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Etapas de la Escultura: de la antiguedad hasta el siglo XX

1.    Escultura egipcia

La escultura egipcia surge como representación de la imagen como un elemento de supervivencia. Es el medio para fijar la personalidad del dios o del difunto. Además está escultura sirve para la celebración de prácticas religiosas que requiere el difunto para su peregrinación al otro mundo y la escultura divina para ofrecerle las ofrendas. La escultura en el Antiguo Egipto se practicaba desde el periodo Predinástico con admirable perfección en estatuaria y bajorrelieves, conservándose millares de objetos de una y otra clase labrados en madera, marfil, en bronce (a veces dorado y con incrustaciones de oro y plata), en barro cocido y, sobre todo, en piedra que para las estatuas suele ser de gran dureza.

2.    Escultura griega

La escultura de la Antigua Grecia alcanzó el ideal de la belleza artística hasta donde pudo llegar por si solo el ingenio humano. Aunque Grecia floreció en todas las Bellas Artes, ninguna le distingue tanto como la escultura. Cultivó el arte de la Antigua Grecia todos los géneros de escultura, adoptando con predilección el mármol y el bronce como material escultórico y tomando como asuntos principales los mitológicos y los guerreros a los cuales añadió en su última época el retrato de personajes históricos. Forman su característica en los mejores tiempos del Arte (los de Fidias) la expresión de la realidad idealizada, la regular proporción orgánica, el alejamiento de lo vago y monstruoso, la precisión en los contornos y detalles, la armonía y belleza en las formas y la finura en la ejecución.

 

a)    Periodo arcaico

Se caracteriza por la independencia que el arte griego, ya formado, va realizando respecto de imitaciones orientales y por el tipo atlético dado a sus estatuas que en su gran parte representan a los vencedores en los juegos olímpicos aunque se llamen Apolos.

En la escultura griega arcaica se mantienen aún los rasgos hieráticos y rígidos con composiciones geométricas y cerradas respetando la ley de frontalidad. Se creó un convencionalismo formal de la figura tendente a su geometrización con los brazos rectos y pegados al cuerpo (a excepción de las mujeres con brazos en posición de ofrendas), la anatomía muscular marcada de forma esquemática y un pelo largo y recto con corte rectangular que enmarca unos ojos almendrados y una orejas en forma de voluta que recordarían al orden jónico arquitectónico. Las vestimentas de las mujeres eran policromadas y con motivos geométricos. Ejemplo de este tipo de escultura del período preclásico griego es el Kouros, procedente del Asclepeion de Paros, mármol pario, h. 540 aC, Museo del Louvre, con la típica sonrisa eginética o arcaica.

 

b)    Periodo clásico

Con el final de la guerras médicas se producen una serie de cambios en la concepción escultórica, la “SONRISA ARCAICA” desaparece. Se produce la plena integración del personaje en el espacio, se da una mayor profundidad al rostro. El realismo del movimiento intelectual y el ideal atlético dominan este perio-do. Esta nueva visión es patente con la koré ofrecida por Eutidikos en el 480. Ejemplo monumental de este periodo es la decoración de uno de los grandes conjuntos el templo de Zeus en Olimpia la figura de Zeus enmarca dos grupos, en los cuales se representa la carrera de carros entre Enomao y Pelops por la mano de la hija del primero. En el frontón occidental se representan la lucha entre centauros y lapitas, en este caso el eje central es la figura de Apolo. Tanto el Poseidón como El auriga de Delfos son los ejemplares en bronces más sobresalientes de este estilo severo. Fuera de Grecia, destaca el llamado trono ludovisi en Magna Grecia, de fines de esta primera mitad del siglo V.

 

c)    Periodo helenismo

Resulta de la división del imperio griego. La escultura en este periodo sigue evolucionando. Se caracteriza por la condición patética de las obras reflejadas en las formas dramáticas y apasionadas, dinamismo en las expresiones, por el movimiento excesivo, por el interés de reflejar la anatomía y expresión dramática causada por el deseo de lograr estados anímicos.

3.    Escultura romana

a)    Paleocristiano

La escultura paleocristiana se halla especialmente representada por los sarcófagos, ricamente decorados muchos de ellos con estrígilos, escenas bíblicas y representaciones alegóricas. Destacan el de Leocadius en Tarragona y el de la Iglesia basílica de Santa Engracia en Zaragoza. También se conservan algunas estatuas exentas, como varias con el tema del Buen Pastor, laudas sepulcrales y mosaicos que por su técnica y sentido del color siguen los modelos romanos.

 

b)    Bizantino

La plástica escultórica bizantina supuso la culminación del arte paleocristiano, manteniendo sus técnicas y su estética de progresivo alejamiento de las cualidades clásicas: la mayor rigidez, la repetición de modelos estereotipados, la preferencia del bajorrelieve a las obras de bulto redondo y el uso de materiales en la primera etapa. Tras la sistemática destrucción del período iconoclasta hay una vuelta al culto de las imágenes, pero para no caer en la idolatría y por influjo de las nuevas corrientes islámicas desaparece la figura humana en la que proporcionan pequeñas piezas, son los caracteres más destacados de la estatuaria bizantina de la estatuaria exenta. Las obras más destacadas son las labores ornamentales de los capiteles con motivos vegetales y animales afrontados como son los de San Vital de Rávena o los sarcófagos de la misma ciudad en los que se representan los temas del Buen Pastor. Pero las obras capitales de la escultura bizantina son las pequeñas obras, dípticos y cajas, talladas en marfil, destacando el díptico Barberini, Museo del Louvre, del siglo V, o la célebre Cátedra del obispo Maximiano, en Rávena, tallada hacia el año 533 sobre placas de marfil con minucioso trabajo. El arte bizantino fue el más importante que otros tipos, de artes en existentes en el mundo.

4.    Escultura románica

Sin llegar a desenvolverse con la perfección de la arquitectura, siguió la escultura románica los mismos pasos y evoluciones que ella, contribuyendo a su formación y desarrollo las mismas causas que para la arquitectura. Por lo mismo, hubieron de ser componentes suyos los elementos romanos con los septentrionales, bizantinos, persas de la dinastía sasánida y árabes como lo son de la arquitectura. Se inspiraba con frecuencia en los dibujos y figuras de los códices regionales y de los tapices venidos de Oriente. El carácter general de la escultura románica consiste en la imitación de modelos artificiales y de aquí su amaneramiento o rutina. se ejercitó la escultura románica en la talla de curiosos dípticos de marfil, de graves crucifijos (de marfil y de bronce) y de estatuas de la Virgen María (en piedra y en madera, ya sola ya chapeada en bronce) que se conservan en sus santuarios o en los Museos y, en fin, se manifestó ingeniosa dicha escultura en la decoración de arquetas o cofrecillos para guardar reliquias y joyas, de ricas tapas para libros litúrgicos, de fontales o antipéndium para los altares, de pilas y sepulcros de piedra con relieves, etc.

5.    Escultura renacentista en sus dos periodos

a)    Quattrocento

Es el momento en que triunfa el Hombre y la Naturaleza. La escultura va por delante de la arquitectura y de la pintura, desarrollándose vertiginosamente. Sus antecedentes tuvieron lugar en el sur de Italia, en la corte de Federico II, bajo cuya protección nació una escuela artística que traía ya luces anticipadas de lo que sería el Renacimiento del siglo XV. Fue la región de la Toscana durante el anterior periodo trecentista la que heredó esta nueva manera de hacer escultura en la figura de Nicolás Pisano, seguido por su hijo Juan Pisano, y después Andrea Pisano (primeras puertas de bronce del Baptisterio de Florencia) y Nino Pisano. Esta etapa del Quattrocento comenzó con la obra escultórica de los relieves de las puertas del Baptisterio de Florencia realizados por Lorenzo Ghiberti, un joven escultor de veinte años.

 

b)    Cinquencentro

No es posible hablar de escultura renacentista italiana sin nombrar a uno de los más grandes e importantes artistas de esta disciplina (y no sólo del momento) como es Miguel Ángel; la calidad de su trabajo y su capacidad para obtener “vida” del mármol no puede, incluso a día de hoy, por menos que causar una completa admiración. En él es posible encontrar los distintos registros que se sucederán a lo largo de este s.XVI, desde aquellas obras iniciales donde se acatan todas las reglas clásicas hasta el manierismo terrible, por completo visionario, de sus “esculturas inacabadas” (ejemplo de las cuales puede citarse la Pietá Rondanini). Grandes obras, convertidas en hitos de la historia del arte, van a ser esculturas como el David (tipología clásica, pero completamente novedosa en la forma de representación, en la que además son apreciables la enorme fuerza intrínseca de sus personajes, la monumentalidad y el perfecto conocimiento y ejecución de la anatomía característicos de la obra de Miguel Ángel), el Moisés concebido para el sepulcro del Papa Julio II o la maravillosa Pietá vaticana.

6.    Escultura neoclásica

Las esculturas neoclásicas se realizaban en la mayoría de los casos en mármol blanco, sin policromar, puesto que así se pensaba que eran las esculturas antiguas, predominando en ellas la noble sencillez y la serena belleza que Winckelmann había encontrado en la estatuaria griega. En este mismo sentido habían ido las teorías de Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781) que en su libro Laocoonte, o de los límites de la pintura y de la poesía (1766) había tratado de fijar una ley estética de carácter universal que pudiera guiar a los artistas; sus concepciones sobre la moderación en las expresiones y en el plasmado de los sentimientos son reglas que adoptará el modelo neoclásico. Así, los escultores de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, crearán obras en las que prevalecerá una sencillez y una pureza de líneas que los apartará del gusto curvilíneo del Barroco. En todos ellos el desnudo tiene una notable presencia, como deseo de rodear las obras de una cierta intemporalidad. Los modelos griegos y romanos, los temas tomados de la mitología clásica y las alegorías sobre las virtudes cívicas llenaron los relieves de los edificios, los frontones de los pórticos y los monumentos, como arcos de triunfo o columnas conmemorativas.

 

7.    Escultura romántica

El escultor romántico estaba tan entregado a la figura humana como el neoclásico, aunque no se limitó a trabajar el mármol; sus retratos se regían también por un equilibrio apropiado entre lo real y lo ideal, y se inspiraban también en la Antigüedad Sin embargo, la escultura romántica se distingue de la neoclásica por los personajes, que expresan emociones violentas, y un estilo caracterizado por el movimiento intenso y exagerado, ejecutado a menudo con una técnica de boceto. La Marsellesa de François Rudé sobre el arco de Triunfo de París es un buen ejemplo de la escultura romántica del período, obra de uno de sus principales artistas.

 

8.    Escultura europea en el siglo XX

En el siglo XX aparece una reacción contraria a los escultores del siglo XIX. Inician esta nueva etapa los escultores franceses que aprenden y valoran la belleza de la escultura griega y egipcia. Recuperan el valor de forma y añaden movimiento y equilibrio. En este siglo aparece el cubismo, constructivismo y surrealismo.

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