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Embarazo prenatal, cuidados, alimentación

EMBARAZO PRENATAL

Una vez comprobado el embarazo, la futura madre deberá tratar con el médico de los cuidados prenatales, toda vez que su salud debe conservarse en las mejores condiciones posibles durante el embarazo. Cualquier enfermedad o dolencia que padezca deberá ser conocida por el médico para evitar posible complicaciones tanto para ella como para el futuro ser. El cuidado prenatal es especialmente importante si la mujer padece diabetes o afección cardiaca.

CIUDADOS

La futura madre visitará a su médico una vez al mes, al no se presentan síntomas anómalos, y más a menudo en los últimos días de embarazo. En estas visitas será sometida a un reconocimiento físico completo, que incluirá la comprobación de la presión arterial y la orina para determinar si existen inflamaciones o diabetes. El médico medirá con exactitud los órganos interesados en el parte para anticiparse a posibles complicaciones. Asimismo someterá la sangre de la interesada a diferentes análisis, entre ellos el encaminado a averiguar si contiene o no el factor RH (Rhesus). Si este factor aparece, la sangre será positiva y en caso contrario será negativa.

En cada visita el médico se interesará por los síntomas de la embarazada, ya que algunos pueden indicar complicaciones. La futura madre le informará de posibles dolores de cabeza persistentes, hemorragias vaginales, hinchazón de manos y pies, destilación de agua desde la vagina, borrosidad de la visión, dolores abdominales, vomitación seria, desmayos, escasez de orina y excesiva ganancia de peso. En caso necesario el médico determinará la causa y significación de estos síntomas para tomar anticipadamente las medidas oportunas y muchas veces prevenir serias complicaciones.

ALIMENTACIÓN

La alimentación de la madre deberá pues regularse de acuerdo con las necesidades de crecimiento del niño. Es buena norma general que la futura madre siga comiendo los alimentos habituales siempre que su dieta haya sido adecuado asegurándose al mismo tiempo de que recibe suficiente leche y más frutas y verduras que de ordinario. Deberá vigilarse, particularmente el suministro de vitaminas y sales minerales; calcio, fósforo, hierro, yodo. Aunque la leche y sus productos proporcionan la mayor parte del calcio esencial, el médico puede recomendar la adición de esta sustancia en la dieta.

El hierro es absolutamente vital para la formación de glóbulos rojos. Muchos niños nacen ligeramente anémicos a causa de que la dieta de su madre fue deficiente en hierro. Convendrá, pues, consumir gran cantidad de alimentos ricos en este mineral y, en caso necesario, tomar la dosis adicionales de hierro que prescriba el médico.

Entre las sales minerales tiene asimismo gran importancia el yodo, cuyo defecto en la dieta puede influir no sólo en la glándula tiroides de la madre sino también en la del futuro ser.

La mujer embarazada necesita también más proteínas. Uno de los mejores alimentos proteínicos es la carne, que al mismo tiempo proporciona vitaminas B, como tiamina, riboflavina y niacina.

Contienen también proteínas el pescado, las aves y los huevos.

En la dieta deberán incluirse grasas, especialmente mantequilla, nata y quesos, que proporcionan vitaminas A. los azúcares y almidones, particularmente abundantes en los cereales integrales, pan y patatas, son necesarios para proporcionar energía. Pero como las grasas suministran sustanciales dosis de calorías, no deberán consumirse en grandes cantidades. Se evitará los alimentos fritos o grasos, las salsa y aderezos pesados, y los pasteles y tártaras.

VESTIMENTA

En los últimos meses la futura madre deberá ponerse ropas cómodas y evitar el uso de ligas elásticas que constriñen los vasos sanguíneos y favorecen el desarrollo de la varicosis.

Aunque rara vez es necesario someter a la futura madre a un programa rígido o especial de cuidados prenatales personales, hará bien en seguir algunas reglas higiénicas.

Por supuesto deberá conservarse bien compuesta y continuar las actividades sociales a ritmo moderado. El embarazo no es razón par volverse perezosa o descuidada. Por regla general serán preferibles los zapatos de medio tacón a los de tacón alto que dificultan la cómoda marcha y permanencia de pie y dan un aspecto desgarbado a la mujer encinta. Para aliviar la tensión de los músculos abdominales el médico podrá prescribir el uso de un corsé de maternidad, que en todo caso deberá adaptarse bien y a ser posible estar hecho de material no elástico. Se recomienda asimismo el uso de sostenes que mantengan ergidos los pechos sin aplastarlos.

ASEO PERSONAL

La mujer embarazada debe visitar al dentista tempranamente y seguir sus instrucciones en orden al cuidado de sus dientes.

Puede continuar bañándose durante la gestión, aunque muchos médicos prefieren las duchas o baños de esponja al baño corriente durante el último o dos últimos meses.

EJERCICIO

La cantidad y clase de ejercicio de la mujer embarazada dependerá primordialmente de sus hábitos anteriores. Nunca deberá llegar a fatigarse, sin embargo, tan pronto como empiece a sentir cansancio, lo mejor será que se detenga. El mejor ejercicio es la caminata salvo en condiciones de mal tiempo. El paseo estimula la respiración, proporciona más oxígenos a los pulmones y la sangre y contribuye a mejorar la eliminación. La futura madre caminará siempre lentamente evitando los lugares concurridos. Un paseo diario de tres kilómetros constituirá un buen promedio para ella. Aunque el sol es beneficioso evitará la exposición excesiva.

Deberá prescindir de toda actividad que requiera auparse, estirarse demasiado o esforzarse para alcanzar algo. Son particularmente indeseables: la carrera, la natación, el patinaje, el esquí y la equitación. Durante los primeros meses de embarazo la interesada puede disfrutar del baile, si bien evitando las pistas atestadas donde se expondría a golpes, tropezones o empujones.

Si le gusta conducir, puede seguir haciéndolo, siempre que no sea por malas carreteras. En los últimos meses será preferible que no viaje.

CUIDADO POSTNATAL

Atención de salud

El niño enfermo. Siendo incapaces los niños de llamar la atención como los adultos sobre sus necesidades, la mayoría de las madres aprenden pronto a descubrir síntomas de la enfermedad. El niño que se encuentra desganado, soñoliento sin razón aparente, febril, respirando con dificultad, no hay duda de que necesita atención médica. Un niño que presenta un buen aspecto y hace un derroche de energías es improbable que esté enfermo.

El niño debe sufrir exámenes regulares a intervalos frecuentes durante los dos primeros años y dos veces al año en años sucesivos.

A no ser que el médico lo ordene no debe nunca administrarse una medicina a un niño. Una vez curada la enfermedad para la cual se receto deben destruirse los restos no usados de medicinas.

ALIMENTACIÓN

Lactancia materna

El mejor alimento posible del niño es la leche de su madre, sobre todo en los primeros meses de vida. Por razones desconocidas, muchas mujeres no pueden hoy amamantar a sus bebes, pero afortunadamente hay numerosos y excelentes sustitutos comerciales parecidos a la leche de la madre.

El niño puede beneficiarse de la lactancia durante unos seis meses e incluso hasta nueve meses. Cuando el niño no puede obtener de la leche materna por lo menos la mitad de su alimento es aconsejable iniciar el destete. La mayoría de los niños lo exigen entre el cuarto y el sexto mes.

Toda madre debe esforzarse por amamantar a sus hijos, pues los niños alimentados por sus madres presentan una incidencia mucho más baja de infecciones y parecen desarrollarse algo más de prisa.

Leche de vaca

Generalmente la fórmula de alimentación con biberón tiene por base la leche de vaca, que debe ser pasterizada para eliminar las bacterias nocivas y compradas en lecherías que ofrezcan una garantía absoluta. En el campo, donde se obtiene directamente de las vacas, la leche debe ser hervida al punto de ordeñada, trasvasada con colador de gasa a botellas totalmente hervidas y esterilizadas, enfriadas con rapidez y colocada en la nevera.

Necesidad de agua

En relación con su peso, un niño necesita una tres veces más agua que el adulto. Su producción de calor es mayor y su metabolismo necesita más agua. Por consiguiente conviene darle a beber de vez en cuando una botellita de agua tibia.

Alimentación con cuchara y taza.

Cuando el niño tiene unas semanas puede administrarle con cuchara alimento o unas gotas de jugo o de fórmula del biberón. Ello el preparará a usar más tarde este utensilio con alimentos sólidos. Al principio parecerá que trata de escupir la comida, lo que se explica que no puede controlar la lengua. Para prepararle a beber en taza hágasele sorber en un vasito su ración diaria de jugo de naranja, otros lo encuentran difícil.

Alimentos sólidos. Al final del primer mes, la mayor parte de los niños pueden empezar a tomar parte de los sólidos mezclados con la fórmula del biberón o con agua. El niño puede empezar con papillas de salvado, arroz o avena; hasta los nueve meses evítense papillas que contengan trigo. Estas papillas deben administrarse en pequeñas cantidades, aclaradas con la fórmula del biberón o con agua para que el niño pueda tragarlas más fácilmente. Una vez bien establecidos los cereales en la dieta del niño, se procede a probar las verduras una tras otra, empezando por zanahorias, guisantes y judías o habichuelas verdes. Suele ser más barato y práctico comprar las verduras ya cocidas, envasadas y listas para su consumo previo un ligero un ligero calentamiento. A los tres meses el niño puede ya empezar a comer fruta; a los cuatro o cinco, carnes. A los sietes u ocho meses, si tiene dientes, puede comenzar con alimentos más sólidos que exigen una ligera masticación, siempre que no niegue demasiado ruidosamente aceptarlos. La introducción de cada nuevo alimento debe ser gradual, empezando por una cucharadita y aumentando las dosis según el apetito del niño. Cuando el niño ha cumplido siete meses puede dársele una patata cocida, a la que se incorporan, cuando aparecen los dientes, galletas, bizcochos, pan seco o tostadas. Las sustancias ingeridas por el niño pueden aparecer en sus deposiciones, pero esto no debe producir alarma. Alos diez u once meses, el niño puede comer, si se le sirven bien cortados y partidos, muchos de los alimentos de fácil digestión que se sirven al resto de la familia.

Programa alimenticio para el niño de un año. En cuanto el niño haya cumplido un año seguirá un programa alimenticio parecido al que sigue.

Al levantarse tomará entre 200 y 250 gramos de leche. A eso de las 8.30, recibirá una papilla de cereales, frutas y, si el médico lo recomienda, yema de huevo.

Al mediodía debe comer entre 120 y 180 gramos de caldo de verduras o carne, tal vez un huevo, o bien, como tercera alternativa, carne rallada o picada. A esto puede añadirse alguna cantidad de legumbres, unas dos cucharadas de patatas o arroz, y de 2 a 4 cucharadas de verduras, como judías, guisantes o espinacas. También puede beber más leche.

Al atardecer, a eso de las seis debe tomar un a papilla de cereales y leche, así como una galleta o un pedazo de tostada, y 1 ó 2 cucharadas de frutas cocida, que tiene propiedades ligeramente laxantes. Nada mejor para la salud del niño que un rígido programa diario de alimentación.

Estructura y crecimiento. Un niño normal pesa al nacer unos 3,17 kg, las niñas casi un cuarto de kilo menos y los niños negros algo más que los blancos. No es extraordinario o anormal que un niño pese 3,62 y hasta 4,53kg. Los niños que al nacer pesan menos de 2,50 kg. Se consideran prematuros, sin que importe el tiempo que haya durado el embarazo, y necesitan cuidados especiales. La mayoría de los niños doblan su peso a los seis meses y lo triplican al año.

La talla de un niño al nacer oscila entre 47 y 50 cm, que al cabo del primer año aumentan en otros 25 cm. El perímetro de la cabeza ha de ser igual al del pecho en el momento de nacer. A partir de entonces la cabeza sigue creciendo hasta rebasar el perímetro en 6 cm al cabo del primer año. Los huesos del cráneo son blandos al nacer y éste aparece a menudo deformado por efecto del parto. Una cabeza deformada no debe despertar la alarma, pues al cabo de unas semanas habrá asumido su contorno normal. Por ser tan blandos los huesos del cráneo infantil, susceptibles de adoptar una forma incorrecta, no se debe dejar al niño en la misma posición demasiado tiempo durante el primer año. Se le debe echar, después de cada mamada, una vez de un lado y otra vez de otro, y acostumbrarle a dormir tanto de bruces como de espaldas. Las fontanelas, nombre que reciben los dos puntos blandos del cráneo, indican lugares donde los huesos de éste no se han unido todavía. La fontanela occipital se cierra de ordinario al cuarto mes y la frontal al octavo. Las fontanelas no requieren un cuidado especial, sino simplemente que no se las moleste.

HÁBITO HIGIÉNICO

El baño del bebé. No debe bañarse a la mayoría de los nenes con agua y jabón mientras no se les haya caído el cordón umbilical. Hasta ese momento sus cuerpos deben ser lavados con algodón empapado en un aceite suave preparado para ese menester. Los baños se administran en un cuarto caldeado a la temperatura de 36,5°C, evitando todo género de corrientes. Después del baño, que sólo debe durar unos minutos, se seca al niño perfectamente, pero sin fricciones violentas, con una toalla absorbente. Si el niño tiene una piel excepcionalmente delicada, un puñado de sal de mesa en el agua del baño contribuirá a disminuir la irritación. Cuando el niño sea ya algo mayorcito, un baño caliente antes de acostarlo le proporcionará un sueño más sosegado.

Antes de desnudar al niño conviene tener dispuesto todo el equipo del baño y la ropa de muda. Durante el baño es preciso sujetar al bebé por la cabeza y cuello. No es necesaria ni aconsejable la costumbre de lavarle la boca o limpiarle los oídos y conductos nasales con un palillo terminado en una bolita de algodón.

Si el cuero cabelludo sufre una ligera irritación, el exceso de actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas puede originar una costra formada por una mezcla de sebo y secreción con capas de piel y suciedad. Solucionará el problema una fricción de aceite o vaselina calientes, que ayudará a ablandar la costra, seguida de un champú de jabón suave.

Después del baño pueden emplearse polvos, aunque no es necesario. En todo caso deberá tenerse la precaución de mantener los polvos fuera del alcance del niño y no esparcirlos con exceso, pues su inhalación puede causar irritación en los pulmones. Tampoco es necesaria la aplicación de aceite sobre el cuerpo del niño.

Higiene. El niño debe recibir un baño completo por lo menos dos veces a la semana al cabo del primer año y a poder ser un baño diario, antes de acostarse.

Durante el segundo año debe animársele a lavarse las manos. Si juega como debe, es lógico que se ensucie y desgreñe. La madre no debe importunar al niño con la obsesión de una limpieza inmaculada, pero sí enseñarle a lavarse y limpiarse después de los juegos y comidas.

Cada tres o cuatro días, según la estación del año, deberá lavarse la cabeza del niño con champú, sin que sea preciso usar luego de lociones.

La limpieza llegará a constituir un hábito si se la rodea de comodidades, como colocar al alcance del niño el jabón y el lavado, situar el espejo a una altura a la que pueda mirarse y poner cerca de su mano la toalla. No quiere esto decir que haya de instalarse en la casa un cuarto de baño infantil, pero sí que convendría tal vez colocar en el cuarto de baño existente un taburete firme al que el niño pueda subirse para practicar la higiene. También le servirá de ayuda que el padre o la madre practiquen la limpieza bucal al mismo tiempo que él, pues a los niños les gusta imitar y la imitación es el mejor medio de aprender

Vestidos. La mayoría de las madres visten a sus hijos con demasiada ropa, lo que hace que éstos suden con exceso y sacudan las mantas de la cuna con el riesgo de enfriarse.

El niño enfermo. Siendo incapaces los niños de llamar la atención como los adultos sobre sus necesidades, la mayoría de las madres aprenden pronto a descubrir los síntomas de la enfermedad. El niño que se encuentra desganado, soñoliento sin razón aparente, febril, respirando con dificultad, no hay duda de que necesita atención médica. Un niño que presenta un buen aspecto y hace un derroche de energías es improbable que éste enfermo. El niño debe sufrir exámenes regulares a intervalos frecuentes durante los dos primeros años y dos veces al año en años sucesivos. A no ser que el médico lo ordene no debe nunca administrarse una medicina a un niño. Una vez curada la enfermedad par la que se recetaron deben destruirse los restos no usados de medicinas.

Higiene del niño enfermo. Si el niño padece una enfermedad infecciosa conviene retirar de la habitación, antes de recluir en ella al enfermo, todas las cortinas, alfombras y cuadros innecesarios, así como los objetos con los que el niño ha tenido contacto. En la habitación del enfermo se prefieren, por ser más fáciles de limpiar, los muebles de madera dura o metal a los acolchados y tapizados. Si es posible , debe colocarse la habitación del pequeño cerca del cuarto de baño para facilitar la tarea de limpieza. La persona que cuide al niño victima d enfermedades infecciosas debe llevar sobre la ropa una bata lavable, cubrirse la cara con mascarilla de paño y lavarse bien las manos antes de separarse del niño.

Junto a la cama del enfermo convendrá colocar un gran saco de papel para recoger toallas sucias, gasas y algodones usados y otros desechos de enfermería. Así podrá disponerse adecuadamente cada día del saco y su contenido. Si la enfermedad es contagiosa, conviene quemarlo todo.

El niño enfermo debe llevar prendas flojas y fácilmente lavables. La habitación ha de estar bien ventilada, aunque evitando en ella las corrientes demasiadas frías. En la limpieza del niño enfermo es preferible el baño de esponja al de bañera. Después de este baño pueden dársele fricciones de alcohol o, si es demasiado pequeño para ello, ligeras pulverizaciones de almidón de trigo o de talco. Si tiene mucha fiebre, una aplicación en los labios de crema facial o vaselina aliviará la sequedad e impedirá la formación de costras.

MEDICINA

No deje medicinas en gabinetes sin llaves, no deje medicamentos al alcance de los niños; colóquelos en botiquín altos fuera del alcance de los niños y que tengan llaves, no deje la llave colocada en la cerradura. Prefiera comprar aquellos medicamentos que vienen en envases especiales a prueba de niños y que tienen el doble mecanismo de seguridad de presionar y girar para poder ser abiertos. Incluso alcohol y agua oxigenada deben ser guardados bajo llave nunca ingiera medicamentos frente a los niños. Ellos tienden a imitarnos y podrían ingerirlos en un descuido de los padres e intoxicarse.

COCINA QUEMADURAS

Nunca tenga cerca del niño bebidas o comidas calientes como el café o sopas, no dejes fósforos, velas encendedores, combustibles o sustancias inflamables al alcance de los niños.

Hay adaptadores de seguridad que se colocan sobre los pilotos o botones de encendidos de los quemadores de la estufa, par impedir que el niño los queme y ocurra una peligrosa fuga de gas que podría ocasionar una explosión encendió o la muerte de personas que no lo adviertan mientras duerman.

ELECTRICIDAD

No colocar muy cerca camas en sitios que puedan altar al alcance de niños, lamparitas sobre los que pudiera

Colocar el niño papeles o telas que con el calor se enciendan.

Colocar tapas en las tomas de electricidad que no estén en uso. Las hay de diversas clases en los almacenes, asegúrese de comprar aquellas que son bien lisas y que son más difíciles de sacar por los niños. Esto evitará que el niño pueda electrocutarse si intentaré introducir objetos de metales en las tomas de corrientes, quemaduras eléctricas siempre acuda al médico.

OBJETOS PUNZANTES

Para evitar cortaduras evite dejar al alcance de los niños, una serie de objetos peligrosos como: cuchillos, abrelatas, hoja de cuchillos eléctricos, serruchos, palillos, clavos, hojas de afeitar, latas, destornilladores, plumas, tijeras, tenedores etc. Todo aquello que tiene puntas puede ser peligroso , aléjelo del niño.

Pisos

Si el piso es de madera es importante que se fije que no haya estillas. Si el piso es de azulejos o mosaico deberá tener presente que aun cuando este tipo de suelo es fácil de limpiar cuando esta muy pulido puede ser muy resbaloso y ocasionaría una caída grave al niño.

Cunas

En cuanto a las características de las cunas del bebe nos referimos a ello de forma amplia para el cuidado del recién nacido en esta obra consideramos importante recordar alguna medida de seguridad de las cunas: los contornos de la cuna deberán ser redondeados la separación entre las barras no debe ser mayor, las superficies de madera no deben tener astillas o rajaduras que pudieran introducírsele al niño y no deben estar pintadas con pintura de base plomo, estar al menos entre 10 cm y 20cm por arriba del colchón. Etc.

Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. Embarazo prenatal, cuidados, alimentación. https://www.webscolar.com/embarazo-prenatal-cuidados-alimentacion. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.

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