El socialismo es un conjunto de teorías socioeconómicas que abarcan un sentido general, desde el socialismo utópico y la social democracia, hasta el comunismo y el anarquismo, y a distintas prácticas políticas que tienen en común el intento de abolir las diferencias y conflictos entre clases sociales. Está ligado al desarrollo de la industrialización y del movimiento obrero, el socialismo ha pretendido conseguir un modelo de sociedad en el que la igualdad económica lograra acabar con los conflictos entre las clases. Son muchas las prácticas socialistas que se han generalizado y que gozan de gran predicamento porque el propio nombre de “socialismo” sugiere una preocupación por lo “social” más que por el individuo. “Socialismo” sugiere bondad y compasión; todo lo contrario, pues, de “egoísmo”. Suena tan bien “socialismo”, que forma parte (él o sus derivados) del nombre de muchos partidos políticos, no obstante su espectacular fracaso social y económico, por no hablar de los métodos violentos y crueles que han caracterizado su imposición.
La meta del socialismo siempre fue la creación de un nuevo orden social basado exclusivamente en el trabajo colectivo bajo condiciones económicas de igualdad, es decir, en condiciones de propiedad colectiva de los medios de producción.
Pero los socialistas más conservadores imaginaron que esto puede lograrse mediante el desarrollo y la organización del poder político de las clases trabajadoras, encabezadas por el proletariado de la ciudad con ayuda del radicalismo burgués; mientras los socialistas revolucionarios, enemigos de toda alianza ambigua, creen que este objetivo común no puede lograrse a través de la organización política sino mediante la organización social (y, por tanto, antipolítica) y el poder de las masas trabajadoras de las ciudades y los pueblos, incluyendo además a todos los que, a pesar de pertenecer por nacimiento a las clases altas, han roto voluntariamente con su pasado y se han unido abiertamente al proletariado aceptando su programa. Cuando estos conceptos, tendencias, perspectivas y propuestas se organizan a nivel de toda la sociedad, del sistema económico y político, surge el totalitarismo de Estado en el que cada ciudadano queda totalmente dependiente del gobierno sin ninguna o poca iniciativa personal o asociada. A este modelo de convivencia social algunos le llamaron en el mundo socialismo o más bien, socialismo real.
La caída del socialismo fue el resultado de una imparable revolución popular que se anidó durante más de cuarenta años, y que conoció sucesivos estallidos. La inviabilidad del régimen stalinista en general fue más que evidente, cayó en medio del imperialismo mundial y la burocracia comunista, amen de ajustes económicos y pesadas cargas por motivo de deudas. A pesar de “las buenas intenciones” de aquellos que proponen este “modelo económico-social” el socialismo fracaso en el siglo XX y fracasara en el siglo XXI. ¿A que se debe este fracaso? Podría enumerar muchas, pero la numero uno es que atenta contra la naturaleza humana. Decía el filósofo Ingles John Locke que toda actividad humana genera propiedad. Al nacer, (nos hicieron de una actividad humana) tuvimos nuestra primera propiedad: somos dueños de nuestro propio cuerpo y de lo que este produzca a través de su uso. Las necesidades de supervivencia son inherentes a las necesidades materiales con la condición que los derechos terminan cuando comienzan los del otro, o donde el respeto al derecho ajeno es la paz y esto es inseparable en una sociedad libre.
La crisis estalló en la URSS por la insostenibilidad del déficit, originado en los subsidios que otorgaba a los países de la Europa oriental y por los inmensos recursos que absorbía el aparato represivo para poder sostener el régimen en estos países. Según los defensores del capitalismo, la represión era inherente al socialismo. No se concebían entonces sino dos alternativas: el capitalismo, que vulneraba la igualdad entre los hombres, pero dejaba abierta la puerta de la libertad para buscar esta igualdad; y el socialismo, que aunque garantizaba en buena medida la igualdad, reprimía absolutamente la libertad. Lo que demostraba precisamente la caída de la Unión Soviética era que la represión para sostener el socialismo tenía que ser tan grande que hacía definitivamente inviable el régimen. Entonces queda sólo una posibilidad, el capitalismo; todas las alternativas había que buscarlas sin salirse de él, hasta encontrar el modelo que nos acercara más a la justicia social, a la igualdad.
En la autopsia actual del socialismo aparecen múltiples causas de distinto orden, pero entre ellas despunta una tan fundamental como sencilla: los hombres encargados de desarrollar el proyecto revolucionario y socialista en aquellos países no quisieron continuarlo porque no se sentían ya identificados con él. No veían reflejados en sus realizaciones las aspiraciones humanistas que animaba originalmente al proyecto socialista. Mientras que los defectos económicos fueron importantes en fomentar la desconfianza y el desprecio de las masas hacia los líderes de las sociedades ex-socialistas, los síntomas más reveladores de la degeneración socialista fueron políticos: el levantamiento de un masivo aparato estatal represivo sobre el pueblo y la ausencia completa de la democracia. Existe en todo el mundo la extensa percepción popular que el socialismo es un sistema coercitivo, y las experiencias de los partidos comunistas en el poder han justificado esa percepción.
Hablando en términos generales, los pueblos del mundo odian el imperialismo, pero el socialismo les da miedo. Estos puntos están en el corazón de la crisis del socialismo, y sólo cuando los socialistas desarrollen un movimiento, una estrategia y una visión que sean al mismo tiempo revolucionario y democrático, será posible hablar de “un rumbo” fuera de esa crisis. Todavía no ha habido ningún país donde el triunfo de la revolución socialista haya llevado a un sistema democrático. Quizá la Yugoslavia de Tito con su “socialismo de autogestión” fuera lo más cercano a un régimen socialista democrático, pero no hay que olvidar que incluso allí había partido único y que en los consejos de trabajadores. El fracaso del sistema socialista no fue obra del imperialismo, de los organismos internacionales, de las multinacionales, de la religión, en parte de los norteamericanos, pero de fondo fueron los sectores populares; los trabajadores de las oficinas, granjas y fábricas del Estado que prefirieron enfrentar a los tanques que seguir en la miseria socialista y su opresora nomenclatura.
Debió ser necesario suprimir completamente, en principio y de hecho, todo aquello que llaman el poder político no el sentido estricto de la palabra, pues, mientras que el poder político exista, habrá gobernantes y gobernados, corrupción y degradación. Con mayor razón en una formación socialista, donde el estado está casi omnipresente, donde tiene un poder ilimitado, donde rige la economía, donde es autoritario y paternalista. El inmenso poder que adquiere el gobierno de corte socialista produce la descomposición de los gobernantes, genera un animal lento, torpe, burocrático y autoritario llamado Estado. Si hubiesen sido suprimidas estas características, el poder político pudo haber sido substituido por la organización de las fuerzas productivas. Esta revolución está condenada al fracaso. Si, así es. Mientras el frente de las ideas de los comunistas autoritarios -ideas falaces- descanse sobre una revolución social que puede ser decretada y organizada por medio de una dictadura o de una Asamblea Constituyente, por una élite al fin y al cabo. Es bien sabido que la revolución sólo puede ser emprendida y llevada a su pleno desarrollo a través de la acción masiva continua y espontánea de grupos y asociaciones populares. Sin embargo en la realidad, no existe un individuo, una dictadura colectiva, ni siquiera una combinación de intelectos en la posibilidad de abarcar toda la infinita multiplicidad y diversidad de intereses, aspiraciones, deseos y necesidades reales que constituyen en su totalidad la voluntad colectiva del pueblo; no existe intelecto capaz de proyectar una organización social que pueda satisfacer a todos y cada uno de sus integrantes.
Tal organización será siempre un ente represor en el que la violencia, usada a su conveniencia por el Estado, dictará las órdenes a la sociedad. Este es un viejo sistema de organización, basado sobre la fuerza, que la revolución social no pudo suprimir y que acentúo de manera imperante. Aquellos anhelos de plena libertad a las masas, los grupos, comunas, asociaciones e individualidades, no pudo concretarse. La única manera de lograrlo sería destruyendo de una vez por todas la causa histórica de toda violencia: la misma existencia del Estado cuya caída supondrá la destrucción de todas las inequidades del derecho jurídico y de todas las falsedades de los diversos, de toda violencia representada, garantizada y autorizada por el Estado, comunismo pues. Lamentablemente la humanidad no se encuentra en el nivel de conciencia para ello. En medio de esa crisis, los intentos de renovaciones políticas que se emprendieron tuvieron en común la ausencia total o el diseño incompleto de nuevas estrategias socialistas y la falta de nuevas vanguardias capaces de conducirlas, lo que facilitó la hegemonía de posiciones procapitalistas.
Se trató de una crisis esencialmente estructural, una crisis de un modelo económico y de un sistema político conformados durante decenios; de un modelo y un conjunto de estructuras que tuvieron sus fases de crecimiento, logros, expansión y dinamismo, pero que evidentemente agotaron sus posibilidades. Esta caída tiene múltiples razones, iniciemos con que su sistema burocrático constituía el fundamento del sistema social por lo cual le impidió modernizarse constantemente llegando a un punto de estancamiento. Ante el resto que mundo el cual experimentaba constantes cambios de innovación y revolución informática, además de procesos de internacionalización.
La desaparición de la unión soviética y las democracias populares de Europa del Este tuvo como consecuencia sobre el conjunto del orden mundial, conllevo a finalizar la guerra fría con Estados Unidos, y se inicio el rápidos proceso de desarrollo de la economía mercantil-capitalista la cual se puso en practica en todos los países que cantes conformaban este bloque con la excepción de Corea del norte.
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