INTRODUCCIÓN
En el presente capítulo hemos de estudiar la presencia del negro en América Latina, sus relaciones con el europeo y con el indio, y la supervivencia de rasgos africanos en la cultura popular americana. Pero, antes de hacerlo, es preciso considerar la presencia del negro en la Península Ibérica con anterioridad y con posterioridad a la llegada de los europeos a América, pues este hecho que generalmente se ignora, tuvo consecuencias musicales en la Península, y por ende, la tuvo también en la música del Nuevo Mundo.
El negro no llegó por primera vez a América desde África, sino de España, y el mulato no fue un flamante producto americano, pues existía ya en España y Portugal. Y lo mismo puede decirse de sus músicas, que necesariamente tenían que haber experimentado ya en menor o mayor grado un proceso de transculturación.
¿Cuándo los negros africanos llegaron a las Américas y a Panamá?
La historia de la llegada de los esclavos africanos en Latinoamérica empezó más o menos desde los principios del siglo XVI. En esta época ya habían familias ricas en España que tenían esclavos negros africanos que utilizaron como sirvientes o para trabajos pesados. De esa manera los esclavos llegaron al Nuevo Mundo también, con sus patronos ricos. Llegaban al Nuevo Mundo desde algunos puertos grandes en España con grandes concentraciones de negros africanos, como Sevilla, Cádiz, Huelva y también Valencia. Y entraron en América por las entradas más grandes del Nuevo Mundo; Veracruz, Cartagena de Indias, Portobello, la Habana y varios puertos venezolanos.
Con la autorización de la Corona, de la exportación de esclavos desde España al Nuevo Mundo aumentó la cifra de esclavos negros que llegaron a América. Y esa exportación de esclavos continuó hasta los finales del siglo XIX, a pesar de que el 13 de enero de 1880 se declaró la abolición de la esclavitud.
En los primeros siglos coloniales la mayoría de los esclavos tenía que trabajar en las minas en el interior de Bolivia, Perú, México, Honduras y Colombia. Entonces, no habían muchos esclavos en las islas antillanas, pero eso se cambió rápido. Porque en las antillanas se pedían más y más a la Corona que les diera permiso de importar esclavos negros. La razón fue que los colones preferían un negro a cinco indios porque los negros fueron más productivos. Por ejemplo en la cultiva de yuca un indio fuerte hacía 12 montones diarios mientras que un negro hacía 140, es una diferencia muy grande. Así el esclavo Africano se extendió desde Las Antillas al continente. Y en el siglo XVIII se abrieron dos puertos más, Montevideo y Buenos Aires. Hoy las zonas con las concentraciones de negros más grandes están situadas en las costas continentales en México, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, y sobre todo en Las Antillas.
En 1513, Los negros coloniales llegaron a Panamá como esclavos durante la colonización español.
Los aportes del negro a la economía, la cultura, la educación, el idioma, el arte culinario, la religión etc.
En el Caribe había situaciones lingüísticas diferentes; habían algunos palenques y otros casos de creación de lenguas criollas afrohispanas, había la pervivencia de uso de lenguas africanas en los rituales religiosos de los esclavos y el uso en cantos populares y su influjo en el español, y por último había el vocabulario de origen africano que comenzó a formar parte del habla común de algunas regiones. Son tres situaciones en los que la influencia del africano es muy considerable. Quedan algunos términos y palabras africanas o criollos en estos vocabularios distintos.
Los pueblos no olvidan sus alimentos familiares. Al venir los negros a América trajeron los frutos a que estaban familiarizados: la patilla o sandia; el gombo que encontramos hoy en el departamento de Bolívar; el ñame y, posiblemente, varias especies de plátanos.
Asimismo los hombres se apegan a sus ritmos musicales. Cuando el negro se vio en América, y su padecer y el azote de sus amos le dieron tregua una de sus primeras aspiraciones debió ser la de reconstruir sus primitivos instrumentos musicales, un carrizo, una tambora, para modular con ellos una evocación de su patria perdida, y, al oírla, otros negros y negras debieron sentir el escalofrió de una alegría dormida en el recuerdo y saldrían al ruedo para revivir, a ocultas de sus opresores, su antigua y nueva danza, que es su manera de interpretar la alegría y la gracia, la belleza y el amor. Nació así la música Afroamericana. La música folclórica panameña se destaca por sus danzas, movimientos de manos, pies y cadera, y los ritmos de los tambores que vienen de la herencia africana.
El tambor lo usaban como una manera de expresar su sentimientos y comunicarse entre si. Los ritmos africanos conforman el folclor de Panamá. Se llaman: el tamborito, la cumbia, el bunde, el bullerengue, el bambasú, el quitipié y el congo.
Sin embargo la cualidad y dote más permanente de la raza negra habían de ser sus creencias religiosas y sus ritos, los cuales, a pesar de la esclavitud, tuvieron larga permanencia en tierras para ellos extrañas de América. Entre los negros es notable el arte de los tejidos elaborados con hojas de palma. Es muy probable que muchas manifestaciones de esa habilidad y de esa gracia que presentan los objetos folklóricos americanos nos vengan del África.
La medicina negra, también el arte, envuelven en sí un elemento de terror mágico y sugestivo. El mismo se advierte en muchas de las prácticas médicas y en la personalidad de los curanderos populares en América y en los bailes hipnotizantes como el batuque. Como recuerdo africano podemos tomas también esa costumbre y habilidad con que las negras americanas llevan en la cabeza las ollas, los cantaros, a veces pesados, o también objetos ligeros, manteniendo el equilibrio y el ritmo de andar por senderos escabrosos y largos caminos. Pero, sin duda, el aporte más considerable del negro a su nueva sociedad en América fue su cuerpo y sus dotes hereditarias, su pigmento y su piel, sus músculos y sus caderas, su pelo y su andar, su salud en los peores climas y su reciedumbre para trabajar en ellos.
Los negros fueron traídos al istmo para construir ciudades y edificios. Ellos son responsables por la construcción de las ciudades de Nombre de Dios, Portobelo, Penonomé, Chorrera y Panamá. Se apreciaba a los negros por su fuerza y su rendimiento al trabajo.
El aporte al habla panameña es un ejemplo de transculturación por que clara y vidente. Ha sido un paulatino proceso histórico cultural donde pasaron por hostiles momentos transigentes y poco a poco fueron adaptándose para reivindicar e integrar a una nueva sociedad hoy reconocida como Panamá.
CONCLUSIÓN
La presencia africana en panamá se realiza de dos maneras diferentes. La primera, durante la época colonial y mediante el grupo de esclavos que se quedan y los traseúntes, es directa, sin intermediarios culturales. Luego, naturalmente la presencia africana aparece también en el cuerpo de las crecientes poblaciones mestizas, sobre todo las más coloreadas de negro y localizadas en bolsones urbanos y rurales, en las regiones más integradas a las economías de mercado.
Otra África ya transformada y evolucionada en las Antillas de habla inglesa y francesa, se hace presente en Panamá, desde mediados del siglo XIX y principalmente desde los primeros años del siglo XX, cuando importantes contingentes de trabajadores antillanos de las obras canaleras deciden, permanecer en el istmo, al terminar su obra estableciéndose en diferentes puntos de la geografía nacional de Panamá introduciendo no solamente su raza, sino sus tradiciones, ritmos, folklore, ritos y demás culturas practicadas.
Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. Los negros africanos y su llegada a América (mencionar Aportes). https://www.webscolar.com/los-negros-africanos-y-su-llegada-a-america-mencionar-aportes. Fecha de consulta: 23 de noviembre de 2024.