Constantino nació en Naissus (la actual ciudad de Niš), hijo de Constancio Cloro, y su primera esposa Elena. En 292 el padre de Constantino se casó, en segundas nupcias, con Flavia Maximiana Teodora, hija del emperador romano de occidente Maximiano. Teodora daría a Constantino seis hermanastros.
Primera tetrarquía
Al principio del siglo IV, el imperio estaba gobernado por una tetrarquía: dos augustos, Diocleciano y Maximiano, y dos césares, Constancio Cloro y Galerio, compartían el poder. El joven Constantino sirvió en la corte de Diocleciano en Nicomedia tras el nombramiento de su padre como uno de los dos césares de la Tetrarquía en 293.
Segunda tetrarquía
El año 305 marcó el final de la primera tetrarquía con la renuncia de los dos augustos Diocleciano y Maximiano. De esta forma los dos césares accedieron a la categoría de augusto y dos oficiales ilirios fueron nombrados nuevos césar. La segunda tetrarquía quedaba así formada: Constancio Cloro y Severo II, como augusto y césar respectivamente, en occidente y Galerio y Maximino Daya en la parte oriental del imperio. Sin embargo, Constancio Cloro cayó enfermo durante una expedición contra los pictos en Caledonia, muriendo el 25 de julio de 306. Su hijo Constantino se encontraba junto a él en su lecho de muerte en Eboracum (ciudad de York, Inglaterra), en la Britania romana, donde su leal general Croco, de ascendencia alemana, y las tropas leales a la memoria de su padre le proclamaron augusto (emperador).
Comienza así un período de 20 años de conflicto que culminará con la asunción del poder absoluto por Constantino el Grande. En este entorno convulso comenzaron a desaparecer candidatos: Domicio Alejandro fue asesinado por orden de Majencio; Maximiano se suicidó asediado por Constantino y Galerio falleció por causas naturales.
Triarquía (311 – 313)
Majencio fue relegado por los tres augustos restantes y finalmente vencido por Constantino en la batalla del Puente Milvio, en las afueras de Roma, el 28 de octubre de 312. Una nueva alianza entre Constantino y Licinio selló el destino de Maximino que se suicidó tras ser vencido por Licinio en 313.
Diarquía (314 – 326)
A partir de este punto el imperio quedaba dividido entre Licinio, en oriente, y Constantino en Occidente. Tras los enfrentamientos iniciales, ambos firmaron la paz en Serdica en 317. Durante este período ambos nombraron césares según su conveniencia entre los miembros de su familia y círculo de confianza. En el año 324, nuevos enfrentamientos terminaron con la victoria de Constantino sobre Licinio en Adrianópolis y Crisópolis.
Gobierno individual (326 – 337)
Constantino representa el nacimiento de la monarquía absoluta, hereditaria y por derecho divino. Durante su reinado se introdujeron importantes cambios que afectaron a todos los ámbitos de la sociedad del bajo imperio. Reformó la corte, las leyes y la estructura del ejército. Constantino trasladó la capitalidad del imperio a Bizancio a la que cambió el nombre por Constantinopla. Falleció, por enfermedad en 337, 31 años después de haber sido nombrado emperador en Britania. Al final de su vida y sólo antes de morir se bautizo para morir como un cristiano.
Constantino fue también conocido por su falta de piedad para con sus enemigos políticos, ejecutando al Emperador Romano Oriental Licinio, su cuñado, por estrangulación en 325, a pesar de que había prometido públicamente no ejecutarle antes de su rendición en 324. En 326, Constantino ejecutó también a su hijo mayor, Crispo y unos meses después a su segunda esposa Fausta (Crispo era el único hijo que tuvo con su primera esposa Minervina). Corrieron rumores sobre una presunta relación entre hijastro y madrastra que supuestamente podría haber sido la causa de la ira de Constantino, sin embargo, estos rumores sólo se encuentran documentados por los historiadores Zósimo (siglo V) y Juan Zonaras (siglo XII) y sus fuentes no han sido establecidas. Otra de las teorías sobre la muerte de Crispo fue que Fausta estaba envidiosa ya que el hijo de Constantino no era hijo de ella y era un gran comandante militar y posible sucesor del Imperio y falsamente le dijo al emperador que su hijo no respetaba el cristianismo. Luego Constantino se arrepintió y vivió atormentado por la muerte de Crispo hasta que fue bautizado, ya que le prometieron que esta ceremonia lavaría sus pecados.
Las leyes de Constantino
Las leyes de Constantino mejoraron en muchas facetas las de sus predecesores, aunque también son un reflejo de una época más violenta. Algunos ejemplos de estas leyes son:
- Por primera vez, las niñas no podían ser secuestradas.
- Se ordenó la pena de muerte para todos aquellos que abusaran de la recaudación de impuestos recaudando más de lo autorizado.
- No se permitía mantener a los prisioneros en completa oscuridad.
- A un hombre condenado se le podía llevar a morir a la arena, pero no podía ser marcado en la cara.
Su legado
Además de haber sido llamado honoríficamente «El Grande» por los historiadores cristianos tras su muerte, Constantino podía presumir de dicho título por sus éxitos militares. No sólo reunificó el imperio bajo un solo emperador, sino que obtuvo importantes victorias sobre los francos y los alamanes (306-308), de nuevo sobre los francos (313-314), los visigodos en 332 y sobre los sármatas en 334. De hecho, sobre 336, Constantino había recuperado la mayor parte de la provincia de Dacia, perdida durante largo tiempo y que Aureliano se había visto forzado a abandonar en 271. Al morir Constantino, planeaba una gran expedición para poner fin a la rapiña de las provincias del este por parte del Imperio Sasánida. Fue sucedido en el Imperio por los tres hijos de su matrimonio con Fausta: Constantino II, Constante y Constancio II, quienes se aseguraron su posición mediante el asesinato de cierto número de partidarios de Constantino. También nombró césares a sus sobrinos Dalmacio y Anibaliano. El proyecto de Constantino de reparto del Imperio era exclusivamente administrativo. El mayor de sus hijos, Constantino II, sería el destinado a mantener a los otros tres supeditados a su voluntad. El último miembro de la dinastía fue su yerno Juliano, quien trató de restaurar el paganismo.
Cuando estuvo solo al frente de Roma, Constantino consolidó las reformas de Diocleciano, aunque él fuera el principal responsable del derrumbamiento de la Tetrarquía, debido a sus ambiciones personales.En cuanto al ejército dio mayor importancia a la caballería, tanto en número (aunque seguía siendo inferior a la infantería) como en la parte estratégica.Su decisión en 325 de fundar una nueva capital sobre Bizantium, antigua colonia griega, transformó el mundo romano como ninguna otra, significando al mismo tiempo el acta de defunción para el mundo romano occidental, ya lejos de la capital y casi abandonado a las invasiones de los bárbaros, y la milenaria perduración del Imperio en oriente, más próspero y estable, económicamente pujante y con grandes cantidades de terreno cultivado y en paz.
Constantino acostumbraba aparecer en público, en los concilios y ante la corte vestido con las ropas mas lujosas, cargado de adornos de oro, al estilo oriental, marcando un antecedente del emperador que gobierna rodeado de riquezas en nombre de Dios, aunque Diocleciano ya había dado muestras de ello en su corte de Nicomedia. Otra de las reformas de Constantino fue la abolición de la guardia pretoriana y la reforma del ejército y de la administración. La capital será traslada a orillas del Bósforo, a Bizancio que recibirá en el año 330 el nombre de Constantinopla. Como protector del cristianismo convocó el concilio de Nicea (325) en el que se condenó a Arrio. Antes de morir, Constantino fue bautizado por lo que la Iglesia católica se convertía en el principal apoyo del Imperio. Su sucesión recayó en su hijo Constantino II.
Constantino y la Iglesia
Por primera vez en la historia, un emperador se declaraba cristiano. No es éste el lugar para hacer una investigación sobre la genuinidad de la fe de Constantino. Sólo diremos que aplazó su bautismo hasta poco antes de su muerte (337) y que las razones políticas no eran ajenas a su decisión: una política realista, aunque no se inspirara en motivos religiosos, tenía que tomar en consideración la presencia y la influencia del cristianismo en el siglo IV. Fueren cuales fueren las razones que movieron a Constantino, demostró siempre un cierto disgusto por los paganos. Estos eran todavía fuertes gracias a las poderosas familias romanas que constituían un elemento importante de la sociedad. Tal vez fue ésta una de las razones que le llevaron a trasladar su residencia a Bizancio (Constantinopla), ciudad de escasas tradiciones paganas, situada en la región más cristianizada del Imperio.
Constantino colmó de privilegios a los cristianos y elevó a muchos obispos a puestos importantes, confiándoles, en ocasiones, tareas más propias de funcionarios civiles que de pastores de la Iglesia de Cristo. A cambio, él no cesó de entrometerse en las cuestiones de la Iglesia, diciendo de sí mismo que era «el obispo de los de afuera» de la Iglesia. Las nefastas consecuencias de este conturbenio no fueron previstas entonces. Debido, sin duda, al agradecimiento que querían expresar al emperador que acabó con las persecuciones, los cristianos permitieron que éste se inmiscuyera en demasía en el terreno puramente eclesiástico y espiritual de la Cristiandad. Las influencias fueron recíprocas: comenzaron a aparecer prelados mundanos que en el ejercicio del favor estatal que disfrutaban no estaban, sin embargo, inmunizados a las tentaciones corruptoras del poder y daban así un espectáculo poco edificante. Esta corriente tendría su culminación en la Edad Media y el Renacimiento. Como reacción a esta secularización de los principales oficiales de la Iglesia, surgieron el ascetismo y el monasticismo que trataban de ser una vuelta a la pureza de vida primitiva, pero que no siempre escogieron los mejores medios para ello.
Citar este texto en formato APA: _______. (2011). WEBSCOLAR. La Historia de Constantino. https://www.webscolar.com/la-historia-de-constantino. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.