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Los valores morales que debe practicar el hombre

LA BONDAD

 

La bondad es una inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado. La bondad es la disposición permanente a hacer el bien, de manera amable, generosa y firme. Las personas bondadosas sienten un gran respeto por sus semejantes, y se preocupan por su bienestar.

Si alguien no está en buena situación y necesita ayuda, el bondadoso no duda en ofrecérsela, y lo hace sin ofender, amorosamente y poniendo un gran interés en ello. Ser bueno no quiere decir blando, sumiso, ingenuo ó sin carácter, como a veces se cree. Al contrario: los buenos se distinguen por su fuerte personalidad, la cual se traduce en inagotables dosis de energía y optimismo, y se refleja en su cálida sonrisa y los sentimientos de confianza, cariño y respeto que infunden a su alrededor.

 
Para Ser Buenos

  1. Mantengamos una actitud amable, abierta y generosa hacia los demás.
  2. Abriguemos compasión hacia las personas que sufren.
  3. Mostrémonos siempre dispuestos a ayudar al que lo necesite.

 
La Falta De Bondad

La falta de bondad es consecuencia del egoísmo, la mezquindad y la ausencia de grandeza humana. El que no es bueno es incapaz de sentir compasión y ve a los demás como rivales ó enemigos en potencia, a los que sería una imprudencia ayudar, y de los que hay que cuidarse en extremo. Se siente más seguro cultivando la desconfianza, el rencor y el odio que la simpatía ó la amistad, y prefiere anular ó destruir a sus semejantes que conocerlos ó dialogar con ellos, a menos que pueda sacar algo para su propio provecho.

La falta de bondad nos deshumaniza y nos convierte en personas indeseables e insensibles, con las que la vida en comunidad se torna difícil e incluso peligrosa.

 

Obstáculos Para La Bondad

 

 

 

 

LA FIDELIDAD

 

La fidelidad es una noción que en su nivel más abstracto implica una conexión verdadera con una fuente o fuentes. Su significado original está vinculado a la lealtad y la atención al deber.

 La fidelidad es una propiedad esencial del amor. Por su misma esencia el amor tiende a crear una comunidad entre personas, que sólo puede conservarse con la voluntad de ser fieles con la convicción de la fidelidad del amor recíproco. Lo que caracteriza a la fidelidad es el elemento de la perseverancia, de la duración en el tiempo. La fidelidad se refiere siempre a las relaciones interpersonales, a una relación personal con un tú. Incluso cuando hablamos de “fidelidad a nosotros mismos”, a nuestra palabra, a nuestros deberes, etc., entendemos la fidelidad a la persona a la que hemos dado nuestra palabra y con la que tenemos ciertos deberes: Dios, el esposo, un amigo, etc.

En un sentido más especial la fidelidad se define como la virtud que hace al hombre dispuesto a dar a los demás lo que se les debe en virtud de una promesa, que puede incluir una obligación de justicia, como ocurre en un contrato de cualquier naturaleza, o bien ser una promesa gratuita o una simple palabra dada.

La fidelidad viene determinada por los valores y las metas a los que el hombre quiere ser fiel. El mantenimiento de la fidelidad exigen al hombre y a la mujer una disposición de fondo a unos actos concretos de renuncia que sacrifican lo accesorio para guardar y proteger lo principal. Ser fiel significa superponer la voluntad de querer al desgaste del primer amor producido por el tiempo y la rutina. La fidelidad cuenta con los propios defectos del otro y con sus propios aciertos. Por todo ello, la fidelidad implica necesariamente el perdón y la comprensión que se alcanzan sólo con amor. El matrimonio fiel tiene un valor propio que es la fidelidad de los esposos querida y vivida como un regalo diario.

 

 

 

LA TEMPLANZA

 

La templaza para la doctrina cristiana, es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La templanza significa sobriedad. Es la virtud por la cual empezamos a darnos cuenta de cuáles son nuestras necesidades reales y que van, por tanto, alineadas a nuestro bienestar y desarrollo, y cuáles son imaginarias y producto de los deseos inagotables que nacen de las carencias que produce el ego y son por tanto perjudiciales. Desde la sobriedad se manejan de manera adecuada los recursos, evitando tanto los excesos como las carencias.

La templanza es la virtud que permite dominar racionalmente los apetitos y moderar la atracción hacia los placeres sensibles y el uso de los bienes creados. La disposición natural al gozo puede hacer obrar desordenadamente al ser humano. Existe en él una rebelión de los diferentes egos contra el dominio del propio espíritu, contra el vivir consciente y el obrar adecuado.

 La moderación, la medida y la castidad, al mantener y defender el orden en el propio interior, crean los fundamentos necesarios para la realización del bien. Sin la templanza, el instinto de la propia afirmación que hay en el ser humano rebasaría todas las fronteras y anegaría todo cuanto encontrase en su marcha. Se perdería la orientación y el raudal de energías jamás encontraría el mar de la perfección en que deben desembocar. La templanza no es el caudal, sino la madre del río que canaliza sus ímpetus y su velocidad y abre el paso preciso. La tendencia natural hacia el placer sensible que se observa en la comida, la bebida y el deleite sexual es la forma de manifestación y el reflejo de fuerzas naturales muy potentes que actúan en la propia conservación. Estas energías vitales representan la actividad de la vida y, cuando se desordenan, se convierten en energías destructoras.

 La lujuria, la gula y los deseos desordenados de placer dan lugar a una ceguera del espíritu que incapacita para ver los bienes del espíritu y quita la fuerza de la voluntad. El ser humano se ha hecho parcial y se insensibiliza para percibir la totalidad de su realidad. Y esto significa el mal uso y corrupción de la prudencia, la ceguera del espíritu y la desaparición de la vida espiritual. Todo buen propósito quedará siempre amenazado por la inconstancia y teñido por los deseos más bajos.

 La templanza es castidad, pero buscar el propio interés en la lujuria, el provecho en la gula y en los placeres sensibles, lleva sobre sí la maldición de un egoísmo estéril. La templanza es el origen y la condición de toda verdadera valentía. En cambio, el infantilismo de un alma desordenada no sólo acaba con la belleza, sino que crea seres pusilánimes. Cuando el ser humano pierde esa moderación de carácter integral, disipa su esencia y su energía y se hace inservible para plantar cara a la fuerza del mal, que causa estragos por el mundo

 

LA HONRADEZ

 

La honradez es Honestidad, probidad. Rectitud en las acciones. Es respetar y no apropiarse de las cosas materiales de los demás. Si en algún momento de nuestra vida le quitamos a alguien sus pertenencias, el Universo lo toma como un préstamo, y en cualquier instante de esta vida material o de otra, tendremos que devolverlo. Por ello cuando alguien nos roba, de alguna manera estamos restituyendo tales “préstamos”. En la medida en que logremos perdonarle a quien lo hace, nos estaremos perdonando a nosotros mismos el haberlo hecho.

 Una persona es honrada cuando es incapaz de robar, estafar o defraudar. Desde una perspectiva más personal, es la persona que cumple a cabalidad con sus deberes. Y, desde el campo de la intencionalidad, es la persona que tiene buenas intenciones. Cuando afirmamos que alguien es honrado, estamos diciendo que es recto, íntegro, cabal y confiable, en su proceder en la vida. La sabiduría popular diría de él que es todo un hombre. En otras palabras, la persona honrada es la que hace las cosas como tiene que ser. Ni más, ni menos. No se vende por todo el dinero del mundo.

Para lograr ser honrados sólo es posible cuando somos honrados dentro de nosotros mismos. Quien es honrado consigo mismo también lo será con los otros. Por el contrario, quien se engaña a sí mismo, también engañará a los demás. Es una regla tan simple que nunca falla. Por otra parte, en esto de los valores, las cosas pequeñas son muy importantes.  El que quiera ser honrado en las cosas grandes tiene que serlo en las pequeñas. No vale el mecanismo  de decir hoy soy honrado y mañana no. El que quiera ser honrado no puede ceder a ninguna tentación, aunque se trate de algo insignificante. Estas actitudes junto al deseo de la satisfacción personal, nos hacen comprender el gesto de los jóvenes. Un buen camino para recorrer.

 

EL PUDOR

 

El pudor es un mecanismo instintivo, propio de la castidad, que protege con la vergüenza la intimidad sexual. Evita todo tipo de excesos y peligros morales en materia sexual. Es un muro protector de la pureza que ayuda a evitar excesos y peligros morales de todo tipo en materia sexual. Aunque el pudor es instintivo, también es necesario aprender ya desde pequeños para que se sepa apreciar y guiar correctamente.

El pudor protege la propia intimidad. No es casto el que trata de ignorar lo sexual sino el que comprende su propósito en los designios de Dios. El pudor es propio de la persona humana. Los animales no tienen pudor. Por eso hacen en público sus funciones más íntimas.  Las formas que reviste el pudor varían de una cultura a otra. Sin embargo, en todas partes constituye la intuición de una dignidad espiritual propia al hombre. Nace con el despertar de la conciencia personal. Educar en el pudor a niños y adolescentes es despertar en ellos el respeto de la persona humana.

El pudor no indica miedo irracional a exponer el cuerpo. Supone más bien respeto a lo más personal del hombre.
 
El pudor se expresa en:

 

LA DIGNIDIDAD

 

La palabra “dignidad” es abstracta y significa “calidad de digno”. Deriva del adjetivo latino dignus, a, um, que se traduce por “valioso”. De aquí que la dignidad es la calidad de valioso de un ente. El valor está insertado dentro de uno de los trascendentales o propiedades máximas del ente: el bien. Así, todo lo valioso es bueno, aunque no todo lo bueno es valioso.

La Dignidad Humana es el derecho fundamental prioridad del ser humano, compuesto de elementos subjetivos, que corresponden al convencimiento de que las condiciones particulares de vida permiten alcanzar la felicidad y de elementos objetivos, vinculados con las condiciones de vida que tiene la Persona, para obtener el mismo.

La ponderación de estos elementos constituye una parte importante de la evolución del derecho Constitucional de la mayoría de los países, así como una de sus mayores discusiones, sobre todo a la hora de sopesar la Dignidad Humana con otros derechos fundamentales.

Es constante en la historia de la humanidad, negar la dignidad humana para justificar y justificarse en los atentados contra ella. la dignidad en las personas es muy importante por que tiene muchos valores que atañen a ella y son por ejemplo: el respeto, la moral, autoestima, “orgullo”, etc.

La dignidad de la persona se funda en el hecho incontrovertible de que el ser humano es, en cuanto tal, único en relación con los otros seres vivos, dotado de la racionalidad como elemento propio, diferencial y específico, por lo cual excluye que se lo convierta en medio para lograr finalidades estatales o privadas, pues, como lo ha repetido la jurisprudencia, la persona es “un fin en sí misma”.  La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirarselo a alguien. Es algo que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo.

Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano. Aún cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no cambiaria en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos.

Citar este texto en formato APA: _______. (2012). WEBSCOLAR. Los valores morales que debe practicar el hombre. https://www.webscolar.com/los-valores-morales-que-debe-practicar-el-hombre. Fecha de consulta: 23 de noviembre de 2024.

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