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El Yo: Qué es y de dónde procede

Introducción

El interés por el yo, ha cobrado mayor importancia en la actualidad, ya que en el pasado era considerado un tema un tanto, engorroso. Esta importancia deriva de la importancia que tiene el conocer nuestro propio yo, y el de los demás para lograr una relación armónica en la sociedad y obtener una realización personal buena.

En el presente tema que nos ocupa: EL YO: QUE ES Y DE DONDE PROCEDE, analizaremos cuatro teorías de diferentes autores como los son: Allport, Sullivan, Combs y Snygg y Diamond, teorías que guardan estrecha similitud en cuanto a la concepción del yo.

También abordaremos los factores en cambios significativos de las percepciones del yo, dentro del cual veremos temas como cambios durante el desarrollo, cambios debido a crisis de la vida y cambios resultantes de la psicoterapia.

De la misma manera, veremos la Distorsión y plenitud, en donde distinguiremos una personalidad distorsionada de una personalidad bien realizada.

Una vez hayamos concluido nuestro trabajo seremos capaces de valorar nuestro yo interno, tanto como el yo de las demás personas, con el propósito de alcanzar una superación personal y una personalidad realizada adecuadamente, así como comprender el yo de nuestros congéneres en busca de una convivencia social amena y de mucho provecho.

EL YO: QUé ES Y DE DóNDE PROCEDE

1. Concepto:

En psicología, yo o ego (del latín), se define como la unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos, psíquicos y sexuales.

El yo es un término difícil de definir dadas sus diferentes acepciones. A lo largo de la historia su definición se ha relacionado con otros términos como psique, ser, alma o conciencia. Pero una aproximación académica exigiría hacer precisiones según la disciplina desde la que se enuncie. El estudio del yo puede decirse que abarca, disciplinas de orientación biológica, (psicobiología, neurobiología, Neuropsicología, etc.) tanto como disciplinas de corte filosófico y humanista. El término yo desde una aproximación académica se relacionaría con términos como conciencia y cognición.

La pregunta por el qué es, exactamente el yo, es quizá una de las preguntas fundamentales del hombre y no sólo ha sido enunciada en la ciencia sino en diversos sistemas religiosos y espirituales a lo largo de la historia.

2. Marco Histórico:

El interés por el yo, en lo que es y cómo se desarrolla, no es un fenómeno reciente. Existieron Psicólogos como Williams James y otros muchos filósofos, novelistas y profetas que los precedieron, mostraron un profundo interés por este tema. Entre ellos tenemos a Whitman quien en su poema *Canción de Mí Mismo* hacía referencia al yo cuando escribió:

*He dicho que el alma no es más que el cuerpo,

Y he dicho que el cuerpo no es más que el alma,

Ni nada, ni Dios, es más grande para uno que el propio yo.

Otro de los precursores que se interesaron por el tema del yo fue Sócrates quién conmovía a sus oyentes con sus complicadas preguntas sobre la naturaleza del alma humana, ya que los llevaban a buscar una respuesta acerca de lo que entendían cuando se referían al Yo o se referían a sí mismos, lo que resultó molesto para muchas personas por lo que a Sócrates le tocó beber el trago amargo por andar inculcando en este tema, al igual que hoy aún existen personas que se oponen a la exploración del yo. Por otro lado, Francis Bacon era del pensar que el conocimiento del yo propio y el de los demás, era el secreto para alcanzar el éxito en la vida. Al igual Spinoza sostuvo que la felicidad del hombre consistía en el poder de mantener el propio yo.

El Filósofo y Psicólogo Williams James en su obra Principios de Psicología, publicado en 1890 discutió el yo con gran intuición. Aún hoy sigue siendo cierto mucho de lo dicho hace tres cuartos de siglo. Este autor definía al yo cono todo aquello que cada persona sienta o entienda por la palabra yo y hace una distinción entre el yo conocido que denomina *lo mío* y el yo conocedor a quien denomina *yo*.

El yo conocido o sea ¨lo mío¨ de un ser humano es todo lo que él puede considerar como suyo, entendiéndose no sólo su cuerpo y sus poderes psíquicos, sino más aún su casa, su mujer, sus hijos, sus antepasados y amigos, su reputación y sus obras, sus tierras y sus caballos, su yate y su cuenta de banco; mismas que al no tenerlas hará que se sienta empequeñecido.

Con respecto a este mismo yo conocido se subdivide en tres clases:

Lo mío material se considera que incluye el cuerpo de uno, la ropa que se pone uno, los miembros de la familia inmediata de uno y la casa con todo lo que tiene.

En cuanto a lo mío social es considerado como el reconocimiento que uno recibe de sus semejantes. Se afirma que una persona puede tener muchos yos sociales debido a que existen variedades de persona con opiniones variadas de nuestra persona.

Lo mío espiritual es explicado con menos claridad que el mío material y social. La personalidad espiritual es entendida como el núcleo central de la intimidad de uno mismo, del ser subjetivo y de los estados personales de conciencia.

Lamentablemente en el pasado este tema era considerado pecaminoso e incómodo para muchas personas, pero durante la primera mitad del siglo pasado muchos autores se interesaron por retomar estos conceptos acerca del yo.

Es por lo antes expuesto que en la actualidad nos ocupa el desarrollo del tema acerca del yo, expuesto desde un ámbito más moderno, por lo que varios autores entre los cuales citaremos aquellos que desarrollaron teorías para tratar de explicar el desarrollo y organización del yo.

3. Cuatro Teorías Modernas:

Presentaremos brevemente cuatro teorías que tienen mucho en común entre sí.

3.1. Sullivan

Harry Stack Sullivan un psiquiatra practicante fundamentó su teoría en el proceso de la psicoterapia. Según este autor nacemos con la potencialidad para llegar a ser humanos. Basando esta teoría en las decepciones y frustraciones iniciales del infante en las primeras fases de la vida.

Para explicar esto hacemos referencia a la secuencia de desarrollo donde el infante se siente incómodo y descontento, llora y consigue que alguien importante en su vida lo atienda, esto da por resultado que el infante descubra su poder; luego su descontento cesa y lo da a entender con una expresión de alegría; su madre está feliz y él se da cuenta de esta felicidad por lo que el mismo descubre otro poder.

La base del concepto del yo, radica, por lo tanto, en la potencialidad del bebé para llegar a ser humano, de la cual descubre su poder mediante el fenómeno de empatía.

Al ir creciendo el infante, surge de poco a poco un yo sistemático o dinámico, en donde las personas significativas en la vida del niño, hallan necesario el uso de ciertas restricciones que le ayudarán en su enseñanza de hábitos personales. Los premios y castigos que acompañan a esta enseñanza son de suma importancia para la evolución del yo sistemático.

3.2 Allport

En la teoría de Allport, la personalidad incluye todas las regiones de nuestra vida que miramos como nuestra y que se le llamará el proprium, el cual incluye todos los aspectos de la personalidad que cuentan para la unidad interior.

Para entender el desarrollo del yo, Allport enumera ocho aspectos del proprium: sentido corporal, identidad del yo, promoción del yo, extensión del yo, el agente racional, la imagen del yo, la lucha por lo propio y el conocedor.

El yo corporal, está constituido por las múltiples sensaciones que existen dentro del organismo, las cuales pueden ser experimentadas vivamente, levemente o muy poco. Las sensaciones orgánicas son una parte importante de nuestra percepción del yo, aunque no constituye el todo, pues es sólo una parte.

La identidad del yo se desarrolla pausadamente al ir aprendiendo el niño paso a paso a diferenciarse del medio ambiente. En este proceso se destaca la importancia de la interacción social, como la importancia de la interacción con el ambiente impersonal lo cual ayuda al niño a darse cuenta que es un ser individual. Allport supone que el infante no tiene sentido de la identidad del yo, sino que esta llega cuando el niño ha alcanzado los cuatro o cinco años.

Promoción del yo significa un acervo de cosas. Incluye la búsqueda del yo, la estima del yo y el amor al yo. Se relaciona estrechamente con la necesidad de supervivencia.

La extensión del yo consiste en acarrear al yo que crece, las personas y objetos que son de importancia emocional para el individuo.

El agente racional o ego apunta a que el agente racional del proprium debe ser capaz de lograr soluciones ciertas, ajustes apropiados, un planeamiento exacto y un resolver casi impecable de las ecuaciones de la vida.

Imagen del yo incluye tanto el concepto del yo como las aspiraciones personales de este yo o dicho con otros términos el yo real y el yo ideal.

La lucha por lo propio se distingue de otras formas motivadoras en que aunque nadando entre conflictos, lucha por la unificación de la personalidad. La posesión de metas de largo alcance, centradas en la existencia personal distingue al ser humano del animal, al adulto del niño y en muchos casos a la personalidad sana de la enferma. Allport explica los estados mentales actuales como resultado de experiencias pasadas.

El conocedor en contraposición a muchos otros teóricos de la personalidad, se interesa por el desarrollo de una personalidad sana. En esta teoría el autor afirma que para el desarrollo del sentido del yo, el infante debe estar dotado normalmente, puesto que considera que la identidad del yo se logra en el niño normal hasta los cuatro o cinco años. Es decir que para él todo aquí niño con problemas que merman su intelecto no desarrollan el sentido del yo, aunque esta consideración está a sujetas críticas, puesto que estos niños tienen un sentido del yo aunque sea limitado.

3.3 Diamond

Salomón Diamond expresa su teoría en dos vías la búsqueda del yo y la defensa del yo como el núcleo de la personalidad humana. Cada uno de estos procesos dura a través de la vida entera del individuo.

Según el autor, el descubrimiento del yo se logra de formas básicas: mediante el reconocimiento y la exploración del cuerpo y por medio de la identificación con las personas ideales y su imitación.

La exploración del cuerpo, aunque más reveladora en la infancia y tierna niñez, sigue a través de la vida y es un aspecto importante del desarrollo del concepto del yo, pero este aspecto ha sido exagerado por el autor, ya que el segundo proceso del descubrimiento del yo mediante la identificación con las personas ideales y su imitación probablemente es de mayor importancia, al exponer que aprendemos no solo experimentando nuestras propias acciones, sino utilizando las acciones de los demás como espejo y modelo a imitar. Se cree que si el niño elige a su padre como modelo a imitar éste se desarrollará sin trastornos mentales, lo que resulta discutible, puesto que casi siempre en la infancia y niñez el niño elige a la madre; no es sino hasta la preadolescencia y adolescencia en donde el niño elige al padre, hasta cierto punto, como modelo a imitar, ya que en la mayoría de los casos tiende a imitar a sus congéneres.

Diamond no sugiere la existencia de un yo estático, más bien hace referencia a que uno cambia constantemente de forma gradual y que al hacerlo se protege el propio yo contra los cambios. Para este autor el yo es la persona.

3.4. Combs y Snygg

Nos presentan un panorama fenomenológico de la naturaleza del yo y de su desarrollo.

El ambiente fenoménico del individuo incluye todas sus percepciones, tanto las de su yo como las de lo ¨no yo¨. Formando parte del campo fenoménico está el yo fenoménico que incluye todo aquello que la persona sitúa como característico de sí mismo. El yo fenoménico es el yo en una situación dada, la que puede cambiar con el tiempo o de un escenario a otro. En el medio del yo fenoménico y dentro de él está el concepto del yo, el cual lo constituyen la percepciones acerca del yo que son de importancia vital para el individuo, las cuales constituyen la esencia de lo mío, lo cual al sufrir la pérdida equivale a la destrucción de la persona. Y

Combs y Snygg suponen que el yo comienza casi a la vez en que sucede el nacimiento del niño y sigue desarrollando paulatinamente al ir diferenciando el infante el yo del no yo. Por ejemplo, al ir explorando su cuerpo y el medio externo descubre que sus dedos son parte de su cuerpo, pero sus dados no los son, más con la experiencia, el yo se va diferenciando con muchas más claridad del resto del campo fenoménico.

Los citados autores son de la creencia que el yo fundamentalmente es un producto social que resulta de la interacción con otras personas. En cuanto a la importancia de la interacción social estos autores coinciden con Sullivan, Allport y Diamond, al igual que en el aspecto que afirma que los primeros años son los más importantes y que la familia le da al niño las definiciones más duraderas de su yo.

Por último, Combs y Snygg, afirman que los cambios en el yo percibido parecen depender, por lo menos, de tres factores:

  1. 4. Factores en Cambios Significativos de las Percepciones del yo.

Existen momentos en la vida de una persona en que las percepciones del yo cambian con más facilidad y rapidez que en otros. Entre los momentos más importantes tenemos los siguientes tres:

  1. 4. Cambios en el curso del crecimiento y desarrollo ordinarios.

Se afirma que pueden sobrevenir cambios en el concepto del yo del individuo en cualquier momento de la vida, especialmente en el inicio de cada fase del desarrollo, las cuales se han clasificado en siete fases a saber: el inicio de la fase escolar, la preadolescencia, el principio de la adolescencia, el final de la adolescencia, el matrimonio, la independencia de sus hijos, y la jubilación.

  1. ¥ El inicio de la vida escolar constituye, para el niño, un cambio evolutivo de mucha importancia, puesto que se considera que el niño logra la identidad de su yo a los cuatro o cinco años de edad, pero que esto no sucede súbitamente, es un proceso que inicia aproximadamente a los dos años y medio.

Durante los primeros días o semanas de escuela el niño experimenta un impacto considerable en la percepción del yo, debido a que se encuentra con otra persona significativa que va a afectar vitalmente su apreciación del yo, tal como la maestra la cual sustituirá a la madre por lo menos de una cinco a siete horas diarias, cinco días por semana. Además están las relaciones con sus compañeros de clases, los cuales pueden quererlo y aceptarlo, o rechazarlo con burlas. Es responsabilidad de los maestros y en cierto grado de los padres, que llegada la adultez, el niño guarde gratos recuerdos de sus primeros días de escuela.

  1. ¥ La segunda fase evolutiva es la preadolescencia cuando el niño comienza a cultivar amistades íntimas con otros niños del mismo sexo. Es una etapa difícil para el niño, pues suelen haber muchos conflictos por la diferencia de edades, entre sus amistades y las amistades de sus padres, ya que antes a esta fase el niño alternaba principalmente con sus padres y personas adultas..

En este periodo se pierde algo de individualidad, ya que el niño se percibe a sí mismo como miembro de un grupo.

  1. ¥ El siguiente cambio viene con el inicio de la adolescencia donde se experimentan cambios físicos en altura, peso, formación corporal, órgano sexual y voz. Si estos cambios suceden prematuramente, cuesta trabajo aceptar la nueva imagen del cuerpo, por ejemplo, en la niñas, hay casos en que esta suele presentarse a los diez años o incluso ocho o nueve pueden sentirse asustadas y aturdidas al sentirse diferentes al resto de las niñas de su edad o por el contrario cuando esta se presente un poco más tarde de lo normal como es el caso de los diecisiete o hasta dieciocho años, en donde la niña puede desarrollar un complejo de inferioridad al no tener las mismas características que las niñas de su edad las cuales ya presentan formas en su cuerpo de una adulta. Otra característica en esta etapa es que ya el lazo afectivo con los padres no es tan estrecho como en la niñez, incluso disminuye también estos lazos emocionales con personas de su propio sexo, puesto que, surge ahora el deseo de compartir lazos afectivos con otras personas del sexo opuesto si el joven no está claro con su nuevo yo, surgirán dudas y temores y conflictos.
  2. ¥ El final de la adolescencia, se ha logrado el desarrollo, surge una joven persona, la cual resulta ser relativamente competente, aunque todavía no ha logrado un lugar específico en el mundo de los adultos. Es una etapa en donde no disfruta de los privilegios y seguridad de la niñez y tampoco disfruta de los privilegios completos del adulto.
  3. ¥ Bastante cerca del final de la adolescencia llega las relaciones y responsabilidades matrimoniales, lo que requiere de una modificación de la percepción del nuevo yo. La mujer aprende a percibirse como una esposa satisfactoria o no satisfactoria; como una buena mujer o mala mujer de su casa. Además se acerca el tiempo de ser madre, este nuevo papel trae muchos cambios a la imagen de su yo. Por otro lado el joven hace poco tiempo se veía libre e independiente tiene que aprende y ajustarse a verse atado como marido y con ello todas las responsabilidades que esto conlleva, tales como: ser cabeza de familia y más tarde verse en el papel de padre. Estos y otros cambios de la percepción suelen ser difíciles para la juventud.
  4. ¥ La siguiente fase principal es la madurez. Esta fase no está definida específicamente, ya que se calcula que en la mujer ocurre a los cuarenta y en el hombre a los cincuenta. Aparentemente es más difícil para la mujer realizar los cambios evolutivos en la percepción del yo en este periodo. Alguna no lo logran y desarrollan lo que se conoce como melancolía involutiva, pero en su gran mayoría se resigna sin problemas a verse con menos atractivos. Son capaces de aceptar el hecho de que sus hijos, ya n son niños, por lo tanto ya no necesitan mucho de ellas, puesto que ahora comparten otros intereses.
  5. ¥ La edad del retiro es mucho más dura para el hombre. Si la mujer tiene una buena salud a los sesenta años y más puede continuar su vida social, sus actividades comunales y responsabilidades domésticas. No hay una ruptura súbita para ella. No sucede igual en el hombre, quien al llegar a la edad del retiro pierde de repente muchas cosas importantes para él. Ya no desempeña la misión de trabajo que supone para un hombre una importante parte de su yo. Todas sus necesidades básicas se frustran en algún sentido. Muchos hombres aprenden a hacer los ajustes necesarios a esta situación modificando la propia percepción.
  1. 5. Cambios resultantes de crisis o catástrofes

Las crisis o catástrofes son difíciles de señalar, puesto que lo que para un individuo es una experiencia catastrófica, para otro es neutral, incluso para un tercero, es una experiencia de alivio. La pérdida del consorte produce cambios en la percepción del yo para la mayoría. Otras experiencias que pueden afectar seriamente el concepto del yo, son las pérdidas económicas, accidentes que producen invalidez y la pérdida de la salud. En todo caso, sólo el individuo mismo sabe lo que una experiencia específica significa para él. Hay que recordar que una crisis puede ser tanto positiva como negativa. Una ganancia grande tiene tanto impacto emocional como una gran pérdida.

  1. 6. Cambios mediante la Psicoterapia.

No hay nada milagroso en la Psicoterapia, la cual principalmente es una situación de aprendizaje, con énfasis en las emociones, más que en intelecto. El cliente trae al consultorio una percepción negativa de sí mismo. Desea alcanzar un concepto más positivo de sí mismo, pero su proceso de desarrollo está impedido por conflictos, ansiedades o mecanismos de defensa anormales. Su mayor necesidad al principio de la psicoterapia, es que terapeuta lo acepte de veras. El necesita una comprensión completa de sus sentimientos, sean estos los que sean.

Asumiendo que el cliente que va a la psicoterapia está perturbado seriamente se han delineado siete fases:

-El individuo en esta fase muestra una fijeza estática, muy contrario a una fluidez elástica, puesto que vive muy atado al pasado. Esta rigidez provoca que se vea impedido para comunicarse con otros o consigo mismo. Se convierte en una caricatura de lo que pudiera haber sido. Al ser aceptado plenamente el cliente se da un aflojamiento ligero casi instantáneamente, en al estructura de su yo y pasa gradualmente a la segunda fase.

-En la segunda fase suelen expresarse sentimientos con los que el cliente no está realmente identificado. Si el proceso psicoterapéutico tiene éxito el cliente va pasando suavemente a una tercera y cuarta fase.

-Al aumentar su libertad de expresión tocante al yo, es capaz en la quinta fase de una propiedad creciente en los sentimientos expresados y aparece una comprensión de lo que debe ser el yo real. Ya no se trata de experiencias remotas.

-En la sexta fase el cliente vive ya en la actualidad, en vez de vivir en el pasado. Sus experiencias son ya subjetivas, fluyen en vez de estar fosilizadas. Ahora el yo se compone de sentimientos y experiencias por lo que está pasando el individuo. El yo está mejor integrado, más confiado.

-La séptima fase es donde el cliente alcanza el yo de un modo creciente y sencillo, la conciencia subjetiva y reflexiva de sus experiencias. El yo, es con frecuencia, una cosa que se va sintiendo tranquilamente en este proceso. El cliente será ahora una persona cambiante con frecuencia, que experimenta con frescura, inmediatamente, cada nueva situación, respondiendo a esa novedad con sentimientos reales y aceptados, expresando sus opiniones de acuerdo con lo que es, no de acuerdo con una experiencia pasada. El proceso de psicoterapia se traduce en cambios considerables del yo.

5. Distorsión y Plenitud

De lo anterior expuesto se deduce que las percepciones del yo de una persona son producto del medio adquirida dentro de los límites impuestos por la herencia biológica. Lo que ha sido el pasado determina en mucho lo que va a ser el futuro. Como existe una variedad casi infinita de personalidades, en cada una de ellas hay algo de distorsión y plenitud, percepciones negativas y positivas, sentimientos de ineptitud y de aptitud. No es posible establecer una clara división entre los que viven vidas torcidas y los que han alcanzado un alto grado en la propia realización. La ineptitud y la aptitud es poseer un pequeño sentimiento de aptitud y llega a un alto grado de aptitud. En el nivel más bajo de este continuo están los psicóticos, que han vivido bajo tanta presión de amenazas que se han visto forzado a formas externas de ajuste, en su esfuerzo por mantener algo de su personalidad. Luego siguen los neuróticos, quienes, aunque padecen percepciones torcidas del yo y del ambiente, tratan una y otra vez de seguir progresando. En su mayoría las percepciones positivas de las personas, son más fuertes que las negativas, aunque éstas no estén totalmente ausentes; sobre ellos están los individuo más aptos. Los miembros de este grupo hallan la vida retadora y relativamente feliz. Andan siempre en busca de nuevas experiencias y nuevos progresos. En el extremo derecho del continuo se hallan los que han logrado la realización del yo. Son muy afortunados; padecen un mínimo de amenazas.

  1. 1. Personalidades distorsionadas

Estas personas deben excitar nuestra simpatía y no nuestra condenación. Han llegado a construir lo que son, debido a circunstancias fuera de su control. Nadie puede elegir sus características orgánicas hereditarias y alguna de esas características pudo haber causado inevitablemente su ineptitud, por ejemplo: un retardo mental grave, que le impide al individuo vivir la primera etapa que es la vida escolar que inicia a los cuatro o cinco años y es de suma importancia puesto que, a esta edad el niño tiene una percepción del yo real. Si las experiencias que anteceden a la gestación del yo han sido marcadamente negativas, así serán las percepciones del yo con todo lo que ello implica. El individuo se percibe como un ser sin valor, débil, incapaz de enfrentarse a la vida. Este individuo hará de los pequeños problemas una crisis enorme. Se siente rodeado de amenazas que debe enfrentar para salvar su yo fenoménico, pero no está equipado con las herramientas necearías para enfrentar esta batalla.

Como respuesta a importante a la amenaza aparece la ansiedad, que es represiva e impide aprender más. La persona amenazada se defiende negándose a nuevas percepciones. Se presenta entonces la negatividad llegando al punto en que las percepciones se reprimen totalmente, prevaleciendo solamente la percepción de la amenaza. Para ayudar al individuo a salir de esta fase, la psicoterapia tiene como fin primordial ayudar a la persona perturbada, en una atmósfera libre de amenazas, a recordar las experiencias negadas, a examinarlas e incorporarlas a la estructura del yo.

La amenaza no solo se limita a las personalidades ineptas. Todos en algún momento las sentimos. Lo importante es utilizar técnicas adecuadas para hacerle frente.

Parece estar bien establecido que la persona distorsionada que no puede aceptarse a sí misma, tampoco acepta a otras personas. Esto es una causa muy importante de la soledad que caracteriza a lo inadecuados, ya que se sienten fuera del mundo real y de los demás humanos. Están ávidos de contactos personales íntimos, pero no pueden darlos ni recibirlos.

Las formas más serias de negativismo y distorsión que produce la amenaza aparecen en lo pacientes psicóticos. Los que padecen reacciones esquizofrénicas, ya que han aprendido a defenderse mediante alucinaciones y elusiones, que son su mecanismo de ajuste. Han escapado de un mundo real, que resultaba demasiado para ellos, a un mundo irreal, en el cual se siente, por lo menos, un poco satisfecho.

  1. 2. Personalidades bien realizadas

Los que satisfacen sus necesidades debidamente y logran un alto grado de plenitud, quedan muy lejos de las personas distorsionadas. Generalmente su herencia biológica es normal. También tuvieron experiencias infantiles positivas. Sus necesidades afectivas, su seguridad emocional fueron satisfechas en sus primeros años, lo que los prepara para que más adelante cuando se presenten crisis de importancia que no logren derrumbarlo, pues tiene cimientos que lo sostienen firmemente.

Existen tres características principales del campo perceptivo de las personas adecuadas:

  1. 1. Las personas adecuadas se ven a si mismas de un modo positivo en general.
  2. 2. Las personas adecuadas son más capaces de aceptar e integrar sus percepciones en el campo fenoménico.
  3. 3. Las personas adecuadas son capaces de una amplia identificación del yo con otras personas.

Un concepto positivo del yo indica, por lo general, una apreciación realista del yo y una buena salud mental. Al poseer una imagen positiva de sí mismo, el individuo está relativamente libre de amenazas, por lo que existe un mínimo de ansiedad y no hacen falta las defensas elaboradas contra ellas. Existe poca negación de la realidad de la vida, las experiencias difíciles son aceptadas e incorporadas a la estructura del yo. También relativamente hay poca distorsión, porque la persona llena de confianza necesita menos evasivas que la tímida. Está convencido que posee los recursos necesarios para hacer frente a lo que pueda traer la vida. Se siente libre para explorar fuera de sí. Es flexible.

Se dice que las personas adecuadas son capaces de identificarse bien con otras. Aunque no siempre es así, puesto que existen personas inteligentes incapaces de establecer relaciones íntimas con un número considerable de otro individuos. Su círculo íntimo es muy reducido, no siendo esto un impedimento para lograr su propia plenitud.

Una característica interesante de las personas bien realizadas es la capacidad de separarse de los demás. Como están en paz consigo mismas, no sólo pueden disfrutar de su soledad interior, sino muchas veces preferirla de hecho. Tienen la posibilidad de ser objetivas y tranquilas en situaciones en que otros se sentirían amenazados y fuera de su equilibrio. Las personas bien realizadas no necesitan tanto de los demás como hace la mayoría. Su yo es suficiente, a veces en grado enojoso.

Otra característica importante se refiere a los sentimientos que tienen las personas bien realizadas respecto a la humanidad. Estas personas, aunque no necesitan mucho de los demás, se identifican profundamente con el género humano, y tienden a tener un fuerte deseo de ayudar a sus semejantes y poseen un alto grado de conciencia social. Las personas bien realizadas no son perfectas. Son creativas, más no siempre son buenas y sabias. Estas pueden ser inconformes, encajar mal en medio de las organizaciones. Les importa poco las opiniones de los demás, por lo que asumen una actitud antagonista. Incluso sus emociones suelen desencadenarse violentamente, también tienen conflictos pueden experimentar melancolía profunda. No son súper hombres, pero pueden servir de ejemplo de la realización de las potencialidades humanas a un nivel muy alto.

CONCLUSIÒN

El concepto del yo se aprende. Es un hecho de gran importancia para el individuo y las personas responsables de su desarrollo durante los primeros años de vida, que es cuando se cimenta la estructura del yo. El concepto personal que uno tiene del yo, procede de las experiencias, mayormente de la experiencia social. Durante la infancia estas experiencias sociales están delimitadas fundamentalmente en lo que es el círculo familiar, sobre todo los padres, en donde las personas significativas del niño, son los miembros de este círculo. De estas personas significativas, especialmente la madre, el infante toma la base del concepto de su yo. Ello puede ocupar tempranamente en la vida, antes de poder usar y entender un idioma; este sentimiento del yo se aprende mediante la empatía. Para cuando el niño tiene de tres a cinco años, ya tiene un concepto bastante organizado del yo, aunque es aún flexible y fácil de alterar.

Durante el pasar del tiempo el niño toma conciencia del aprecio que le tienen las demás personas, por lo que el concepto del yo se convierte en un reflejo de estas apreciaciones. Si las apreciaciones son negativas, el niño se sentirá un ser inferior, si por el contrario las apreciaciones predominantes son positivas, aprende a considerarse valioso. No hay un punto en la vida del individuo, en el que el concepto del yo quede tan establecido que no esté sujeto a cambio. Lo que sucede realmente es que está siendo modificado continuamente como resultado de la interacción constante con el ambiente. Estos cambios como es lógico, son menos significativos en el adulto que en el niño.

A pesar de que el yo está sujeto a cambios conforme va ajustándose a las presiones del medio, intenta mantenerse intacto. Hay una notable consistencia en la conducta de los individuos, sobre todo en los adultos. La resistencia a cambiar, con la rigidez concomitante en la conducta, aumenta cuando el individuo se ve amenazado. Por lo contrario, si en el ambiente no hay mucha amenaza, el individuo va en busca de nuevas experiencias. Es capaz de establecer diferencias adecuadas y aprender más acerca de sí mismo y del medio, dando como resultado una realización más completa de sí mismo.

BIBLIOGRAFÌA

Material Didáctico; capitulo II, El Yo: Qué es y de Dónde Procede. Págs. De la 254 – 285

http://es.wikipedia.org/wiki/Yo

http://pdf.rincondelvago.com/psicologia-de-la-personalidad_1.html

http://webspace.ship.edu/cgboer/snyggcombsesp.html

Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. El Yo: Qué es y de dónde procede. https://www.webscolar.com/el-yo-que-es-y-de-donde-procede. Fecha de consulta: 22 de diciembre de 2024.

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