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Morivación y dirección del aprendizaje

INTRODUCCIÓN

La motivación hace alusión al aspecto en virtud del cual el sujeto vivo es una realidad autodinámica que le diferencia de los seres inertes. El organismo vivo se distingue de los que no lo son porque puede moverse a sí mismo. La motivación trata por lo tanto de esos determinantes que hacen que el sujeto se comporte de una determinada manera teniendo en sí mismo el principio de su propio movimiento.

Este trabajo está dividido en diferentes capítulos en donde en el primer capítulo se estará hablando sobre la motivación del aprendizaje, su concepto, los tipos, la motivación inicial y de desarrollo, las necesidades, además nos enfocamos en los tipo de alumnos según la motivación, técnicas de motivación y diversos temas que se verán en el contenido.

El según capítulo del trabajo investigativo está formado dos temas centrales que son la Dirección del Aprendizaje, que intentará explicar diversos subtemas como la dirección del aprendizaje y la enseñanza, el aprendizaje en sí, el proceso de aprendizaje, los modos de aprender, a su vez las forma de aprendizaje y el segundo tema central la Presentación de la materia que describirá temas domo la modalidades de la presentación, normas de la presentación y elementos auxiliares de la presentación.

La finalidad primordial de la presente investigación es determinar el papel y la importancia de la motivación del aprendizaje en la adquisición de los conocimientos en los estudiantes; además presentar la dirección el aprendizaje de forma clara, breve y explicita para el lector.

MOTIVACIÓN DEL APRENDIZAJE

I. MOTIVACIÓN DEL APRENDIZAJE

Motivación es el proceso que provoca cierto comportamiento, mantiene la actividad o la modifica. Motivar es predisponer al alumno hacia lo que se quiere enseñar; es llevarlo a participar activamente en los; trabajos escolares. Así, motivar es conducir al alumno a que se empeñe en aprender, sea por ensayo y error, por imitación o por reflexión.

La motivación consiste en el intento de proporcionar a los alumnos una situación que los induzca a un esfuerzo intencional, a una actividad orientada hacia determinados resultados queridos y comprendidos. Así, motivar es predisponer a los alumnos a que aprendan y, consecuentemente, realicen un esfuerzo para alcanzar los objetivos previamente establecidos.

Los propósitos de la motivación consisten en despertar- el interés, estimular el deseo de aprender y dirigir los esfuerzos para alcanzar metas definidas. La motivación es factor decisivo en el proceso del aprendizaje y no podrá existir, por parte del profesor, dirección del aprendizaje si el alumno no está motivado, si no está dispuesto a derrochar esfuerzos. Puede decirse, de un modo general, que no hay aprendizaje sin esfuerzo, y mucho menos aprendizaje escolar, toda vez que éste se desarrolla en un ambiente un tanto artificial. No hay método o técnica de enseñanza que exima al alumno de esfuerzos. De ahí la necesidad de motivar las actividades escolares a fin de que haya esfuerzo voluntario por parte de quien aprende.

La motivación tiene por objeto establecer una relación entre lo que el profesor pretende que el alumno realice y los intereses de éste. En la escuela, motivar es -en última instancia- llevar al educando a que se aplique a lo que él necesita aprender. El fracaso de muchos profesores estriba en que no motivan sus clases, quedando, de ese modo, profesor y alumno en compartimientos estancos, sin comunicación, esto es, el profesor queriendo dirigir el aprendizaje y los alumnos no queriendo aprender.

Un alumno está motivado cuando siente la necesidad de aprender lo que está siendo tratado. Esta necesidad lo lleva a aplicarse, a esforzarse y a perseverar en el trabajo hasta sentirse satisfecho. En case contrario, el profesor terminará dando su clase, pero solo.

Por eso debe ser preocupación constante del profesor motivar sus clases. La motivación es la que da vida, espontaneidad y razón de ser a sus lecciones. La gran fuente de indisciplina en clase es la falta de motivación. Es frecuente encontrarse con profesores que entran en su clase y, automáticamente, se inician los trabajos, en forma mecánica, a partir de la coma y del punto y coma correspondientes al término de la clase anterior.

Para que se comprenda mejor la motivación, es necesario que se aclare que se trata de una condición interna, mezcla de impulsos, propósitos, necesidades e intereses, que mueven al individuo a actuar. Todo comportamiento depende de estímulos externos y de las condiciones biopsíquicas del individuo. Una misma solicitación puede provocar comportamientos distintos en distintas personas, así como puede provocar comportamientos diferentes en la misma persona, pero en situaciones internas y externas también diversas.

La motivación resulta de un complejo de necesidades de carácter biológico, psicológico y social. Si las necesidades de comportamiento son inicialmente puramente biológicas, a poco andar, por gravitación del propio aprendizaje, se van enriqueciendo con los aspectos sociales, constituyendo una totalidad biosocial. Se puede, entonces, hablar en términos de necesidades o intereses en los cuales predominen los .aspectos biológico y social.

Todo aprendizaje se realiza impelido por motivos, por necesidades, pero ocurre que el resultado del aprendizaje pasa, también, a funcionar como elemento modificador del campo de los motivos, condicionando, así, comportamientos futuros. Mejor dicho: el aprendizaje crea nuevos motivos, nuevas necesidades.

En toda situación motivadora, pueden encontrarse dos factores:

Y los motivos, resultados del aprendizaje, a medida que el individuo se desarrolla, más se apartan de sus raíces biológicas y pasan a gravitar en la vida total del individuo.

La motivación, en el proceso del aprendizaje, puede provocar los siguientes pasos:

  1. Se crea una situación de necesidad (motivación), estableciéndose, simultáneamente, una tensión.
  2. Se vislumbra un objetivo capaz de satisfacer esa necesidad.
  3. Se inicia el esfuerzo o la acción para solucionar la dificultad, de una manera desordenada u ordenada.
  4. Dada la solución, o satisfecha la necesidad, disminuye la tensión y el individuo retiene (aprehende) la dirección o forma de comportamiento, para actuar de una manera más o menos similar en situaciones parecidas.

II. TIPOS DE MOTIVACIÓN

Hay dos modalidades de llevar al alumno a estudiar: induciéndolo hacia la aceptación y reconocimiento de la necesidad de estudiar, o bien obligándolo mediante la coacción. Sobre esta base, la motivación puede ser positiva o negativa.

  1. Motivación Positiva

Es positiva cuando procura llevar al alumno a estudiar, teniendo en cuenta el significado que guarda la materia para la vida del alumno, el aliento, el incentivo y el estímulo amigable. La motivación positiva, a su vez, puede ser intrínseca o extrínseca.

2. Motivación Negativa

Motivación negativa es la que consiste en llevar al alumno a estudiar por medio de amenazas, reprensiones y también testigos. El estudio se lleva a cabo bajo el imperio de la coacción. Las actitudes de coerción pueden partir tanto de la familia como de la escuela, y pueden consistir en amenazas de supresión de feriados, ventajas y consideraciones, o bien de reprobación, notas bajas, suspensiones, expulsiones, etc.

La motivación negativa puede presentar las siguientes modalidades:

En la realidad, la motivación negativa no existe, porque motivar significa una aspiración íntima de realizar algo, de alcanzar determinados objetivos, pero -entiéndase bien- una aspiración libre, con aceptación plena de quien aspira. La que se ha dado en llamar motivación negativa es todo lo contrario de lo antedicho, ya que el alumno es obligado a realizar, bajo coacción, tareas que no haría por su voluntad, por su impulso íntimo. Así, motivar es llevar al alumno a querer realizar algo, lo que no ocurre con la motivación negativa, frente a la cual el educando es obligado a realizar algo

III. MOTIVO, INTERÉS, NECESIDAD E INCENTIVO

La motivación que encara el profesor resulta muchas veces artificial y no alcanza los objetivos previstos. Esto ocurre cuando la misma no atiende a ninguna necesidad del alumno y no guarda relación suficiente con su realidad psicológica. El fracaso de la motivación acontece cuando los estímulos utilizados para ella no encuentran resonancia en el educando. Esta resonancia es conseguida si los estímulos con los cuales se quiere obtener la motivación se articulan con los intereses del educando.

Quien dice interés, dice necesidad. Todo interés es síntoma de una necesidad. Luego, los estimules de motivación deben mantener relación con los intereses de los alumnos Éstos no son fijos, son móviles; esto ocurre porque las necesidades del individuo varían de acuerdo con la fase de evolución biopsíquica, condiciones socioculturales, salud y rasgos de la personalidad.

La necesidad se traduce por un estado de tensión debido a que se ha roto el equilibrio orgánico del individuo y que se manifiesta, en el campo psicológico, a través del interés. Nada impide que interés sea identificado con motivo.

Resulta útil para el profesor saber cuáles son los intereses o motivos predominantes del educando, de acuerdo con su fase evolutiva. Claparéde realizó, al respecto, un trabajo interesante, mostrando la variación de los mismos desde el nacimiento hasta la edad adulta.

La motivación consiste en el hecho de poner en actividad un interés o un motivo. El motivo es interior: es la razón íntima del individuo que lo lleva a actuar o a querer aprender. Motivo es lo que induce’ dirige y mantiene la acción.

Cuando el motivo se hace consciente, con previsión del objetivo que debe ser alcanzado, puede ser denominado propósito. El propósito, así, es más definido y preciso que el motivo.

Es necesario destacar que los motivos pueden ser innatos y adquiridos. Los innatos son de naturaleza biológica, y los adquiridos, de índole social. El profesor debe esforzarse por llevar al alumno a adquirir motivos deseables para su educación y su mejor integración social.

La clasificación más comente de motivos es la que sigue:

Según Luella Colé, los motivos dominantes en el adolescente norteamericano son los siguientes:

a) En el adolescente b) En la adolescente
1. Deportes 1. Viajes
2. Viajes 2. Cinematografía
3. Televisión 3. Ropas
4. Radio 4. Radio
5. Cinematografía 5. Sexo opuesto
6. Animales de su estimación (preferencia) 6. Danza
7. Colecciones 7. Compromisos sociales
8. Sexo opuesto 8. Lectura
9. Familia 9. Familia
10. Asociación Cristiana de Jóvenes 10. Escuela
11. Lectura 11. Actividades extraclase
12. Escuela 12. Música

La incentivación es el hecho de intentar un refuerzo de la motivación. El incentivo es exterior; es el recurso al cual se acude para que el individuo persista en sus esfuerzos, en el sentido de alcanzar un objetivo o de satisfacer una necesidad.

El motivo es interior; el incentivo es exterior. El individuo actúa movido por necesidades, por sentir necesidad, lo que pasa a constituirse en interés por alguna cosa o por alcanzar algún objetivo; el incentivo es la posibilidad vislumbrada de satisfacción de la necesidad y del interés.

Motivar es suscitar un motivo; incentivar es reforzarlo. Motivar es, pues, crear situaciones que lleven al individuo (en nuestro caso, al alumno) a querer aprender; e incentivares hacer que esta motivación no decaiga. El alumno está motivado cuando siente una necesidad que lo mueve a interesarse por algo que pueda satisfacerlo.

En consecuencia, toda motivación debe basarse en necesidades del alumno.

IV. MOTIVACIÓN E INCENTIVACIÓN

La motivación y la incentivación constituyen dos maneras diferentes de encaminar al individuo por una misma senda. La motivación es el deseo o el interés por algo que brota dentro del individuo mismo. Es el impulso que viene desde dentro del individuo y lo impele hacia algo. Es como una fuerza interior que provoca interés por alguna cosa.

La incentivación, en cambio, es estimulación que viene desde afuera, y tiende a despertar en el individuo deseo o interés por algo. Es la acción de despertar en el individuo, mediante estímulos exteriores, deseo o interés por algo. Es la acción de impulsar al individuo a alguna forma de actividad física o mental, pero mediante estímulos que vienen desde afuera. Por lo tanto, la motivación es interior y la incentivación exterior, si bien ambas concuerdan en la persecución del mismo objetivo, que es despertar psicológicamente al individuo para algo.

El estado de motivación, de fuerte colorido emocional, es un estado de interés que el individuo siente con relación a algo, y puede surgir espontáneamente dentro del propio individuo o ser provocado por estímulos exteriores o por otra persona; recibe, entonces, la denominación de incentivo. El acto de hacer uso de incentivos se llama incentivación. Por lo tanto, en lenguaje más correcto, el profesor, en clase, no motiva al educando, sino que lo incentiva para que se sienta atraído o se interese por la materia que se va a tratar en clase.

V. MOTIVACIÓN Y MADUREZ

Una gran fuente de motivación del aprendizaje es el éxito de éste, el hecho de que el alumno advierta que está obteniendo resultados positivos. Y esta posibilidad de éxito depende muchísimo de la madurez, del estado biopsicológico del individuo para llevar a cabo cierto tipo de aprendizaje. De ahí la necesidad de que el profesor, al proponer una determinada modalidad de aprendizaje, se entere de la madurez del alumno con relación a ese aprendizaje, dado que la madurez es el principal requisito para el éxito de cualquier tipo de aprendizaje.

Por lo tanto, la motivación que estimula al educando para que se empeñe en un determinado tipo de aprendizaje tendrá mayores probabilidades de éxito si el mencionado educando ha alcanzado un grado de madurez satisfactorio en ese sector. La enseñanza será entonces más eficaz, gracias a los efectos positivos del aprendizaje en el educando, el cual se sentirá capaz en vista de los resultados obtenidos.

La madurez es, pues, un requisito importante y decisivo para la iniciación de un determinado tipo de aprendizaje. La necesidad de madurez se hace sentir con más agudeza en los primeros grados de la enseñanza elemental, porque el educando que, por falta de madurez, se vea llevado al fracaso en el aprendizaje, pensará que él, personalmente, es incapaz, mientras que otros condiscípulos suyos progresan en el aprendizaje… Y una de las peores ocurrencias en la vida del individuo, a cualquier edad, es el sentirse incapaz, estado que conduce con seguridad a otros fracasos, debido a la falta de confianza en sí mismo.

VI. TIPOS DE ALUMNO, SEGÚN LA MOTIVACIÓN

Para una motivación eficiente, es preciso tener en cuenta lo que nos dice A. I. Gates refiriéndose a las diferencias individuales de los alumnos y haciendo mención a las disposiciones requeridas para que se entreguen a los trabajos escolares.

1. Alumnos que no necesitan de muchos estímulos motivadores, por estar siempre dispuestos a hacer lo que el profesor planeó.

Son los alumnos automotivados y siempre en actitud de ejecutar, con entusiasmo, las tareas escolares marcadas por el profesor. Estos alumnos, auténticas maravillas para el profesor, son pocos.

2. Alumnos que necesitan motivos poderosos para centrarse en los estudios.

Son los que requieren de incentivos constantes dentro y fuera de la clase, de manera que vayan siendo predispuestos para los trabajos. Los contactos fuera de clase entre profesor y alumno favorecen, de un modo general, la buena marcha de la vida escolar.

3. Alumnos estables en su dedicación a los estudios.

No son muy entusiastas ni muy desaprensivos. Estos alumnos deben ser blanco, de cuando en cuando, de una apreciación sobre sus tareas, y admirados por la constancia de sus esfuerzos.

4. Alumnos que no se impresionan por los medios que motivan a la mayoría de la clase.

Estos alumnos, casi siempre, pertenecen a clases sociales de condición muy baja o muy alta. Para ellos, los estímulos que impresionan a la mayoría carecen de sentido, sea porque ya los conocen o porque no encontraron eco, en su experiencia anterior, en el mundo en que viven. La motivación, en estos casos, se hace difícil, porque los niveles culturales son dispares. No obstante, es posible intentar ejemplificaciones y crear situaciones que se ajusten a las condiciones de vida de esos alumnos.

5. Alumnos fácilmente motivables, pero sin constancia; decrece en ellos el interés a medida que se avanza en«l desarrollo de los temas.

Son alumnos llamados “fuego de paja”. Les falta capacidad de perseverancia y se distraen ante el mínimo incidente. Acaso sean criaturas que se fatigan fácilmente. Deben recibir, por parte del profesor, incentivos discretos pero continuos, de suerte que no se les dé ocasión de “desviarse”.

No debe olvidarse, mientras tanto, que la motivación depende en alto grado de la edad, sexo, inteligencia, situación social y rasgos de la personalidad de cada alumno.

VII. MOTIVACIÓN INICIAL Y DE DESARROLLO

Desde el punto de vista didáctico, la motivación puede ser clasificada como inicial y de desenvolvimiento. En nuestras escuelas, la motivación viene siendo considerada como inicial; tanto es así que los planes de clase, antes de presentar el desenvolvimiento de la materia, colocan el ítem: motivación. Asistiendo a las clases, se advierte que, al comienzo, se lleva a cabo la tarea, el intento, de motivar la lección. Motivar para iniciar la clase. Pero, después de eso, nada más. Y es usual que, momentos más tarde, la clase caiga en un verdadero punto muerto. Sin embargo, la motivación debe estar presente durante toda la clase. Debe ser preocupación constante del profesor mantener motivados a los alumnos.

Con relación al aspecto citado, la motivación puede ser inicial o de desenvolvimiento. El nombre más apropiado para la motivación de desenvolvimiento debería ser incentivación.

1. Motivación inicial.

Es la que se emplea al iniciar la clase. Con ella el profesor procura predisponer a los alumnos para ejecutar los trabajos que van a ser realizados. Cuando la motivación se detiene ahí, tenemos clases bien iniciadas pero que, a poco andar, van perdiendo el interés para los alumnos, que comienzan a distraerse en otras ocupaciones mentales o físicas distantes de los trabajos del aula.

2. Motivación de desenvolvimiento o incentivación.

Es la que se emplea durante el desarrollo de la clase; debe ser planeada de modo tal que se renueve constantemente el bíteres de los alumnos y, asimismo, aprovechar las situaciones de caria momento para reavivar dicho interés por lo que está siendo estudiado. De este modo se procura conservar el impulso y la disposición iniciales.

El mejor esfuerzo o incentivación consiste en la participación de los alumnos en los trabajos de la clase; esto es, que todos coadyuven al logro de los objetivos trabajando, realizando, discutiendo, dialogando, viviendo, en fin, lo que está siendo ti atado. No debe olvidarse que lo que está siendo tratado debe ser cuidadosamente seleccionado por el profesor, para atender a las reales necesidades de los alumnos y de la comunidad.

VIII. MOTIVOS DOMINANTES

Resulta difícil determinar los motivos dominantes del comportamiento humano, toda vez que las opiniones al respecto son muy diversas entre quienes estudian el problema. Es verdad que algunos estudios se aproximan y que, asimismo, coinciden en muchos puntos pero son divergentes en sus conceptos y clasificaciones.

Como el asunto presenta mucho interés para el profesor, ya que será sobre estos conceptos que hará funcionar sus preocupaciones de motivación, serán expuestas las ideas de los autores que suponemos más interesantes.

1° Movrer evidencia El carácter de desconfort de las necesidades biológicas, y dice, con relación a los animales superiores: no sólo las necesidades mueven al individuo, sino, también, su anticipación, que se traduce en ansiedad. La ansiedad es, para él, el motivo básico del comportamiento.

2° Dollard señala que el motivo que más impele a la acción es el que resulta del estímulo más fuerte. Así, cualquier estímulo podrá provocar el motivo desencadenante de la acción, siempre que sea el más fuerte. Infiérase, así, que cuanto más fuerte es el estímulo, mayor es su poder motivador.

3° Me Cleveland y Young dicen que la base de la motivación no está en las necesidades biológicas ni en la intensidad de los estímulos, sino en los estados afectivos, en las condiciones afectivas del individuo. Variando los afectos, varían los motivos comporta-mentales.

4o Maslow ofrece la siguiente jerarquía en los motivos del comportamiento humano:

  1. FUENTES Y TÉCNICAS DE MOTIVACIÓN

En la situación de enseñanza – aprendizaje se conjugan una serie de factores grandes y pequeños, evidentes e imperceptibles que contribuyen a hacer interesante, insípida o atrozmente aburrida la actividad de enseñanza. Todo maestro debe tomar en todos estos factores para configurar un contexto de enseñanza – aprendizaje feliz, presidido por el interior del alumno en la actividad.

Las fuentes de la motivación son elementos o condiciones internas en cada individuo que despiertan alguna inclinación o actitud a favor del aprendizaje. Debido a esto, lo que llamamos técnicas de motivación intentan aprovechar estas energías internas para mover al alumno a su propio esfuerzo de aprendizaje. Reitero, motivar una clase no es solamente aplicar la motivación al comienzo de la misma. Más bien es una tarea continua del maestro al lado de sus alumnos para guiarlos al trabajo activo del aprendizaje. Muchos factores y técnicas de motivación están al servicio de todo profesor para ser utilizados cuando fuere necesario.

Las Técnicas de motivación son las siguientes:

DIRECCIÓN DEL APRENDIZAJE Y PRESENTACIÓN DE LA MATERIA

I. DIRECCIÓN DEL APRENDIZAJE

1. Dirección del aprendizaje y enseñanza

La dirección del aprendizaje es el corazón de la didáctica, su tarea fundamental. La didáctica organiza todos sus pasos o momentos alrededor de la dirección del aprendizaje intencional. Expliquémonos: el hombre podría ser definido como un ser que aprende continuamente, ya que su vida transcurre cambiando el comportamiento desde que nace hasta que muere. Sin embargo, este cambio se lleva a cabo, en su mayor parte, en forma inintencional, provocado por la misma experiencia de vivir. La educación, representada principalmente por la escuela, es la que busca el cambio del comportamiento de manera consciente e intencional, ya que toda su acción tiende a obtener ciertas modificaciones comportamentales de acuerdo con ideales, actitudes, hábitos, habilidades y conocimientos reconocidos como los mejores por el medio social.

La enseñanza, en consecuencia, no es más que la acción del profesor con relación a la dirección del aprendizaje. Es evidente que el planeamiento, ejecución y verificación del aprendizaje tiene por objeto una mejor orientación de los actos que lleven al educando a reaccionar frente a estímulos capaces de modificar su comportamiento.

Entendemos la enseñanza como forma de conducir al educando a reaccionar ante ciertos estímulos, a fin de que sean alcanzados determinados objetivos, y no la enseñanza en el sentido de que el profesor enseñe alguna cosa a alguien.

La enseñanza tiene como meta el logro de ciertos objetivos mediatos e inmediatos. Los objetivos mediatos de la enseñanza, en última instancia, no son sino los propios fines de ¡a educación y los que caracterizan en forma específica un tipo de escuela. Los objetivos inmediatos pueden ser clasificados en tres grupos: informativos (datos, informaciones, conocimientos), de automatización (hábitos, habilidades específicas, destrezas y automatismos en general) y formativos (actitudes, ideales y preferencias).

La dirección del aprendizaje y de la enseñanza pueden muy bien ser consideradas como sinónimos, ya que enfocan un mismo fenómeno desde diferentes ángulos. El fenómeno es el aprendizaje del escolar y la modificación de su comportamiento. Si se lo considera más desde el punto de vista del educando, se está en el área de la dirección del aprendizaje, y si se lo aborda desde el punto de vista del profesor, se está en el área de la enseñanza.

La dirección del aprendizaje o de la enseñanza debe tener en cuenta lo que se sabe acerca de cómo aprende el hombre y las condiciones que favorecen o no dicho aprendizaje, de manera que se obtenga el máximo de resultados de los esfuerzos del educando y del profesor.

2. Aprendizaje

El ser humano aprende con todo su organismo y para integrarse mejor en el medio físico y social, atendiendo a las necesidades biológicas, psicológicas y sociales que se le presentan en el transcurso de la vida. Esas necesidades pueden denominarse dificultades u obstáculos. Si no hubiese obstáculos no habría aprendizaje. Toda elaboración de cultura (artística, científica, filosófica o religiosa) tiene origen en los obstáculos que se anteponen al hombre, obligándolo a aprehenderlos y conocerlos.

Así, el hombre aprende cuando enfrenta obstáculos y siente la necesidad de vencerlos. Todo aprender no es más que un vencer obstáculos. De ahí se desprende que nadie puede, con propiedad, enseñar nada a nadie. Lo que se puede hacer es sensibilizar a otra persona de modo que sienta y quiera vencer ciertos obstáculos. Así como la educación fue definida en términos de superación, también el aprendizaje puede serlo del mismo modo. Todo aprendizaje no es más que el resultado del esfuerzo de superarse a sí mismo, venciendo obstáculos.

Se ayuda a sensibilizar al educando para que encare la articulación del hecho nuevo con su experiencia anterior y sus necesidades presentes o también futuras, entendidas éstas en relación con la previsión. En tanto el niño atiende casi exclusivamente a las necesidades presentes, el adolescente y el adulto se proyectan, en el fenómeno de anticipación, hacia posibles necesidades futuras. La ayuda se hace efectiva, además, cuando el nuevo conocimiento no tiene repercusión en la experiencia anterior, si se establece un contacto mayor con el tema en estudio, para propiciar vivencias y familiarización con el mismo. La enseñanza se pierde en la escuela, en buena medida por la falta de oportunidad de familiarización con la nueva experiencia, por lo que la nueva información pasa a ser percibida en forma (confusa, como si fuese una masa amorfa, sin contornos precisos. Es preciso dar tiempo para la familiarización, a fin de que el hecho nuevo adquiera formas precisas y de modo que, inmediatamente, pueda ser mentalmente reducido a esquemas esenciales y que permitan su manejo en forma cómoda.

De ahí la importancia de una conveniente presentación de la nueva materia y, asimismo, de una consecuente elaboración por parte del alumno, para que haya posibilidad de vivencia o de familiarización, visión interna de la misma y conveniente fijación de sus elementos esenciales.

Esta visión interna es sumamente importante para el aprendizaje de todas las disciplinas. En el caso de la matemática, por ejemplo, si esa visión no se verifica, es casi imposible resolver problemas.

El aspecto emocional es también de gran importancia en el aprendizaje, ya que nada se aprende s in coloración emocional o tono afectivo, pero sin olvidar, además, que el exceso de emoción es perjudicial en el proceso de adquisición de nuevas formas de comportamiento.

Conviene recordar que el aprendizaje es el proceso por el cual se adquieren nuevas formas de comportamiento o se modifican formas anteriores. Para H. Piéron, el aprendizaje es una “forma adaptativa del comportamiento en el desarrollo de sucesivas pruebas”. Aprender implica, según el área de comportamiento más relacionada, cambiar de formas de pensar, sentir o actuar. De acuerdo con Pyle, aprender es hacerse diferente. No hay que olvidar que el individuo solamente aprende cuando se enfrenta con situaciones para las cuales no tiene respuestas adecuadas de comportamiento, induciéndoselo a buscarlas y descubrirlas.

El comportamiento humano se modifica por dos razones: por maduración o por aprendizaje; en cierto modo, la maduración condiciona todo el aprendizaje. Dicho en forma más explícita, hay formas de comportamiento que dependen de la madurez, como, por ejemplo: hablar, andar, abstraer, etc. Hay otras formas que, en su aplastante y abrumadora mayoría, dependen de la madurez y del aprendizaje, tales como la lectura, la escritura, el cálculo, ciertas formas de comportamiento motor, etc. Se puede decir, asimismo, que para efectuar cualquier aprendizaje se requiere cierto grado de madurez orgánica y mental, cuando no orgánico-mental conjuntamente.

El aprendizaje escolar puede ser principal y secundario. Principal es el que está representado por la intención del profesor o por los objetivos consignados en los planes de estudio; secundario o concomitante es aquél en virtud del cual el alumno aprende más allá de lo que estaba previsto o programado. Influyen en ello factores tales como simpatía o antipatía por el profesor, agrado o desagrado hacia la materia; adaptación o inadaptación con relación a los trabajos en grupo; buenos o malos hábitos en la toma de apuntes, en el cuidado y conservación del material escolar, etc. Resulta fácil advertir que el aprendizaje secundario es, en muchos casos, más importante que el primario. De ahí la necesidad del profesor de adoptar las providencias que sirvan para mejorar las condiciones del trabajo escolar, y prestar mucha atención a lo que puede ocurrir secundariamente durante los trabajos escolares, para que el aprendizaje secundario sea un aliado y no un enemigo del principal.

3. Proceso del aprendizaje

El proceso del aprendizaje parece desenvolverse a través de las siguientes fases:

4. Modos de aprender

El hombre aprende de tres maneras diferentes, que son: aprendizaje por reflejo condicionado, por memorización y por ensayo y error.

Aprendizaje por reflejo condicionado. El aprendizaje por reflejo condicionado es el más simple, y por eso mismo es el que se lleva a cabo en mayor cuantía. Consiste en sustituir un estímulo natural por otro artificial, a fin de obtener una respuesta similar a la alcanzada por el primero. El reflejo se adquiere recibiendo un estímulo original, que provoca respuesta específica, a la vez que se recibe otro estímulo que, naturalmente, no genera aquella respuesta. Luego de un número regular de repeticiones conjuntas de los dos estímulos, la sola presentación del estímulo neutro pasa a provocar la respuesta requerida. Es decir, el estímulo neutro o artificial produce una respuesta que antes no originaba y que no le es específica, sustituyendo el estímulo que la provocaba originariamente, o sea el estímulo específico. Resumiendo: el estímulo artificial pasa a reemplazar al específico en la obtención de la respuesta de este último.

Aprendizaje por condicionamiento operante. El condicionamiento operante es el que se establece cuando determinada forma de comportamiento es practicada por el individuo y, seguidamente, es gratificada o recompensada.

Si un niño recoge una cuchara del suelo y la coloca sobre la mesa y el acto es elogiado, tenderá a repetirlo siempre que encuentre otras cucharas caídas y también otros objetos de uso cuyo lugar natural no sea el suelo. De tal suerte, el condicionamiento operante consiste en reconocer o gratificar formas de comportamiento, después de practicadas. El reconocimiento o la gratificación reforzará la disposición de repetir esos actos.

El estudio del condicionamiento operante se debe a B. F. Skinner, quien sobre esa base fundamentó la teoría de la instrucción programada.

La diferencia entre el reflejo condicionado y el condicionamiento operante reside en que, mientras el primero es involuntario, más comprometido con la emotividad (ansiedad) y cuya recompensa es anterior al comportamiento deseado, el segundo es más voluntario, involucra procesos mentales superiores y la recompensa es posterior al comportamiento, lo que lo torna más consciente.

Otra diferencia, y muy importante, estriba en que dentro del reflejo condicionado existe ya el tipo de comportamiento y lo que sufre alteración es el estímulo que lo produce. En el condicionamiento operante es posible llegar a tipos de comportamiento inéditos, no relacionados con estímulos naturales específicos.

3o Aprendizaje por memorización (saber de memoria). Este tipo de aprendizaje asigna importancia a la repetición de datos, números, sentencias o movimientos claramente definidos y que deben ser fielmente reproducidos. La memorización es necesaria para aprender; puede decirse que “todo aprendizaje es memorización”, ya que lo que no sea conservado no será aprendido. Toda fijación e integración del aprendizaje no es más que un trabajo de memorización. Lo que es condenable en la memorización es la importancia que ha puesto la escuela en ella, sobre todo en lo que concierne a retener aspectos exteriores de hechos o fenómenos, siempre en la esfera de las palabras, sin propiciar la vivencia o la visión interior de los mismos.

La memorización puede ser apreciada desde dos ángulos: memorización mecánica y memorización lógica. La memorización mecánica es aquélla que acentúa las palabras y la superficie de los hechos, proceso al cual queda lamentablemente reducida una parte sustancial del trabajo escolar en todos los niveles. En este sentido estudiar no pasa de ser una mera memorización de puntos y más puntos del programa. La memorización lógica es la que valoriza no las palabras, sino la significación de las mismas y de los fenómenos, esto es, no la fijación pura y simple de la palabra sino el encadenamiento lógico de los hechos. Es evidente que en el estudio hay necesidad de los dos tipos de memorización, de acuerdo con las circunstancias y exigencias del tema o del fenómeno. Empero, la acentuación mayor debe recaer sobre la memorización lógica, reduciendo al mínimo indispensable la memorización mecánica. A las memorizaciones lógica y mecánica, debe agregarse una tercera: la memorización creativa.

La memorización creativa es la que, en cierto modo, se conjuga con las dos anteriores, poniendo énfasis en la asociación de los elementos retenidos por la memoria mecánica y elaborados por la memoria lógica, y logrando ajustes producidos por algo que antes no era conocido por el individuo, mediante un verdadero trabajo de creación.

En cuanto a la memorización propiamente dicha, es interesante destacar el valor que siempre ha tenido en la educación.

4o Aprendizaje por ensayo y error. Esta modalidad de aprendizaje resulta cuando el individuo es colocado frente a una situación problemática más compleja, que lo deje un tanto perplejo, de modo que inicie, entonces, un esfuerzo por vencer la dificultad en base a un tanteo o mediante tentativas de solución orientadas por un mínimo de discernimiento. El ensayo y error parece ser inducido, en parte, por la analogía. La situación problemática evoca, si bien remotamente, otra situación ya superada. La tendencia, delante de una situación inédita, consiste en aplicar la respuesta anterior. Con cada fracaso, la tentativa es modificada, en busca de adaptación a la nueva situación, y es en ese experimentar o ensayar donde el individuo va eliminando los movimientos infructuosos y conservando los que se revelan como eficaces, así sea parcialmente, hasta alcanzar una reacción plenamente satisfactoria. El sistema de ensayo y error puede ser aplicado en todos los tipos de aprendizaje, principalmente en el motor e intelectual. Algunos autores quieren ver en la propia reflexión una especie de ensayo y error, en la que los movimientos son sustituidos por ideas o conceptos.

5o Aprendizaje por demostración. El aprendizaje por demostración es el que se efectúa en el nivel de la comprensión, en que el intelecto va comparando lo que le es presentado por la evidencia de las relaciones lógico-formales o empíricas del hecho sometido a consideración. El intelecto, al no encontrar contradicciones en los elementos y en las fases lógicas del mismo, es inducido a aceptar los enunciados que se le proponen. La demostración puede ser más o menos activa. Es más activa cuando el individuo es instado a encontrar y coordinar los pasos lógicos justificativos de un hecho. Es menos activa cuando el individuo solamente acompaña esos pasos elaborados y presentados por otro.

Aprendizaje por intuición. El aprendizaje intuitivo es el que se lleva a cabo por una visión del entendimiento, alcanzando la comprensión de un hecho en forma directa, sin el auxilio de intermediarios, como las formas del razonamiento, la demostración o la experiencia. El intelecto aprehende de una sola vez la esencia o la verdad de un hecho, independientemente de algún proceso lógico o empírico. Implica alcanzar el conocimiento sin intermediarios. Tal vez esos intermediarios existan inconscientemente y se sucedan con tanta rapidez que el sujeto no toma conciencia de ellos, o la mente siga caminos todavía no conocidos. La verdad es que pueden encontrarse alumnos intuitivos y no-intuitivos. En general, la escuela valoriza más a los alumnos que en sus procesos de aprendizaje ponen mayor énfasis en los procedimientos lógicos, sin tener muy en cuenta a los intuitivos.

Aprendizaje por reflexión. Parece ser el estadio más avanzado del ensayo y error, toda vez que deriva de una dificultad en cuya solución funcionan representaciones mentales usadas lógicamente, para comprender esa dificultad. En esa tentativa la mente va realizando un verdadero trabajo de ensayo y error con ideas y conceptos, a fin de hallar la solución o el quid del problema. Luego, al enfrentar una situación más compleja, se necesita seleccionar datos e intentar organizarlos, lo que es realizado por la reflexión. No hay que olvidar que todo trabajo de experimentación viene precedido de un ensayo mental, al que se denomina de reflexión. Este juego de escoger, comparar y ensayar respuestas intelectualmente es el camino del aprendizaje por reflexión.

5. Formas del aprendizaje

El hombre aprende a través de todo su ser, esto es, a través de todo su organismo y su mente al mismo tiempo. No hay aprendizaje puramente motor, emotivo o intelectual. El ser humano aprende a través de toda su realidad existencial. Lo que hay es predominio de la motricidad, emotividad o intelectualidad en este o en aquel aprendizaje. Desde el punto de vista didáctico, el aprendizaje puede ser coordinado, en orden de complejidad, en tres formas: motora, emocional e intelectual.

Forma motora en la que evidencia los movimientos musculares y puede ser:

Forma emotiva es la que utiliza con mayor preponderancia la emotividad. Puede ser:

Forma intelectual es la que utiliza preferentemente la inteligencia. Puede ser:

6. Leyes del aprendizaje

Las pocas leyes que pueden ser encontradas en el ámbito del aprendizaje son, en su totalidad, pasibles de crítica; no obstante, pueden ofrecer una razonable comprensión para el proceso del aprendizaje. A ellas se agrega la ley de la vivencia, que aún está en la fase de análisis para establecer si se trata o no de una ley. Las principales son:

Ley de la predisposición (o de la disposición). Esta ley dice que, cuando el organismo está dispuesto a actuar, le resulta agradable; hacerlo; por el contrario, no hacerlo le resulta desagradable. Esta ley se adscribe al interés y, en última instancia, podría ser llamada “ley de la motivación”. Evidencia la necesidad de que el profesor prepare el ánimo de los alumnos para los trabajos escolares a realizar, a fin de que los mismos no se efectúen mecánicamente, puesto que si así fuera el aprendizaje producido sería escaso.

Ley del efecto. Esta ley expresa que el organismo tiende a reproducir las experiencias agradables y a no reproducir las desagradables. Agradables son las experiencias en las cuales el individuo tiene éxito, y desagradables aquéllas en las que fracasa. Esta ley podría llamarse ley del éxito y pone de manifiesto la necesidad de llevar al alumno a lograr resultados satisfactorios en lugar de reveses frecuentes en el trabajo escolar. Nada abate más al estudiante que los fracasos continuos.

Ley del ejercicio. La ley del ejercicio dice que cuando un estímulo provoca determinada reacción, el lazo que une el estímulo a la respuesta puede ser fortificado por el ejercicio. Esta Ley, muy atacada por el gestaltismo, se ha revelado sumamente valiosa en la práctica escolar. Es claro que el ejercicio tiene que estar condicionado por circunstancias favorables para que no sea un mero repetir. El ejercicio, cuando es convenientemente llevado a cabo, conduce, efectivamente, a la eficiencia y a la perfección. Es, asimismo, útil para ayudar al organismo a madurar para determinados tipos de comportamiento. Muchas veces los resultados positivos alcanzados con el ejercicio no derivan solamente de él, sino de la madurez que el mismo proporciona al organismo. Otra virtud del ejercicio es que, prácticamente, la fijación del aprendizaje se realiza por su intermedio. No debe olvidarse que no basta aprender, sino también consolidar lo aprendido.

Ley de la novedad Esta ley expresa que, en igualdad de condiciones, lo último que fue recordado será practicado y recordado con más eficiencia. Se muestra, así, la necesidad de que la escuela proceda a revisiones periódicas de lo que ya fue estudiado, para que no se pierda por olvido. De esta forma todas las disciplinas deberían proceder a revisiones de todo lo que sea tenido como básico y fundamental en sus programas y que ya ha sido estudiado, de modo que se fue mejor en el comportamiento del alumno y, poco a poco, vaya formando conjuntos mayores de cosas útiles.

Ley de la vivencia. Esta “tentativa de ley” se formula diciendo: para aprender mejor es preciso tener cierta vivencia de lo que se pretende estudiar. Quiere decir que el educando debe tener cierto tiempo de vivencia y convivencia con un tema, antes de pasar a estudiar otro. Únicamente con cierta convivencia con un tema el educando podrá “penetrar” en el mismo y ver las relaciones que lo sostienen, lo que le permitirá razonar sobre el mismo No teniendo esta vivencia, esto es, cierto tiempo de trato con el tema, el aprendizaje será superficial, esquemático y nunca profundo y consciente.

La escuela debería ser un “taller de vivencias”. Es difícil o casi imposible aprender únicamente por intermedio de palabras habladas o escritas, por lo cual la escuela tendría que propiciar vivencias, basadas en la propia realidad, de aquello que se pretende enseñar a los alumnos.

7. Condiciones del aprendizaje

Hay una serie de condiciones que pueden favorecer el aprendizaje y que, en consecuencia, deben ser tenidas en cuenta para no transformarlas en elementos negativos.

Edad. Toda edad es apta para el aprendizaje, a no ser aquéllas muy avanzadas en las que el individuo se encuentra en una fase regresiva v en las cuales el sistema nervioso perdió toda su plasticidad, haciendo imposible cualquier nuevo aprendizaje. Las condiciones de esfuerzo y de atención, empero, son iguales para todas las edades. De los 7 a los 11, y de los 15 a los 35 años pareciera que el aprendizaje se lleva a cabo de una manera más efectiva, es decir, serían éstos los períodos de mayor capacidad de aprendizaje.

2° Condiciones fisiológicas. El estado del organismo es muy importante en el aprendizaje, pues si éste no está en condiciones normales, el rendimiento en los estudios será fuertemente perjudicado; ello ocurre en los casos de fatiga, de hambre y de dolencias o enfermedades.

3° Condiciones psicológicas. La emotividad, la atención, la inteligencia, el interés y el estado de ánimo pueden ser factores positivos o negativos para el aprendizaje. El exceso o la falta de emotividad pueden ser perjudiciales. Sin un mínimo de atención es casi imposible que se lleve a cabo el aprendizaje. Si bien es cierto que la atención depende en alto grado del interés, es también evidente que la incapacidad de concentración sobre determinado objeto torna precarios los resultados de cualquier estudio. La inteligencia es factor decisivo para el aprendizaje, principalmente en cuanto a las formas en que puede aprender un individuo; es, asimismo, decisiva en lo que concierne a la aprehensión y comprensión de las dificultades propuestas. Cuanto menor es el nivel mental, más penoso se torna el aprendizaje, en especial el de naturaleza predominantemente intelectual.

El interés también es decisivo en el aprendizaje: él provoca la motivación, fuerza propulsora del esfuerzo requerido para aprender. Por último, debe ser considerado el estado de ánimo de quien aprende. Aunque todas las otras condiciones sean favorables, cualquier esfuerzo de aprendizaje será infructuoso si el estudiante pierde la confianza en sí mismo, o está demasiado preocupado por problemas ajenos a la escuela.

4o Repetición. Ésta es una exigencia básica, sobre todo cuando el alumno todavía no alcanzó la necesaria madurez para determinado aprendizaje, para la fijación de lo aprendido y, asimismo, para el aprendizaje de habilidades perceptivo-motoras.

5o Éxito. El éxito es imprescindible para el alumno que intenta nuevos aprendizajes. El educando debe ir obteniendo éxitos parciales que lo animen a persistir hasta alcanzar los objetivos finales de determinado aprendizaje. El éxito es importante en la predisposición del estudiante para encarar los trabajos escolares. No hay nada más aplastante que un fracaso, principalmente si éste se repite.

Buenas relaciones entre profesor y alumno. El profesor y el alumno deben entenderse, estimarse y respetarse. Muchos fracasos escolares se deben a las malas relaciones entre ambos, asumiendo, en estos casos, la sala de clase el aspecto de un “campo de batalla” más que de un local de trabajo y de educación.

8. El aprendizaje según la fase evolutiva

La manera de aprender del ser humano es prácticamente la misma en todas las edades, pero, no obstante, todo indica que hay preponderancia de ciertas formas de aprendizaje según la fase evolutiva. Así, en las primeras edades, el aprendizaje se lleva a cabo con marcado predominio del reflejo condicionado; en la adolescencia y la adultez, el modo más compatible es el de ensayo y error, debido a la capacidad de abstracción alcanzada con la adolescencia.

Las principales diferencias entre niños, adolescentes y adultos parecen ser, aproximadamente, las siguientes:

Diferencia en la experiencia previa. Los niños y adolescentes tienen menos posibilidades de articulación con la experiencia anterior que los adultos, de ahí la necesidad de propiciarles mayores oportunidades de experiencias para que tengan vivencias de los nuevos temas y se familiaricen con ellos.

Los niños tienen menos capacidad de prever y planear que los adolescentes y adultos. A éstos se les puede enseñar mostrándoles objetivos remotos, lo que es de muy difícil logro con los niños.

Los niños tienen menos capacidad de selección que los adolescentes y adultos, y ello obedece a que poseen menor capacidad de abstracción. Acaso sea ésta una de las razones por las cuales los niños encuentren que es más fácil memorizar un conjunto que analizarlo para extraer del mismo lo esencial o bien para organizarlo lógicamente.

Los niños y adolescentes sufren mayores alteraciones en su comportamiento que los adultos debido al proceso de maduración a que están sometidos. Así, mientras el comportamiento del adulto es más estable, lo es menos el del adolescente y menos aún el del niño.

El niño se fatiga con mucha más facilidad que el adolescente y éste más que el adulto, por lo cual es de suma importancia considerar este aspecto para planear las actividades escolares en lo que concierne a su motivación, intensidad y duración.

La atención del adulto es mucho más estable que la del niño y la del adolescente. Ésta es una de las razones de la mayor capacidad de aprendizaje del adulto. Esta característica obliga a pensar en un mejor planeamiento de la motivación del esfuerzo, tanto en las escuelas primarias como en los establecimientos de enseñanza media.

Por su menor control de las actividades volitivas, el niño está más predispuesto a desviarse de una actividad, sustituyéndola por otra, ya que, asimismo, su atención es atraída fácilmente por cualquier estímulo. No ocurre lo mismo con el adolescente y el adulto, que tienen mayor capacidad de determinación. De ahí la necesidad de rodear a las actividades escolares primarias de condiciones especiales para que no se desvíe la atención de los estudiantes.

8o El adolescente y el adulto ofrecen una característica común, que facilita en buena medida el aprendizaje. Es mayor su capacidad de retención no sólo en cantidad, sino, además, en durabilidad. Como no ocurre lo mismo con los niños, fácil resulta percibir que las recapitulaciones deben ser más frecuentes en la escuela primaria que en otros niveles de enseñanza. Fórmulas, señales, símbolos y otros elementos necesarios para el trabajo escolar en la escuela primaria deberían estar constantemente expuestos, al alcance de los niños, para reverlos y utilizarlos cuando se necesitase de ellos.

9° El niño es mucho más sugestionable que el adolescente y éste mucho más que el adulto. Esta mayor sugestionabilidad del niño hace de la escuela primaria un campo propicio para que le sean inculcadas determinadas formas de comportamiento, necesarias para una sana convivencia social. El niño es de más fácil persuasión acerca de la conveniencia o inconveniencia de ciertos comportamientos, y vive una etapa en la cual resulta más fácil la formación de hábitos y actitudes deseables. Para el adolescente y el adulto, en lugar de la sugestión deben sistematizarse argumentaciones de naturaleza lógica, de modo que puedan ser alcanzados los objetivos previstos. No debe olvidarse que la adolescencia, debido a su carácter emotivo y lógico, es la edad propicia para la instilación de ideales. Además, las escuelas en todos sus niveles, principalmente la media, deben estar impregnadas di; ideales. Puede decirse que el adolescente también se alimenta de ideales.

10° El niño tiene menos facilidad de efectuar asociaciones, síntesis, enfoques conceptuales, descubrimiento de semejanzas y diferencias, y ello es debido a su menor capacidad de abstracción con relación al adolescente y al adulto. De esta característica se infiere que es mínima la posibilidad de transferencia del aprendizaje en la escuela primaria, cosa que no ocurre en otros niveles en los que éste es más viable, sobre todo en el superior. Concluyese que las escuelas inedia y primaria deben enseñar, principalmente, de acuerdo con las cosas que pasan en la realidad.

11° El niño está en condiciones de olvidar mucho más fácilmente que el adolescente y el adulto las experiencias desagradables. No obstante, no debe dejarse de lado el hecho de que si la experiencia des agradable es muy intensa, puede provocar resentimientos duraderos en el niño; de un modo general, empero, tanto el adolescente como el adulto se resienten más que el niño frente a experiencias desagradables.

De ahí la necesidad de cuidados especiales, especialmente en la escuela media, para evitar resentimientos en los adolescentes, ya que se correría el riesgo de perder los estudios en una disciplina o también en una escuela. Esto puede ocurrir, muchas veces, con una sola experiencia desagradable por la que atraviese el adolescente. Lo mismo puede acaecer con un adulto que esté frecuentando cursos de alfabetización; es común que éste no vuelva más a la escuela porque salió mal cuando se lo mandó al encerado. Con relación al adulto es preciso reconocer, a no ser que se trate de un analfabeto, que se resiente fácilmente, y más fácilmente también se recupera debido, a su mayor capacidad de análisis, racionalización y superación, siempre que sienta la necesidad de los estudios que está realizando.

12° En los niños el placer se origina más bien en los sentidos, mientras que en el adolescente y en el adulto deriva en mayor grado de las vivencias de carácter espiritual e intelectual; de ahí que deban ser más palpables las recompensas en la escuela primaria que en la media o superior

13° El adulto, para aprender, requiere menor tiempo y también menos prácticas que el niño; el adolescente necesita menos aún que ambos. El período más propicio para el aprendizaje parece ser la segunda fase de la adolescencia, desde los 15-16 a los 30-35 años.

14° La percepción en el niño es preferentemente sensorial, visual y táctil. Lo mismo ocurre con el adolescente, sólo que en éste es mayor la capacidad de aprender por vía auditiva, al paso que el adulto, por lo general, percibe mejor estímulos auditivos debido a su mayor volumen de experiencia de vida y mayor capacidad abstracto-asociativa, como ya hemos visto.

II. PRESENTACIÓN DE LA MATERIA

Las etapas de la enseñanza pueden ser vistas desde el doble enfoque del profesor y del alumno. Con relación al profesor, las fases pueden ser cuatro: planeamiento, presentación, ejecución y verificación.

La ejecución, por su parte, puede ser estudiada a través de dos subfases: presentación de ¡a materia y elaboración de la Misma .La presentación de la materia constituye la primera fase de la enseñanza o de la dirección del aprendizaje propiamente dicho. La elaboración representa el paso siguiente en el cual el alumno va a trabajar con el material presentado, investigando, esquematizando, debatiendo, discutiendo, experimentando, verificando, etc.

La verificación, a su vez, puede también ser desdoblada en dos subfases: la de verificación propiamente dicha, y la reorientación. Como ya hemos visto, el proceso de verificación debe ser simultáneo con el de la presentación y elaboración, de manera que haya una constante rectificación del aprendizaje, no permitiendo que se establezcan deficiencias mayores en éste. Sin embargo, a pesar de esa actitud didáctica, puede existir un momento más objetivo de verificación, que debe ser ulterior al conveniente estudio de una unidad; este momento es el de la verificación propiamente dicha. Después de ella, claro está, podría darse la segunda subfase: la de la reorientación del aprendizaje, especial para los alumnos que revelasen deficiencias en los estudios efectuados.

Con relación al estudiante, las fases y subfases son las mismas, pero sin el planeamiento. Esto no quiere decir que el estudiante no planee; él lo hará, pero no en el mismo sentido que el profesor, sino conforme al método de enseñanza adoptado, esto es solo, en grupo, con o sin la cooperación del profesor, durante la ejecución, en la presentación y en la elaboración de la materia.

La presentación de la materia representa el comienzo del segundo momento o fase didáctica para el profesor; el planeamiento, como se ha visto, es el primero.

Es lamentable que, en la mayoría de los casos, la presentación de la materia constituya todo el proceso del aprendizaje y se concentre en ella toda la enseñanza o dirección del aprendizaje. Hecha la presentación en una sola clase sobre la base de un tema del programa, se pasa a la clase siguiente sin elaboración alguna; allí se presenta un nuevo tema, y así sucesivamente.

CONCLULSIÓN

Tradicionalmente se tiende a confundir la motivación con el arte de estimular y orientar el interés del alumno hacia el trabajo escolar. La motivación es un proceso interno y depende de la curiosidad y el interés que tenga la persona en el objeto de su atención. Especialistas destacan el papel de los padres y familiares de cada menor en el proceso de aprendizaje.

Cómo es sabido, la motivación de los estudiantes y su deseo de aprender juega un papel muy importante en su proceso de aprendizaje. En algunos estudiantes esta motivación no viene por sí sola y en ciertos casos, ésta depende de factores externos entre los que se cuentan los compañeros, el contenido, los materiales, el tiempo y hasta el mismo profesor.

Los docentes deben estar capacitados para poder enfrentar las complicaciones que algunos estudiantes le propongan al no motivarse con ningún técnica propuesta por el docente, muchas veces esto puede ser frustrante, pero igual el docente no debe decepcionarse y sigue en la búsqueda de una técnica que logre interesar al estudiante a aprender.

La tarea del docente es complicada y lleva a cabo mucha dedicación y sobre todo la motivación del aprendizaje que es afectado por muchos factores tanto internos, como externos. La labor del docente es muy importante en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, este es la vía para el conocimiento y para abrir camino a la obtención de logros en un futuro.

RECOMENDACIONES

Capacitar a los docentes con temas sobre motivación, para así tener una mejor destreza y preparación al momento de introducir estás técnicas al aula de clase.

Instruir a los docentes sobre la importancia de la vocación al escoger la carrera de docencia, debido a que muchas veces los resultados no serán los esperando y deben insistir para poder lograr el éxito en sus estudiantes.

Fortalecer por medio de los docentes el ambiente del aula, creando nuevos materiales didácticos con creatividad y de acuerdo a los objetivos propuestos para estimular y motivar al niño y niña en su proceso de enseñanza – aprendizaje.

Impulsar a los estudiantes a una participación activa por medio de actividades interactivas, para así influenciarlos en el aprendizaje del conocimiento impartido en clase.

GLOSARIO

  1. Necesidad: es un impulso irresistible que hace que las causas obren de forma infalible en cierto sentido.
  2. Impulso: es el deseo o motivo afectivo que induce a hacer algo de manera súbita, sin reflexionar.
  3. Esfuerzo: es el empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades.
  4. Disciplina: es la instrucción que posee una persona en torno a cierta doctrina y la forma precisa en que lo lleva a la práctica.
  5. Coacción: Fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute algo.
  6. Desenvolvimiento: es el proceso de una persona de desarrollar propiamente características o habilidades
  7. Personalidad: Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas.
  8. Perseverancia: Mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión.
  9. Mediocridad: es una persona de poco mérito, tirando a malo.
  10. Aprendizaje: Es el proceso educativo que consiste en adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia.

BIBLIOGRAFIA

ALONSO, J. Orientación educativa: Teoría, evaluación e intervención. Capitulo IV. Problemas de aprendizaje (II). Evaluación y mejora de la motivación hacia el aprendizaje. Madrid. Síntesis. 1995

GARCIA, F. & DOMENCE, F. Importancia de la Motivación en el Proceso de Aprendizaje. Comisión de Modernización Pedagógica
de la Pontificia Universidad Católica del Perú. http://www.eduquemosenlared.com/es/index.php/articulos-psicopedagogos/86-motivacion

MARTÍNEZ, E. La Motivación en el Aprendizaje. http://www.uhu.es/cine.educacion/didactica/0083motivacion.htm

MATTOS, L. Motivación del Aprendizaje. Compendio de didáctica general (adaptación) Con la autorización de Editorial Kapelusz. 2007. http://apli.wordpress.com/2007/09/12/motivacion-del-aprendizaje/

NÉRICI, I. Hacia una Didáctica General Dinámica. Biblioteca de Cultura Pedagógica. Serie Didáctica. Editorial Kapeluz – Moreno 372. Buenos Aires, Argentina.

VELASQUEZ, E. Motivación y Aprendizaje. 2008. http://edisvelasquez.obolog.com/motivacion-aprendizaje-77136

ANEXO

Aspectos que forman parte de la motivación en el aula

Variables personales y contextuales más relevantes que influyen en la motivación del estudiante

Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. Morivación y dirección del aprendizaje. https://www.webscolar.com/morivacion-y-direccion-del-aprendizaje. Fecha de consulta: 23 de diciembre de 2024.

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