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La observación en la evaluación formativa

INTRODUCCIÓN

Dentro de la tarea evaluadora, y especialmente en lo que se refiere a la evaluación formativa, la observación ocupa un lugar fundamental. Las prácticas de la observación no pueden concebirse, claro está, de una manera ajena a una determinada concepción de la evaluación y de la enseñanza aprendizaje. En el momento presente, es necesario pensar cómo debe ser la observación para que responda a la concepción constructivista de la enseñanza y al papel que se otorga a la evaluación en los procesos de mejora de la calidad educativa.

El acto de observar significa considerar con atención algo que necesitamos analizar; muchas veces observamos movidos por el interés, se puede definir la observación como uno de los recursos más ricos con que el maestro cuenta para evaluar principalmente lo que se refiere al área afectiva. Las técnicas de observación tienen como finalidad describir y registrar sistemáticamente las manifestaciones de la conducta del educando, como resultado de una constante observación del mismo.

Este trabajo tiene como objetivo dar a conocer la utilidad de la observación en la educación, además la forma como los instrumentos de la observación aportan al proceso enseñanza aprendizaje y así la forma como el docente utiliza las herramientas para la supervisión educativa.

LA OBSERVACIÓN

Los profesores observan espontáneamente y manejan muchísima información que aprovechan para mejorar su enseñanza y adaptarla a la clase en general y a cada alumno en particular. No obstante, es preciso dar un paso más e introducir la sistematización en los procesos de evaluación, tomar las medidas necesarias para evitar sesgos, prejuicios o dificultades al captar el progreso del alumnado. La observación tiene como fin recoger información fiable y válida de un alumno, de un grupo de ellos o de la clase entera sobre algún aspecto relacionado con la vida escolar.

La observación debe permitir recoger información suficiente sobre el aspecto o dimensión evaluada, no fragmentaria y puntual. Emitir un juicio apoyado en poca e insuficiente información es un riesgo que debe evitarse en la medida de lo posible. Sea quien sea la persona que observe, los resultados deben ser semejantes. Repetir la observación en distintos momentos o días y realizarla con dos observadores distintos son métodos útiles para controlar el riesgo derivado de la subjetividad. Si el profesor no se impone unos objetivos, difícilmente podrá calibrarse la validez de la información recogida.

Para hacer una buena observación es necesario que quien la haga se dedique únicamente a esta labor. En el aula es muy difícil llevar a cabo este tipo de observaciones:

La observación puede ser de dos tipos, la no participativa que puede ser útil en algunos casos concretos. Pero en la mayoría de las situaciones del aula lo normal es que el propio profesor sea a la vez observador. Es lo que se ha llamado observación participativa, la cual resulta muy adecuada para llevar a cabo una evaluación formativa.

El plan de observación con fines de supervisión debe considerar los siguientes aspectos:

Hay ciertos momentos especialmente adecuados para que el profesor observe: cuando los alumnos trabajan individualmente o en pequeños grupos. La observación grupal, sobre todo, aporta información muy valiosa, por la naturalidad que tiene la situación de trabajo en equipo. El profesor puede también observar cuando trabaja con todo el grupo: puede observar cierto tipo de respuestas, la reacción de los compañeros ante las intervenciones, etc.

LA OBSERVACIÓN Y EL CONOCIMIENTO DE LOS ALUMNOS

En la concepción constructivista que fundamenta la nueva propuesta curricular se concede mucha importancia a la forma de pensar de los alumnos: cómo interpretan los conceptos que van aprendiendo y cómo los asimilan y los relacionan con los que han adquirido previamente. Algunos aspectos sólo pueden conocerse mediante la observación de la conducta del alumno o alumna y de su forma de resolver los problemas y cuestiones en el aula. Es el caso, por ejemplo, del dominio de ciertos procedimientos o de la adquisición de actitudes, valores y normas.

Tradicionalmente, los instrumentos de evaluación en general y de observación en particular estaban diseñados para identificar los resultados del aprendizaje que realizaban los alumnos.

En una concepción constructivista, la observación abre nuevas posibilidades, ya que permite acercarse a los procesos internos del aprendizaje y ofrece una información muy valiosa para el diseño de nuevas situaciones didácticas. Permite al profesor descubrir que los aprendizajes se integran de formas diferentes, que los alumnos usan distintas estrategias y que cada aprendizaje tiene un valor propio y específico para cada alumno.

LA OBSERVACIÓN INDIVIDUAL Y GRUPAL

Cuando queremos conocer el nivel de desarrollo de ciertas capacidades en un alumno, podemos observarlo individualmente, aunque es importante hacerlo, siempre que sea posible, en el ambiente cotidiano de enseñanza-aprendizaje. Otras veces interesa conocer estos aspectos no de un alumno en particular, sino de un grupo de alumnos, lo que puede servir para adecuar la enseñanza a las competencias y capacidades del alumno inserto en su clase. Este conocimiento derivado de la observación permitiría un primer ajuste al grupo clase, a partir del cual sería posible proseguir con ajustes más individualizados. Por tanto, dependiendo de la finalidad de la observación, se utilizará la observación grupal o la individual.

Otro procedimiento empleado con frecuencia en el aula es la observación selectiva. Hay una observación general de toda la clase al inicio de una unidad didáctica, actividad o situación, y se selecciona a los alumnos que interesa observar más atentamente, bien por sus dificultades, bien por la facilidad con que realizan la tarea, bien por las estrategias diferentes que usan, o por cualquier otra razón.

LA PLANIFICACIÓN DE LA OBSERVACIÓN

La observación puede ser accidental o sistemática. En el primer caso, el profesor recoge información anecdótica en el momento en que se produce. Gran parte del conocimiento que tienen los profesores de sus alumnos proviene de esta fuente. No obstante, tiene varios inconvenientes. La información que se recoge es fragmentaria, puntual, a veces irrelevante. Por otra parte, los prejuicios del observador no son controlados en este tipo de observación.

La observación sistemática pretende superar las limitaciones de la accidental mediante la planificación previa. En ella se tiene en cuenta lo siguiente:

  1. La decisión sobre qué se va a observar: Cuanto más claro tenga el profesor qué es lo que va a observar, mejor podrá realizar esta actividad. Pueden observarse, en concreto, aspectos relacionados con las capacidades motrices de los alumnos y alumnas. Pueden ser observadas también las capacidades relacionadas con el equilibrio personal: autoestima, confianza, equilibrio emocional, actitudes básicas ante la vida, capacidad de resistir frustraciones, etc. Por último, también serán objeto de una atenta observación aquellas capacidades relacionadas con la dimensión social de la persona: relación interpersonal, actuación e integración social.
  2. La decisión sobre a quién se va a observar: Antes de observar conviene tener decidido a quién se va a observar: a un alumno, a varios, al grupo de trabajo o a toda la clase. Cuando se realiza una observación incidental, este punto no es posible planificarlo, pero si se trata de una observación sistemática hay que tenerlo previsto y calcular además el tiempo disponible y el que requiere cada situación de observación.
  3. La decisión sobre dónde y cuándo se va a observar: Es conveniente especificar en qué momento de la actividad o de la situación didáctica se va a observar; no todo momento es igualmente idóneo si se quiere realizar observaciones contextualizadas y no artificiales; es necesario, pues, planificar los momentos de la observación, y de igual forma el lugar: dentro del aula, en el recreo, en la excursión, a la entrada en el patio, etc. Estas variables, que determinan el contexto de la observación, deben estar planificadas y explicitarse en la información recogida, ya que ésta sólo puede valorarse con el conocimiento del contexto en que se ha obtenido.
  4. La decisión sobre el cómo se va a observar: Cuando se trata de realizar observaciones sistemáticas y planificadas se suele utilizar diversos instrumentos, entre los que figuran las grabaciones, los diarios de clase, las listas de control, las fichas de seguimiento, los anecdotarios y las escalas de observación. Algunos de ellos son más adecuados para su utilización en el contexto del aula ordinaria que otros, o son de empleo más sencillo.
  5. La decisión sobre quién o quiénes van a observar: Generalmente será el propio profesor que está impartiendo la clase quien se encargue de realizar la observación. Así, puede observar el profesor tutor mientras el profesor especialista de un área está coordinando la actividad docente, y es posible que el orientador o el profesor de Pedagogía Terapéutica o de apoyo hagan observaciones en el contexto del aula ordinaria cuando el profesor está trabajando con la clase.
  6. La decisión sobre para qué se va a observar: No debe olvidarse que la finalidad va a guiar y orientar la observación. Este es un aspecto que debe estar claro desde el primer momento. Y es que muchas veces parece que el hecho de observar es en sí valioso. Esta es una falsa idea, ya que observar sin un “para qué”, sin un “sentido” es inútil, una pérdida de tiempo.

VENTAJAS DE LA OBSERVACIÓN EN RELACIÓN A OTROS PROCEDIMIENTOS DE EVALUACIÓN

Gracias a la observación es posible indagar en el significado que tiene para el alumno lo que está aprendiendo, así como valorar el grado de integración de los aspectos nuevos con otros que ya posee. La observación permite adentrarse en lo que ocurre en la interacción del alumno con la situación de aprendizaje, con los compañeros, con el profesor y consigo mismo, teniendo en cuenta que en la interacción hay siempre dos elementos que actúan entre sí y que las respuestas de uno dependen del otro y a la inversa; es decir, que se da un intercambio bidireccional que va modificando y modulando esa interacción. La observación será el único instrumento de evaluación sensible a estas situaciones.

DIFICULTADES MÁS HABITUALES EN LA OBSERVACIÓN

El número de alumnos es un factor que condiciona la posibilidad de realizar observaciones sistemáticas. Normalmente, una buena planificación de las actividades y de los momentos puede contribuir a realizar observaciones, pero sobre todo ayudará a ello el cambio de actitudes del profesor, que debe incluirlas como un elemento más a tener en cuenta en el transcurso de las actividades de aula. Otro tipo de dificultades nacen de la artificiosidad que ciertos profesores hallan en este procedimiento de evaluación.

En algunos casos las dificultades tienen que ver con la falta de práctica y experiencia a la hora de realizar observaciones, aunque en realidad para esta tarea no es preciso ser un experto; cualquier profesor puede, con cierta práctica y planificación, incorporar la observación como herramienta de la evaluación.

LOS INSTRUMENTOS DE OBSERVACIÓN

Llevar a la práctica la observación en el aula requiere la existencia y uso de instrumentos que la posibiliten. En lo que se refiere a la evaluación, las buenas intenciones que no se traducen en medidas prácticas son inútiles. Por lo tanto, el proyecto curricular debe incluir principios sobre la evaluación e instrumentos que los materialicen.

Instrumentos que guían y pautan la observación

Instrumentos que sistematizan y organizan la información

Los instrumentos que se van a describir son los siguientes:

CONCLUSIÓN

Es cierto que muchos profesores y profesoras, aun apreciando el interés y la necesidad de la observación, piensan que supone una carga excesiva en sus labores docentes, ya de por sí suficientemente amplias. Asocian la observación a situaciones especiales en las que se precisa un complicado utillaje técnico y unos requisitos extraordinarios de formación y competencia.

La importancia atribuida a la observación dentro tanto de la formación inicial como permanente del profesorado se debe al gran abanico de posibilidades que ésta tiene dentro del ámbito educativo ya que puede ser utilizada como método de investigación de las distintas realidades que se dan en el mismo en cuyo caso deberemos utilizarla con todo su rigor pero con la salvedad de que tanto el instrumento de registro utilizado para la recogida de datos, sistema de categorías o formatos de campo, así como el diseño que utilicemos para el análisis de datos variará en función de la finalidad de la investigación, o bien como instrumento de obtención de información acerca de los alumnos, tanto de su proceso de aprendizaje como de actitudes, personalidad, problemáticas, etc. Tanto si la va a utilizar con una u otra finalidad es necesario que adquiera unos conocimientos básicos sobre la utilización de la observación como herramienta útil en el quehacer de cada día, para ello una vez conocida la fundamentación teórica de la misma deben conocer su utilidad en el aula

Citar este texto en formato APA: _______. (2014). WEBSCOLAR. La observación en la evaluación formativa. https://www.webscolar.com/la-observacion-en-la-evaluacion-formativa. Fecha de consulta: 25 de noviembre de 2024.

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