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El proceso evolutivo del nuevo ser

El proceso evolutivo de los seres vivos trajo consigo la diferenciación por sexos, por lo que cada nuevo individuo es el resultado de la unión de dos células iniciales, una proveniente de la hembra (óvulo) y la otra emanada del macho (espermatozoide). El código por el cual está unión primigenia de las células femenina y masculina da lugar, mediante divisiones y subdivisiones, a un nuevo ser —semejante a sus progenitores— está en los millones de genes contenidos en los cromosomas que forman el ADN. La fecundación, llave de la supervivencia de nuestra especie, nos permite transferir nuestros genes de generación en generación. Este sorprendente evento de la naturaleza se puede resumir en un simple proceso, la unión de la célula masculina o espermatozoide con la célula femenina u óvulo. Pero para que esta unión se de, una serie de eventos previos tienen que ocurrir.

Todos los meses, aproximadamente 14 días antes de la siguiente menstruación, el óvulo luego de un proceso de maduración es expulsado del ovario e ingresa a las trompas de Falopio. Impulsado por pequeños pelillos que cubren el interior de las trompas, el óvulo se moviliza en dirección al útero. El óvulo con un diámetro de sólo 1 milímetro, cuenta con alrededor de 24 a 48 horas de vida para ser fecundado por un espermatozoide, en caso contrario, este muere, desintegrándose en la cavidad uterina.

Sólo si el coito se realiza durante los días previos a la expulsión del óvulo y dentro del periodo de vida de este, existe entonces la posibilidad de fecundación.

Ahora pasemos al hombre. Más de 500 millones de espermatozoides se forman diariamente en los túbulos seminíferos en cada testículos. Para su formación, estos requieren una temperatura de 35.5-36.5°C. Una vez desarrollados son almacenados en los epidídimos.

Durante el acto sexual y luego de llegar al orgasmo, el hombre eyacula. Alrededor de 120-600 millones de espermatozoides pasan de los epidídimos a los conductos deferentes que los transporta a la vesícula seminal correspondiente y luego a la próstata. La vesículas seminales y la próstata proporcionan el vehículo líquido en que van suspendidos los espermatozoides. La combinación de espermatozoides y líquido seminal forman el líquido blanquecino conocido como semen. Finalmente, el semen pasa a la uretra y mediante intensas contracciones musculares ocasionadas por el orgasmo, el semen es expulsado por una ranura al final del pene llamada meato.

Al ser eyaculados, los millones de espermatozoides juntos con el semen son depositados en la vagina. Es aquí donde empieza el largo camino en dirección al óvulo. Los espermatozoides con un tamaño de apenas 0,05 mm y a una velocidad de 3 cms. cada 10 minutos, se movilizan rápidamente hacia el interior de la mujer. Impulsados por su cola y principalmente por las contracciones del útero, las cuales succionan a los espermatozoides hacia el interior del útero, se dirigen en búsqueda del óvulo.

Los espermatozoides tienen que superar muchos obstáculos en su afán de alcanzar el óvulo. El primero de los retos lo presenta la vagina. La vagina posee un medio bastante hostil para las células masculinas. Los fluidos vaginales son altamente ácidos en composición, lo cual mata a un gran número de espermatozoides. Los que logran sobrevivir, pasan por el cuello uterino al útero. Durante el periodo fértil, la mucosidad del cuello uterino permite el paso de los espermatozoides, normalmente este es impenetrable. Una vez en el útero, los espermatozoides se dirigen por las trompas de Falopio. Muchos espermatozoides mueren al dirigirse por la trompa incorrecta. Sólo en la trompa correspondiente al ovario que ha ovulado se encuentra el óvulo, escondido entre un laberinto de repliegues que forman las trompas.

Luego del largo viaje, alrededor de 1,500 – 5,000 espermatozoides encuentran el óvulo, cada uno intenta incesantemente penetrar la membrana que lo cubre. Los espermatozoides rodean el óvulo buscando la parte más accesible para poder introducirse. Cuando llega al útero, esta constituido por una capa superficial de células llamadas trofoblastos y una masa celular interna. Las células del trofoblasto se desarrollan, perforan al endometrio (tiene una capacidad de destruir sus células superficiales) y rompen algunos vasos sanguíneos que le servirán de nutrición lo cual produce un pequeño sangrado llamado implantación. Desde el momento de la fecundación el endometrio se transforma: crece, se congestiona de sangre y recibe el nombre de decidua o caduca. El espermatozoide “ganador” se une con el núcleo del óvulo concretándose la fusión de los genes del espermatozoide con los genes del óvulo, logrando así el inicio de la formación de un nuevo ser humano que comparte las características hereditarias de los progenitores. Finalmente, el óvulo fertilizado empieza a experimentar una serie de transformaciones y culmina implantándose en la mucosa interna del útero donde se nutrirá y desarrollará hasta formar el feto.

RESUMEN

Este sorprendente evento de la naturaleza se puede resumir en un simple proceso, la unión de la célula masculina o espermatozoide con la célula femenina u óvulo. Impulsado por pequeños pelillos que cubren el interior de las trompas, el óvulo se moviliza en dirección al útero. La combinación de espermatozoides y líquido seminal forman el líquido blanquecino conocido como semen. Al ser eyaculados, los millones de espermatozoides juntos con el semen son depositados en la vagina. Impulsados por su cola y principalmente por las contracciones del útero, las cuales succionan a los espermatozoides hacia el interior del útero, se dirigen en búsqueda del óvulo.

Los espermatozoides tienen que superar muchos obstáculos en su afán de alcanzar el óvulo. Los fluidos vaginales son altamente ácidos en composición, lo cual mata a un gran número de espermatozoides. Una vez en el útero, los espermatozoides se dirigen por las trompas de Falopio. Muchos espermatozoides mueren al dirigirse por la trompa incorrecta.

Los espermatozoides rodean el óvulo buscando la parte más accesible para poder introducirse. El espermatozoide “ganador” se une con el núcleo del óvulo concretándose la fusión de los genes del espermatozoide con los genes del óvulo, logrando así el inicio de la formación de un nuevo ser humano que comparte las características hereditarias de los progenitores.

Un Óvulo se libera de su folículo y comienza a descender por la trompa de Falopio.

Este sorprendente evento de la naturaleza se puede resumir en un simple proceso, la unión de la célula masculina o espermatozoide con la célula femenina u óvulo. Impulsado por pequeños pelillos que cubren el interior de las trompas, el óvulo se moviliza en dirección al útero. La combinación de espermatozoides y líquido seminal forman el líquido blanquecino conocido como semen. Al ser eyaculados, los millones de espermatozoides juntos con el semen son depositados en la vagina. Impulsados por su cola y principalmente por las contracciones del útero, las cuales succionan a los espermatozoides hacia el interior del útero, se dirigen en búsqueda del óvulo.

Los espermatozoides tienen que superar muchos obstáculos en su afán de alcanzar el óvulo. Los fluidos vaginales son altamente ácidos en composición, lo cual mata a un gran número de espermatozoides. Una vez en el útero, los espermatozoides se dirigen por las trompas de Falopio. Muchos espermatozoides mueren al dirigirse por la trompa incorrecta.

Los espermatozoides rodean el óvulo buscando la parte más accesible para poder introducirse. El espermatozoide “ganador” se une con el núcleo del óvulo concretándose la fusión de los genes del espermatozoide con los genes del óvulo, logrando así el inicio de la formación de un nuevo ser humano que comparte las características hereditarias de los progenitores.

 

Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. El proceso evolutivo del nuevo ser. https://www.webscolar.com/el-proceso-evolutivo-del-nuevo-ser. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.

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