INTRODUCCIÓN
Podemos decir que los valores son una especie de entes de razón pues su existencia se encuentra dentro de los límites del pensamiento humano. Por ello ningún ser no intelectual posee valores como es el caso de los animales. Es por ello que “los valores” son algo inequívocamente humanos los cuales tiñen nuestra existencia de una manera considerable. Ahora bien, entendemos que los valores existen dentro del pensamiento humano pero requieren de dos condimentos adicionales para transformarse esencialmente en ellos.
Los valores no son algo completamente subjetivo en el sentido de que son un “invento” de nuestra mente sino que requieren del correlato o vinculación a alguna realidad exterior o ente real del cual, de alguna manera, dependen. Si nos referimos a valores más profundos o espirituales como “lo bueno” de educar a nuestros hijos en el bien y la verdad, nos encontramos con una referencia a una realidad fuera del pensamiento la cual debe ser buena o verdadera.
Pero también hace falta una conciencia inteligente humana la cual aplicando su potencia de “inteligencia” va a considerar lo “valioso” en cada caso. Esto significa algo muy importante: No hay valores humanos sin conciencia.
LOS VALORES Y LA IMPORTANCIA DE SU PRÁCTICA
¿Qué son los valores?
Para Malinowski la cultura consta de “la masa de bienes e instrumentos, así como de las costumbres y de los hábitos corporales o mentales que funcionan, directa o indirectamente para satisfacer necesidades humanas”. Es, pues, en la cotidianidad y la cultura, que el sujeto internaliza costumbres, tradiciones, normas, saberes, habilidades y valores mismos que le imprimen una huella y lo determinan como un ser de un espacio y de un tiempo concretos. De todos estos elementos que el individuo internaliza me interesa rescatar, para fines del presente trabajo, la noción de valor.
Los valores básicos son fundamentales para el bienestar de toda la humanidad. Dichos valores trascienden la singularidad de la rica herencia cultural, filosófica y social de la humanidad, y constituyen los cimientos en los que construir no sólo relaciones internacionales amistosas, sino también interacciones mano a mano de mutuo beneficio.
Los valores son estructuras de la conciencia sobre las que se construye el sentido de la vida en sus diferentes aspectos. Cualidades que le añaden un plus a la realidad material. Los valores no son materia que podemos percibir por los sentidos, o hechos que se pueden captar con instrumentos. Ni se ven, ni se pueden tocar, existen en un plano diferente al de la materia, el de la psique. Pertenecen al nivel de las facultades psíquicas donde se estructura el significado.
Las cosas pueden tener un valor intrínseco, es decir, por sí mismas, o un valor extrínseco como, por ejemplo, el valor de cambio, es decir, el precio. Lo que vale un billete de banco no es lo que cuesta de fabricar, sino el valor que se quiere que signifique. El billete no tiene valor intrínseco (salvo para los coleccionistas), sólo tiene de uso (precio) Lo que apreciamos de nuestra profesión, es el valor que le damos a ésta. Es importante desarrollar capacidad para descubrir el valor intrínseco de las cosas. Lo que vale un paisaje tiene que ver con la materia que lo compone, pero también con el observador que lo percibe. Lo que apreciamos de la vida es el valor que ésta tiene para nosotros. Los valores pertenecen al ámbito psíquico en el que se estructuran significados. Añaden un plus de sentido a la materia y a la experiencia.
Xavier Zubiri define los valores como cualidades de las personas, de los animales, o de las cosas, que permiten acondicionar el mundo y hacerlo más habitable. Erich Fromm apunta: “Valioso o bueno es todo aquello que contribuye al mayor despliegue de las facultades específicas del hombre y fomenta la vida. Negativo o malo es todo lo que ahoga la vida y paraliza la disposición del hombre a obrar”.
Un valor es la creencia estable de que algo es bueno o malo; de que algo es preferible a su contrario. Estas creencias nunca van solas, sino que siempre están organizadas en nuestro psiquismo de manera que forman escalas de preferencia relativa. Los valores son universales. Es decir, que existe un conjunto de valores que son comunes a todos los hombres y a lo largo y ancho del mundo, Lo que diferencia a unos hombres de otros es la mayor o menor intensidad que con que los viven. Se denomina valores al conjunto de pautas que la sociedad establece para las personas en las relaciones sociales.
Su estudio corresponde a la Axiología, una rama de la Filosofía, y de una forma aplicada pueden ocuparse otras ciencias como la Sociología, la Economía y la Política, realizándolo de maneras muy diferenciadas.
Evolución histórica
Sus definiciones y contenidos han cambiado en el decurso histórico. Los valores son creencias de mayor rango, tienen una expresión de consenso social, y es un componente de la cultura, que incluye asimismo a los agnósticos con los movimientos de antivalores o más bien por su sustitución por otro grupo de valores, los suyos.
La sociología funcionalista, con el Mantenimiento de pautas y la articulación de un sistema de significado cultural dentro de la estructura del sistema social, ha encontrado el puesto que le corresponde a los sistemas de valores, básico para la acción social. Sinónimos de valores son actas y declaraciones de derechos, deontología, creencias, dogmas, estética, ética, moral, principios, prioridades, tradiciones, etc.
Los valores: La importancia de su práctica
Generalmente podemos ver a nuestro alrededor y nos damos cuenta que los valores no son utilizados en nuestra vida diaria, dándonos a determinar que actualmente los valores se están perdiendo. En la actualidad podemos ver que la pérdida de valores es un problema social muy serio ante la juventud, ya que estos piensan que tener valores es cosas de aburridos o simplemente tenerlos y practicarlos es pasado de moda.
Pero preguntándonos algo… ¿Cómo influyen estas ideas en nuestros jóvenes? Medios como la televisión, los periódicos y el cine, estimulan estas ideas, haciendo creer a nuestros adolescentes que los valores ya no son tan relevantes como creían nuestros antepasados, que los buenos modales, saludos y demás actitudes que eran vistas muy comúnmente décadas atrás, se están dejando ganar por la televisión que demuestra violencia, malas palabras, comportamientos inadecuados.
De esta manera, la iglesia que es la institución que nos inculca la práctica de los valores, junto con la familia, están sintiéndose consternada sobre la actitud poco importa de muchos países, sobre todo los desarrollados. Algunos países como Holanda, en donde las relaciones sexuales precoces, se están dando con mayor regularidad y en Latinoamérica, donde los actos como el robo, deshonestidad y demás, están poblando las calles, entre nuestro niños, quienes se han convertido en la gran amenaza de adultos, ancianos e inclusive otros niños que no estén en este mismo bando.
Los valores según muchos psicólogos han demostrado que son los factores que forman la personalidad de una persona, se ha demostrado que la práctica de valores, hacen que las personas sean más agradables hacia otros y a su vez tengan mayores oportunidades que los demás. Mientras que las personas quienes no practican los valores, son más directa antes comentarios inapropiados, mal educados, no saben como comportarse y las oportunidades son menores, debido a sus actos de comportamientos. Un sistema de valores permite al hombre resolver los conflictos y tomar decisiones. La escala de valores será responsable en cada caso de los principios y reglas de conducta que se pongan en funcionamiento. La carencia de un sistema de valores bien definido deja al sujeto en la duda, a la vez que lo entrega en manos ajenas a su persona.
Los valores son la base de la autoestima. Se trata de un “sentimiento base” (McDougall), un sentimiento de respeto por uno mismo. Este sentimiento necesita, para mantenerse y verse reforzado, de un sistema de valores coherente. Sólo sé quién soy si s sé lo que prefiero, si sé definir algunos objetivos de mi vida con cierta claridad. Y solamente sé lo que quiero si he asimilado algunos valores que me ayudan a entender, dar sentido y expresar mi relación con el mundo y con las cosas de manera integrada y que me proporciona paz.
Los valores son inseparables de la ética. Esto es natural, porque todo lo relacionado con el hombre implica una dimensión ética. Por eso, educar en valores es una educación en libertad y para la libertad; ésta es la base de la ética. Así pues, no es suficiente conocer r los valores, sino que hay que integrarlos en la propia vida. Este es el objetivo de la educación moral. El hombre es un ser ético o moral. Posee un conocimiento operativo de la diferencia objetiva entre el bien y el mal y también de la posibilidad que el hombre tiene de realizar actos buenos o malos. La bondad o maldad de un acto no depende de su realización física, sino de su relación a su propio fin y percepción. Un acto es bueno cuando se ordena al fin propio del hombre. La expresión del orden que regula los actos humanos es la ley. Moralidad y ley se hallan estrechamente relacionadas.
La conciencia, que incluye el conocimiento de la ley, es juez de la moralidad de nuestras acciones. Ley no es una coacción de la libertad, como tan frecuentemente se oye decir, porque la ley expresa el orden que regula la bondad del acto humano. No proviene de fuera del hombre, sino de su misma naturaleza. La educación moral ha de conducir, por tanto, a la formación del hábito de cumplir la ley. Adquirir hábitos morales. A veces se ha contrapuesto la libertad a la ley. El romanticismo da especial relieve a los hechos afectivos, desvinculándolos de los actos de la voluntad. El rigorismo kantiano del imperativo categórico pone a la ley frente al amor. Esta división rompe la unidad del humano.
Por voluntad se entiende una instancia desiderativa que no es orgánica, sino que es de la misma índole que el intelecto. Tiene la misma amplitud que el intelecto. El amor es una forma del querer, y se encuentra en el principio y el fin de todo acto de voluntad. La ley es expresión particular de la misma tendencia universal al bien que mueve al amor. La ley posibilita a la voluntad la realización del bien. Es, pues, fruto del amor.
La pérdida de valores, nos lleva a una crisis moral, pero esto que estamos inmersos en una crisis de valores morales que lleva a actitudes sumamente negativas no sólo para los individuos que las practican, sino para el conjunto de la sociedad. No se trata de imponer una moral basada en creencias religiosas que no tienen por que ser compartidas por todos, incluso aunque sean mayoritarias en una sociedad. Se trata de aplicar principios que tienen que ver con la dignidad humana, con el respeto a la Ley, con la convivencia democrática y con los valores de la libertad, la justicia y la solidaridad que fundamentan nuestra civilización.
Es obvio que no es suficiente con promulgar leyes más restrictivas sobre el consumo de sustancias psicotrópicas o de represión de comportamientos violentos, aunque esas leyes puedan ser necesarias. Tampoco basta con que las administraciones públicas sean más diligentes y eficaces a la hora de hacer cumplir estas normas básicas de convivencia, especialmente cuando esos comportamientos antisociales atentan contra los derechos de los demás ciudadanos. Estamos ante un problema que trasciende lo político y cuya solución requiere una acción conjunta de toda la sociedad: la pérdida de valores. La familia es sin duda el instrumento más poderoso para enderezar tendencias que se están volviendo cada vez más peligrosas.
Los poderes públicos, sin embargo, tienen la obligación de liderar a la sociedad para recuperar y practicar estos valores. Es obligación del Estado proteger y defender a la familia y no crear aún mayor confusión moral convirtiendo en matrimonios realidades respetables, pero que no son tales. Es obligación del Estado devolver a las escuelas e institutos valores como la autoridad del docente, la disciplina, el esfuerzo, la responsabilidad y la búsqueda de la excelencia que van justo en dirección contraria a la contrarreforma educativa propuesta por el actual Gobierno. Es obligación del Estado promulgar leyes que aseguren la convivencia y los derechos de los ciudadanos y hacer cumplir esas leyes con eficacia para evitar cualquier sensación de impunidad.
La no práctica de los valores incluyen muchos problemas, ya sean sociales, políticos y más. Ya que la aplicación de estos, deben ser evaluadas desde nuestros gobernantes, hasta nuestros familiares y de cierta manera deben ser enseñadas a otros quienes no las conozcan.
Una de las causas de que las cosas anden tan mal tiene su origen en la familia, en forma similar le ocurre a una célula del cuerpo cuando es atacada por un virus o una bacteria, se enferma y padece hasta morir. Las familias hoy en día están más expuestas a amenazas contra su supervivencia, como la violencia familiar, la pobreza y el desempleo; por lo que el Estado debe ser garante y defensor de la familia, pero requiere también el compromiso decidido de cada persona, ya que es a partir de la familia como se puede dar una respuesta integral a los desafíos del presente y a los riesgos del futuro.
Los valores como la honradez, la sinceridad y la solidaridad que se veían como valores que guiaban el comportamiento de la personas en tiempos no muy lejanos, ahora se tornan en: deshonestidad, hipocresía y egoísmo. Por lo que podemos concluir que también se trata de una crisis de valores como complemento a la explicación del deterioro social, que ha venido sufriendo nuestro país desde hace poco más de cincuenta años.
Para solventar situaciones como las mencionadas anteriormente, las instituciones privadas, públicas, de salud y gubernamentales deben disponer de personal profesional que lleve como costumbre la práctica de los valores, para que su funcionamiento esté dentro del margen de la eficacia y la eficiencia.
El personal debe estar revestido de una ética, una moralidad, una independencia mental y una valentía a toda prueba, para que pueda afrontar los retos que el ambiente de hoy presenta. El personal de la Oficina debe distinguirse por una personalidad que se forja con la observancia de valores como la honestidad, la lealtad, la solidaridad y otros de carácter espiritual.
Formar valores implica ante todo una profunda responsabilidad de la generación mayor que tiene a su cargo por lógica histórica la misión de formar su descendencia. A partir de ello, significa un fuerte compromiso social que tiene su punto de partida en la determinación clara y consecuente de los valores que se precisan formar y por tanto el ideal formativo a que se aspira, a través de la jerarquización de los valores fundamentales que conforman nuestro proyecto social. Significa además, considerar la forma en que los seres humanos se relacionan con el mundo, con nuestros semejantes, así como una profunda y permanente reflexión tanto en su dimensión conceptual como práctica.
Implica encontrar y crear espacios de reflexión colectiva en la que los más jóvenes sean capaces de plantearse y replantearse de forma crítica las normas y los principios que le van a permitir enfrentar críticamente la realidad.
Expresado muy sintéticamente, formar valores es crear condiciones reales para que los sujetos en formación realicen la libre elección entre los modelos y modales que los puedan conducir a la digna felicidad. Felicidad que solo es posible alcanzar bajo un clima de relaciones positivas que estimule crecientemente la comunicación y el cultivo de valores cada vez más humanos, solidarios y sinceros entre una y otras generaciones, comprensión crítica de los mismos a partir de un enfoque multidimensionales; pues solo mediante una multidimensionalidad formativa de valores se podrán enfrentar los males sociales que atentan contra esa felicidad, dígase, los problemas actuales comprendidos en la pobreza, el subdesarrollo tecnológico y material, el desempleo, la exclusión, la discriminación y las amenazas al medio ambiente, los cuales fueron planteados de manera clara y precisa en la Declaración sobre las Responsabilidades de las Generaciones Actuales para con las Generaciones Futuras, adoptada el 12 de noviembre de 1997 por la Conferencia General de la UNESCO en su 29ª reunión.
CONCLUSIÓN
En este trabajo hemos podido destacar la importancia de los valores para el ser humano, los valores pueden ser de diferentes tipos, pero estos, por ser de diferentes tipos, no dejan de ser todo importante, los valores son pautas que impone toda sociedad para moldear un comportamiento adecuado en las personas.
Mediante a los valores, las personas reflexionan y hacen conciencia de los actos, antes de realizarlos, considerándolos como bueno o malos.
La aplicación de los valores ha estado deteriorada actualmente por la juventud, los cuales piensan que los valores son anticuados y no van su estilo, en este caso, medios como la televisión, radio, artistas de música, de cine, inculcan que la violencia son parte de los valores de hoy en día.
Haciendo que la mentalidad de hace miles de años atrás sea trastornada y cambiado a un nuevo giro. De esta manera, organizaciones como de la censura, están poniendo mano dura, sobre las personas que violen sus normas e incumplan las pautas establecidas.
Los valores son inculcados en todos los niños desde el pilar de su hogar, y estos luego son influenciados por jóvenes en los colegios y calles, haciéndose llamar los más populares.
Citar este texto en formato APA: _______. (2012). WEBSCOLAR. Los valores y la importancia de su práctica. https://www.webscolar.com/los-valores-y-la-importancia-de-su-practica. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.