.
FUENTES DE BIBLIOGRAFÍA:
___________.WEBSCOLAR. Cambios que experimentan los adolescentes. http://www.webscolar.com/cambios-que-experimentan-los-adolescentes. Fecha de consulta: 14 de febrero de 2014.
___________.WEBSCOLAR. La incidencia del fracaso escolar. http://www.webscolar.com/la-incidencia-del-fracaso-escolar. Fecha de consulta: 14 de febrero de 2014.
http://carolinaeducacionprimaria.blogspot.com/2013/02/sobre-el-fracaso-escolar.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Fracaso_escolar
http://www.educaweb.com/noticia/2010/01/25/estrategias-aprendizaje-evitar-fracaso-escolar-4054/
http://elfracas.blogspot.com/
http://orientacioneducativa2.blogspot.com/2011/08/el-fracaso-escolar-en-panama.html
Citar este texto en formato APA: _______. (2017). WEBSCOLAR. El fracaso escolar. https://www.webscolar.com/el-fracaso-escolar. Fecha de consulta: 24 de noviembre de 2024.