1. Escultura egipcia
El arte egipcio en general, y en particular la estatuaria, nacieron como un nexo con el más allá destinado a durar toda la eternidad, unido a una exaltación del poder de la persona representada en la misma. La escultura egipcia no surge como una necesidad estética ni de adorno, sino que siempre tiene un fin. Representa el poder, unido al deseo de perdurar eternamente. Por tanto, su finalidad es política y religiosa. Las estatuas están hechas para ser vistas de frente, sin detalles en la parte posterior, excepto, en algunos casos, en que se representaba el pelo o algún objeto que portara en la espalda. Las representaciones escultóricas eran muy variadas, desde cuchillos rituales hasta representaciones humanas, pasando por paletas cosméticas o vasijas de las primeras dinastías.
2. Escultura griega
a) Periodo arcaico
Durante el periodo arcaico, la escultura griega se caracterizó por la rigidez y la llamada «sonrisa arcaica». Así, las representaciones humanas que, sin duda, pretendían exaltar la belleza y la armonía de los jóvenes atletas y de las vírgenes de los templos, son esculturas que carecen de movimiento, aunque pretenden transmitir esa sensación. Son característicos de este periodo los Kuroi y las Koré, en los que la anatomía está aún reducida a esquemas geométricos. De las cabezas, cabe destacar la sonrisa ya citada y el tratamiento del pelo, siempre rizado en bucles simétricos. Es un periodo que podríamos considerar de formación de las bases estéticas de la escultura griega.
b) Periodo clásico
Es el periodo de la perfección griega. En las obras de este periodo se confirma más claramente la idea griega de la belleza, consistente en la proporción por medio de la ordenación matemática entre las diferentes partes de la obra. Su belleza radica en la armonía y en la perfección que infunde serenidad y equilibrio a todas las obras de este periodo. Algunos grandes escultores de este periodo fueron: Mirón, Fidias, Policleto, Praxiteles, Scopas, Lisipo, etc.
c) Periodo helenismo
La escultura tiende ahora hacia la orientalización y el sincretismo (Venus de Milo); se acentúan también los movimientos y temas fantásticos (Sátiro Barberini); también se introducen escenas de la vida cotidiana (Espinario, Niño de la Oca) o retratos mucho más realistas representando la vejez y la fealdad (Demóstenes, Diógenes, etc…).
3. Escultura romana
a) Paleocristiano
En lo que respecta a los sarcófagos cristianos de Roma, sobre todo después del Siglo I, se observa que están estrechamente ligados al arte helenístico, tanto en lo que se refiere a su decoración, como en lo que atañe a las figuraciones mitológicas. Al igual que en las pinturas de las catacumbas, en las esculturas de los sarcófagos, los cristianos admitieron muchas de las figuras y los símbolos funerarios paganos, Amor y Psiquis, las personificaciones del sol y la luna, los amorcillos, la victoria, las guirnaldas de flores y frutos, etc. Pero la iconografía funeraria cristiana en la escultura de los sarcófagos se amplió con muchos temas del Antiguo y del Nuevo Testamento, no desarrollados en las pinturas de las catacumbas. Se pueden observar a Daniel orando entre los leones, al Cristo dando la vista al ciego, la resurrección de Lázaro, Moisés recibiendo las Tablas de la Ley, Abraham sacrificando a Isaac, etc. En los relieves frontales de los sarcófagos prevalece un sentimiento rigurosamente escultórico de la forma. Por el contrario, en los relieves que decoran las caras más pequeñas.
La escultura parece perseguir otros efectos pictóricos. Mientras que en su frente están separadas por columnas y las figuras resaltan por su recio modelado; en las caras menores el relieve se presenta casi tan sólo indicado, según una técnica en la que sobresalía el arte helenístico.
b) Bizantino
El estilo bizantino en escultura debe considerarse como una derivación y degeneración del romano, bajo la influencia asiática. Le caracterizan, en general, cierto amaneramiento, uniformidad y rigidez o falta de naturalidad en las figuras junto con la gravedad la cual suele consistir en esmaltes, en imitaciones de piedras y sartas de perlas, en trazos geométricos y en follaje estilizado o desprovisto de naturalidad. Cultivó el arte bizantino muy poco la estatuaria pero abundó en mosaicos y en relieves sobre marfil, plata y bronce y no abandonó del todo el uso de camafeos y entalles en piedras finas. En los relieves, como en las pinturas y mosaicos se presentan las figuras mirando de frente. No todas las obras de escultura bizantina merecen igual nota desfavorable pues aun en medio de sus defectos reúnen muchas de ellas notables cualidades y relativas perfecciones sobre todo, en las épocas de mayor florecimiento.
4. Escultura románica
La escultura románica se constituye por la imitación de modelos bizantinos o romanos de estilo decadente pero realizado con mano latina y frecuentemente bajo la influencia del gusto persa o del árabe. Se caracteriza, además, por cierta rigidez de formas, falta de expresión adecuada (a veces, exagerada) en las figuras, olvido del canon escultórico en la forma humana, forzada simetría en el plegado de los paños (muy parecida a la del periodo arcaico griego), repetición y monotonía en los tipos de una escena, tosquedad en la ejecución de la obra y frecuente adopción de flora estilizada y de fauna monstruosa como asuntos ornamentales y simbólicos. La escultura románica de la época de transición va perdiendo algo de dicha rigidez, simetría y exageración de la línea recta y vertical mientras gana en finura, realismo y movimiento distinguiéndose también por la abundancia de menudos y estrechos pliegues en la vestimenta. Las principales labores de escultura románica se admiran hoy en los relieves de muy variados capiteles y en las magníficas portadas y elegantes cornisas de muchos edificios de la época, en cuyos frontis se representan escenas bíblicas y figuras alegóricas (entre ellas, los llamados bestiarios y las personificaciones de los signos del zodiaco, etc.) a una con imágenes de Santos en gran relieve.
5. Escultura renacentista en sus dos periodos
a) Quattrocento
Se denomina Quattrocento al periodo del arte italiano correspondiente al s. XV comprendido dentro de la corriente renacentista, encontrándose de esta manera también la aplicación de las denominaciones de Primer Renacimiento o Bajo Renacimiento para la designación de dicho momento. La aparición de las formas renacentistas se habría insinuado mucho antes en la escultura que en la arquitectura, quizá debido a la influencia de ciertos modelos clásicos procedentes de la estatuaria funeraria o a la menor consideración que, frente a la arquitectura, este arte suele llevar consigo normalmente (hecho que posibilita que el cambio sea más fácil). Sea como fuere, es posible encontrar ya desde época previa características muy vinculadas al posterior desarrollo de la escultura renacentista. El interés por la representación de la naturaleza y el desprendimiento de una consideración absoluta de tipo simbólico, a la cual quedaría supeditada la primera, se pueden apreciar en la escultura del momento. Las composiciones siguen la pauta de la búsqueda de la profundidad por medio del uso de la perspectiva y la plasmación de los tipos humanos responde a una individualización y exactitud mucho más naturalista que la medieval. Grandes artistas que trabajarán la escultura serán Lorenzo Ghiberti (Puertas del Baptisterio de Florencia) y Donatello (del que serán obras especialmente representativas su San Jorge, el David y la estatua ecuestre del Condottiero Erasmo de Narni, más conocido como el Gattamelata), junto con el “antecesor” de Miguel Ángel en el empleo de las formas monumentales Jacopo Della Quercia, Lucca Della Robbia (que trabajará en la Cantoría de la Catedral de Florencia asimismo) y Verrochio.
b) Cinquecento
El Cinquecento o pleno Renacimiento se desarrollaron a lo largo del siglo XVI con características diferenciadas en cada una de las dos mitades del siglo, dominando el clasicismo en la primera y el manierismo en la segunda. Supuso el triunfo de las experiencias del Quattrocento. Una de sus características principales es el gusto por la grandiosidad monumental, teniendo siempre presente el hallazgo del Laocoonte y sus hijos clásico, descubierto en 1506. Mientras los artistas del Quattrocento crearon escuela en Florencia, los artistas del Cinquecento crearon sus obras y desarrollaron su arte principalmente en la ciudad de Roma, que pasó a ser el centro artístico del nuevo siglo. Florencia se mantuvo como ciudad renacentista importante, y se siguieron haciendo obras maestras de arte en la capital toscana durante este período, como el David, los sepulcros de las Capillas de los Médici, el Perseo de Cellini, etc. El artista representativo de este periodo es Miguel Ángel, personaje de gran fuerza y personalidad.
6. Escultura neoclásica
La escultura neoclásica fue posiblemente la rama artística en la que la aproximación a los ideales de la Antigüedad clásica resultó mayor. Según el escritor y teórico del arte alemán Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781), la finalidad de la escultura era la ordenación de los cuerpos y no del tiempo, un arte intemporal que la Antigüedad clásica había llevado a su culminación y que, en consecuencia, constituía el modelo a imitar. Ese modelo era seguido en «su noble sencillez y su serena grandeza, tanto en la actitud como en la expresión», según definición del historiador del arte y arqueólogo, y gran inspirador del neoclasicismo, Johann Joachim Winckelmann (1717-1768). Este carácter imitativo hizo que fueran pocos los escultores de trascendencia en este periodo:
- Antonio Canova (1757- 1822), el más destacado, cuya obra, muy en consonancia con el espíritu neoclásico, se centró en la representación de dioses de la Antigüedad y de figuras heroicas de su tiempo, como reyes, papas, militares o damas de la más alta sociedad.
- Bertel Thordvaldsen (1770-1844), danés formado en Italia en los cánones neoclásicos.
- Jean-Antoine Houdon (1741-1828), escultor francés, autor de bustos de gran naturalidad equiparables en estilo a los del pintor Jacques- Louis David.
- John Flaxman (1755-1826), británico, autor de obras de una estricta linealidad, especializado en la escultura de mausoleos. Destacó también como grabador e ilustrador de obras literarias.
7. Escultura romántica
La escultura tuvo en el periodo romántico un desarrollo mucho menor que la pintura. Los escultores nunca renunciaron a la inspiración grecorromana, tanto en iconografía como en formas, y las obras resultaban frías y académicas, carentes de originalidad. Pero a partir de 1810 de manera progresiva se fueron sustituyendo por elementos contemporáneos. El escultor más importante fue François Rude (1784-1855) a quién se debe como obra maestra el grupo “La partida de los voluntarios en 1792”, relieve conocido popularmente como “La Marsellesa”, que realizó para el Arco de triunfo de La Estrella de París.
8. Escultura europea en el siglo XX
La mayor parte de las esculturas realizadas en el siglo XX difieren radicalmente en forma y contenido de las de épocas anteriores. En algunos casos son producto de investigaciones en la misma dirección que las de la pintura y comparten la misma denominación, como en el caso del cubismo, el futurismo, el constructivismo, el dadaísmo y el surrealismo, por mencionar sólo algunas. Entre las influencias dominantes que recibieron los escultores europeos de comienzos del siglo XX pueden citarse la del arte primitivo y la escultura de África y Oceanía, pues muchas de dichas obras se exponían en los museos de Ciencias Naturales de Francia y Alemania.
Citar este texto en formato APA: _______. (2011). WEBSCOLAR. Las etapas de la escultura. https://www.webscolar.com/las-etapas-de-la-escultura. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.