INTRODUCCIÓN
Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rhea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades, entre otros. Los romanos llamaron a esta celebración La Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles y durante tres días se hacían ofrecimientos. El Día de la Madre es una festividad que conmemora a las madres. Se celebra en diferentes fechas del año según el país, como se ve más abajo. Las madres frecuentemente reciben regalos ese día, en nuestro país esta celebración se lleva a cabo el 8 de diciembre.
Mientras que la Navidad es una de las fiestas cristianas más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua y Pentecostés, pues celebra el nacimiento de Jesucristo. Esta fiesta se celebra el 25 de diciembre por la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana, algunas otras Iglesias protestantes y la Iglesia Ortodoxa Rumana; y el 7 de enero en otras Iglesias Ortodoxas, ya que no aceptaron el calendario juliano, que reformó el Papa Gregorio XIII.
En este trabajo se verán algunos poemas dedicados a las madres en su día tan especial y además villancicos que son gloriosamente cantados por todos durante la Navidad.
POESIAS PARA EL DIA DE LAS MADRES
MADRE.
Marco A.Ferrer – Poeta Colombiano
¡OH, templo augusto del amor! Tu nombre
es emblema de paz y de consuelo.
Eres luz en la tierra y en el cielo,
vida y calor y aliento para el hombre.
Árbol eres munífico y fecundo
que sólo vive para dar la vida;
hasta del mismo Dios fuiste escogida
para encarnar al Redentor del mundo.
Sin ti la Creación no comprendiera
por qué eres alma, corazón y esencia,
fuerza y virtud. La humanidad entera
Debe llevar muy honda en la conciencia
que sin tu amor, OH madre, no pudiera
con el peso fatal de la existencia.
A MI MADRE
Todavía el dolor esta en su frente;
se humedecen sus ojos todavía;
como si fueran sombras
que caen del Oriente.
Huyen las tempestades de mi mente
cuando los dedos de su mano fría,
se hunde, temblando, en la melena mía
y amorosa la erizan blandamente.
Ella es el astro de mi noche eterna;
su limpia luz, en mi interior,
se expande, expande, expande
como el rayo del sol en la caverna.
¡Yo la adoro! la adoro sin medida,
con un amor como ninguno
grande, grande, grande!
al ser que me dio la vida.
NO LLORES MADRE MIA
Por…Elisa Eguez
Yo te ruego ante tí, caída de hinojos
que no llores por mi,
mi amor, mi dulce encanto,
no a cenizas reduzcan los despojos
del corazón que lacero el quebranto.
Pierdan mas bien su luz mis pobres ojos,
si han de ver en los tuyos triste llanto;
lluevan sobre mi pecho mil enojos,
con ellos penaré pero no tanto.
Acaba mi existencia carcomida
lo manda un dolor tenaz y fuerte,
o el martirio más cruel, madre querida.
mas feliz, sin llorar, pueda tenerte,
que el morir, sin tu pena, fuera vida,
y el vivir con tus lágrimas es muerte.
EL ROSARIO DE MI MADRE
Por: Salvador Reda
De los recuerdos de tu herencia triste,
solo conservo, OH madre!, tu rosario,
sus cuentas me parecen el calvario
que en tu vida de penas recorriste.
Donde los dedos al rezar pusiste,
como quien reza a Dios ante el santuario,
en mis horas de enfermo solitario
voy poniendo los besos que me diste.
Sus cristales prismáticos y oscuros,
collar de cuentas, y de besos puros,
me forman al dormir, circulo bello.
Y de mi humilde lecho entre el abrigo
me parece que duermes tú conmigo
con los brazos, echados a mi cuello.
A MI MADRE
Por: Vicente Riva Palacio
¡OH, cuan lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!
¡Con que grato embeleso recogías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetías!
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,
al recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque, pensando en tí, me siento niño
Un golpe di con temblorosa mano
sobre su tumba venerada y triste;
y nadie respondió… Llamé en vano
porque ¡la madre de mi amor no existe!
Volví a llamar, y del imperio frío
se alzó una voz que dijo: ¡Si existe!
Las madres, nunca mueren… Hijo mío
desde la tumba te vigilo triste …
¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Díos, en espiral de nubes…
¡La madre, es inmortal!
VILLANCICOS
RODOLFO EL RENO
Era Rodolfo un reno
que tenía la nariz
roja como la grana
con un brillo singular.
Todos sus compañeros
se reían sin parar,
y nuestro buen amigo
triste y solo se quedó.
Pero Navidad llegó
Santa Claus bajó
y a Rodolfo lo eligió
por su singular nariz.
Tirando del trineo
fue Rodolfo sensación,
y desde ese momento
toda burla terminó.
VEN A MI CASA ESTA NAVIDAD
Tú que estás lejos de tus amigos,
de tu tierra y de tu hogar,
y tienes pena, pena en el alma,
porque no dejas de pensar.
Tú que esta noche no puedes
dejar de recordar,
quiero que sepas, que aquí en mi mesa,
para ti tengo un lugar.
Por eso y muchas cosas más,
ven a mi casa esta Navidad. (BIS)
Tú que recuerdas quizá a tu madre
o a un hijo que no está,
quiero que sepas, que en esta noche,
él te acompañará.
No vayas solo por esas calles,
queriéndote aturdir,
ven con nosotros y a nuestro lado
intenta sonreír.
Por eso y muchas cosas más,
ven a mi casa esta Navidad.
Tú que has vivido, siempre de espaldas,
sin perdonar ningún error,
ahora es momento de reencontrarnos,
ven a mi casa, por favor.
Ahora ya es tiempo, de que charlemos,
pues nada se perdió,
en estos días, todo se olvida,
y nada sucedió.
Por eso y muchas cosas más,
ven a mi casa esta Navidad. (TRIS)
EL TAMBOLIRERO
El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón
al Redentor, al Redentor.
Yo quisiera poner a tu pies
algún presente que te agrade Señor,
mas Tú ya sabes que soy pobre también,
y no poseo más que un viejo tambor.
(rom pom pom pom, rom pom pom pom)
¡En tu honor frente al portal tocaré
con mi tambor !
El camino que lleva a Belén
voy marcando con mi viejo tambor,
nada hay mejor que yo pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor
al Redentor, al Redentor.
Cuando Dios me vió tocando ante El me sonrió.
BLANCA NAVIDAD
Oh, blanca Navidad, sueño
y con la nieve alrededor
blanca es mi quimera
y es mensajera de paz
y de puro amor
Oh, blanca Navidad, nieve
una esperanza y un cantar
recordar tu infancia podrás
al llegar la blanca navidad
NOCHE DE PAZ
Noche de paz, noche de amor
Todo duerme en derredor
sólo velan mirando la faz
de su niño en angélica paz
José y María en Belén
José y María en Belén
Noche de paz, noche de amor
Llena el cielo un resplandor
en la altura resuena un cantar:
os anuncio una dicha sin par
que en la tierra ha nacido Dios
hoy en Belén de Judá
Hoy en Belén de Judá
Noche de paz, noche de amor
Todo duerme en derredor
sólo suenan en la oscuridad
Armonías de felicidad
Armonías de paz
LA LEYENDA DE SANTA CLAUS
La leyenda de Santa Claus deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura de San Nicolás de Bari (ca. 280-ca. 350), obispo de Myra y santo que, según la tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.
En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás arraigó de forma extraordinaria en Europa, particularmente en Italia (a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus restos en el 1087), y también en países germánicos como los estados alemanes y holandeses. Particularmente en Holanda adquirió notable relieve su figura, al extremo de que se convirtió en patrón de los marineros holandeses y de la ciudad de Amsterdam. Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la actual isla de Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás, e hicieron todo lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.
Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso. El hecho de que Washington Irving denominase a este personaje “guardián de Nueva York” hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, y que convirtieron el “Sinterklaas” o “Sinter Klaas” holandés en el “Santa Claus” norteamericano.
Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas (‘Una visita de San Nicolás’), publicado en el periódico Sentinel (‘El Centinela’) de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la Navidad.
El proceso de popularización del personaje siguió en aumento. El 6 de diciembre de 1835, Washington Irving y otros amigos suyos crearon una sociedad literaria dedicada a San Nicolás, que tuvo su sede en la propia casa de Irving. En las reuniones, era obligado fumar en pipa y observar numerosas costumbres holandesas. Ello indica hasta qué extremo habían aceptado esta tradición holandesa los norteamericanos descendientes de otros grupos inmigrantes.
El otro gran contribuyente a la representación típica de San Nicolás en el siglo XIX fue un inmigrante alemán llamado Thomas Nast. En 1863, Nast publicó en el periódico Harper’s Weekly su primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento. Aunque fue representado varias veces como viajero desde el Polo Norte, su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura todavía más próxima y entrañable. Nast pintó su abrigo de un color rojo muy intenso. No se sabe si fue él el primero en hacerlo, o si fue el impresor de Boston Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba postales navideñas en que aparecía Santa Claus con su característico vestido rojo.
La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos credenciales, y se convirtió más bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y prosperidad. Además, dejó de ser un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales. Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras del “Father Christmas” o “Padre Navidad” británico, o del “Père Noël” o “Papá Noel” francés, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos típicos.
CONCLUSIÓN
Por medio de este trabajo se hace alusión al día de las Madres que es uno de los días más especiales para nuestra sociedad. Además se expone las fiestas Navideñas que involucran al nacimiento de Jesús, nuestro salvador.
De esta manera, con este trabajo se le da su adecuada importancia a las fechas anteriormente descritas.
Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. Poesías del día de la madre y villancicos para navidad. https://www.webscolar.com/poesias-del-dia-de-la-madre-y-villancicos-para-navidad. Fecha de consulta: 3 de diciembre de 2024.