Panamá sacrifica sus vías de comunicación
INTRODUCCIÓN
Panamá tiene una larga y muy cercana historia de relaciones con el gobierno de los Estados Unidos. Desde que la primera misión diplomática de los Estados Unidos de América en la República de Panamá fue establecida en 1904, el año después de que Panamá consiguió la independencia de Colombia (el 3 de noviembre de 1903), hemos trabajado juntos para tratar de mejorar nuestras relaciones de acuerdo con los intereses de ambos estados. En ese sentido, recordamos que la legación americana estuvo muchos años localizada en la esquina de la avenida central y calle cuarta la cual fue levantada con estatus de embajada en 1939 y posteriormente fue trasladada a su ubicación actual sobre la Avenida Balboa, el 2 de abril de 1942.
Hoy, estamos aquí como testigos de una nueva etapa de relaciones entre nuestro gobierno y el gobierno de los Estados Unidos. Con la colocación de esta primera piedra para construir el nuevo edificio de la embajada Americana sentimos que realmente estamos avanzando en la consolidación de un mejor entendimiento y cooperación mutua entre nuestros estados.
PANAMÁ SACRIFICA SUS VÍAS DE COMUNICACIÓN
En el año de su Secesión, 1903, no había en el Istmo de Panamá ninguna carretera que pudiera designarse con tal nombre, como no la había en el resto de Colombia y casi en ningún otro país de América. Hasta el legendario camino de Cruces, por donde pasaron los tesoros de Sur América en dirección a España había sido devorado por la selva. El único ferrocarril, o sea, el que une a Colón con la ciudad de Panamá,pasó a pertenecer a los Estados Unidos por virtud del Tratadodel Canal.
No es, pues, de extrañar, que en Panamá se llegara a considerar como algo fundamental para el florecimiento del comercio, la creación de industrias y el desarrollo y prosperidadgeneral del país, la construcción de líneas férreas, carretera y caminos así como de telégrafos y teléfonos.
Sin embargo, el Artículo V del Tratado de 1903 dice:“La República de Panamá concede a los Estados Unidos, a perpetuidad, el monopolio para la construcción, mantenimiento y funcionamiento de cualquier sistema de comunicaciones por medio de canal o de ferrocarril a través de su territorio entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico.”
Y, aunque parezca increíble, los Estados Unidos, basándose en la estipulación transcrita, impidieron firmemente la construcción de cualquier clase de vías de comunicación en el territorio del Istmo. Esta interferencia de Norteamérica, que ocasionó daños al progreso de la República de Panamá que son fáciles de imaginar, es uno de los más desairados capítulos de la historia de las relaciones exteriores de los Estados Unido, como ha sido reconocido aún por varios internacionalistas escritores del gran país. ” Por su parte, Panamá presenció, con incredulidad y asombro, cómo se le exigía, a nombre de la magna obra del Canal, destinada a impulsar el progreso de la Humanidad, y por la cual tanto había dado ya, el sacrificio adicional de obligarse a detener, sin beneficio alguno, la marcha de su propio progreso nacional.
De la alta autoridad del Secretario de Estado interino, señor Huntington Wilson, emanaron las directivas políticas —absurdas y regresivas— a seguir por el Gobierno de los Estados Unidos con relación al “problema” que según ellos significaba el simple deseo de la República de Panamá de construir ferrocarriles y carreteras. El Secretario, en una nota a la Legación norteamericana en Panamá, del 20 de septiembre de 1911, se lamentaba de que Panamá, aparentemente, creía que podía actuar sin prestarle atención a ciertos intereses esenciales para ambos países y que muchos panameños no se querían percatar de que los Estados Unidos podían interferir en sus actos. Debería hacerse énfasis ante el Gobierno panameño —ordenaba el Secretario – en que nadie podía chancearse con los Estados Unidos, los que protegerían siempre sus intereses en el Istmo.
Sobre la vida política interna panameña el Secretario se permitía también adelantar su opinión: “La distorsión que se hace de la política de los Estados Unidos, los gritos contra !a agresión norteamericana, los llamados a la dignidad nacional panameña, el inventar cosas para favorecer este o aquel interés privado, el coquetear con empresas extranjeras para interponerlas como barrera contra la preponderancia norteamericana y el depender de la protección y el desinterés norteamericanos como una capa para cubrir toda suerte de actividades irresponsables — estos, desgraciadamente, han sido a veces los peones en la políticainterna de Panamá.”
Continuaba la nota negando la aprobación a un proyecto del señor Augusto Dziuk para construir un ferrocarril desde el nacimiento del Río Chucunaque hasta Juan Díaz, vía Chepo. El Gobierno de los Estados Unidos, aseguraba el Secretario de Estado, tenía un sincero deseo de ver el desarrollo próspero Panamá pero no deseaba que ésta gastara sus riquezas “en proyectos mal concebidos y poco meditados”. Si Panamá deseaba construir ferrocarriles para la explotación económica y benéfica de sus recursos, los Estados Unidos “tendrían placer en darle asistencia”. El Gobierno norteamericano opinaba, sin embargo, que todas las concesiones a extranjeros debían ser previamente examinadas, o de otra manera tendría que ejercer sus derechos conforme al Tratado después de que algún proyecto se hubiere iniciado y en forma tal que “podría acarrearle serias pérdidas financieras a la República de Panamá.” .
Declarando que las obligaciones que habían asumido los Estados Unidos para la protección de Panamá conllevaban el derecho de hacer las cosas que fueran necesarias para hacer efectiva esa protección, el Secretario de Estado concluía: “Así, pues, los Estados Unidos pueden, en cualquier momento, verse compelidos a tomar el control de cualquier puerto o de cualquier ferrocarril, si lo creen necesario y conveniente para la protección del Canal. Si ocurriera que los derechos o propiedades que se llegaren a necesitar para la protección de ambos países y el control que requieran los Estados Unidos para cumplir esos amplios propósitos han sido, mientras tanto, otorgados por Panamá a capitalistas extranjeros, entonces, en el momento en que recaiga sobre Panamá el deber de decretar la expropiación y verificar los demás ajustes, el Gobierno de Panamá podría verse envuelto en serias dificultades con países extranjeros y objeto de reclamaciones internacionales”.
Esta nota era para serle leída por el Ministro, Mr. Percival Dodge, al Secretario de Relaciones Exteriores, señor Federico Boyd. El acto tuvo lugar el 7 de octubre y el seño boyd, anque demostró considerable preocupación por su contenido, expresó al Enviado norteamericano “el placer que sentía por la buenavoluntad de los Estados Unidos para procurar el desarrollo del país”.
El 5 de marzo de 1912 el Ministro Dodge pudo informar al Departamento de Estado que la concesión a la compañía anglo-germana —la Balboa and Pacific Estates— que iba a construir el importante ferrocarril al Darién había sido revocada a pesar de haber sido aprobada por la Asamblea Nacional. Una vez más, los Estados Unidos se habían salido con la suya. Pero no sin que se iniciara allí uno de los negocios más fabulosos a que se dedicaron las clases, gobernantes en la República: los bienes raíces. Según le manifestó al señor Dodge el Secretario de Relaciones Exteriores, señor Arístides Arjona, “la verdadera razón para la cancelación era la opinión del Gobierno panameño de que ello agradaría a los Estados Unidos y facilitaría así la reanudación de la negociación para el cambio de los terrenos de las Sabanas adyacentes a la ciudad de Panamá y que forman parte de la Zona del Canal, por ciertos derechos en el puerto de Colón” proyecto en el que estaban altamente interesados ciertos previsores funcionarios del Gobierno dedon Rodolfo Chiari. Y hablaba lo cierto el señor Arjona, porque tres años después las Sabanas y el sitio donde estuvo edificada la vieja Panamá fueron devueltos a la jurisdicción panameña mediante la Convención del 2 de septiembre de 1914, que reemplaza la delimitación provisional del 15 de junio de 1904. A los Estados Unidos se les otorgó a cambio, el área inmensa del territorio del Istmo cubierto por el Lago Gatún, toda aquella parte de las riberas del lago que alcance una elevación de 100 pies sobre el nivel del mar, dos islas en el Pacífico —las Tres Hermanas— y un sitio en la Bahía de Colón para instalar un fuerte.
El Gobierno panameño aceptó la prohibición —Artículo IX— de construir ninguna vía férrea que atravesara las Sabanas sin antes obtener la aprobación del de los Estados Unidos. Negoció la Convención, por parte de los Estados Unidos, su Ministro, señor William Jennings Price y por Panamá, el Secretario de Relaciones Exteriores, señor Ernesto T. Lefevre.
El Gobierno norteamericano dio luego sucesivamente como razón para impedir a Panamá la apertura de caminos la autorización conferida en el citado Artículo V del Tratado y la nebulosa excusa de que ello era necesario para la mejor defensa del Canal; pero lo más probable es que se tuviera presente el principio estratégico de que la abundancia de carreterasfacilitaría a un supuesto ejército invasor el acercamiento a la Zona, por lo cual era preferible mantenerla rodeada de selvas impenetrables. De paso, también quedaron aisladas por la manigua, “protegidas”, la capital y Colón. Prevaleció en el Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos este criterio hasta que el desarrolle posterior de la aviación militar desvirtuó su validez en el campo de la estrategia.Hacia 1920 la Asamblea Nacional creó la Junta Centralde Caminos compuesta por ingenieros panameños, la cual emprendió la construcción de una carretera a lo largo del Istmo, comunicando las principales poblaciones del Interior. En 1930 ya se habían terminado 1370 kilómetros a un costo de 14.352.000 balboas (o dólares). Estas carreteras son constantemente utilizadas por personal de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y sirvieron, en gran forma, al sistema de defensa de la Zona del Canal ideado durante la Segunda Guerra Mundial. De tal manera, por ironía del destino, uno de los países con menos recursos del Continente tuvo que gastar una fuerte suma de dinero en obras que hoy son aprovechadas gratuitamente por la Nación más rica del mundo.
Los proyectos para construir un ferrocarril desde la ciudad de Panamá hasta David en 1910 y otro en 1911 hasta la frontera con Colombia originaron considerables recelos y objeciones entre el elemento militar norteamericano y especialmente este último, por razón de estar dirigido y financiado por una compañía alemana, de tal suerte que, a exigencia de los Estados Unidos, fueron abandonados con perjuicio indudable para el progreso de Panamá.
El Gobierno norteamericano se arrogó, además, la faculta de conceder autorización definitiva a los contratos que celebrara el Poder Ejecutivo panameño con varios particulares y compañía; que quisieron construir ferrocarriles en distintas regiones del país. Más aún, cuando el mismo Gobierno panameño quiso emprender obras de esta clase con los fondos llamados de la anualidad del Canal, el Departamento de Estado
Opuso insalvables objeciones, a pesar de la protestas d la Chancillería panameña que se quejó, en 1915, de que los Estados Unidos pretendían convertir a Panamá en una mera base naval y militar, tal como la Gran Bretaña tenía a Gibraltar y acusó a los funcionarios del gobierno yanqui de que todos los asuntos relacionados con Panamá los estimaba sólo desde el punto de vista militar y pensando únicamente en la defensa del Canal. Especialmente en el caso de las vías comunicación. Hasta un proyecto para tender una vía ferroviaria desde Portobelo y Colón hasta las fuentes del Río Boquerón, o sea a lo largo del Istmo por la costa norte, caso no contemplado en el Artículo V del Tratado, fue objetado oficialmente por los Estados Unidos. En la nota enviada el 1 de noviembre de 1919 por el Ministro norteamericano a la Cancillería panameña se lee: “El Honorable Secretario de Guerra de mi Gobierno observa que parece que el Gobierno de Vuestra Excelencia ha celebrado ese contrato sin primero averiguar la opinión del gobierno de los Estados Unidos en relación con este proyecto”.
“El Departamento de Estado de mi Gobierno me instruye que presente este asunto a la atención del gobierno de Vuestra Excelencia, y me refiera a la posición que siempre ha mantenido mi Gobierno con respecto a l a construcción de ferrocarriles en Panamá, en el sentido de que el gobierno de panamá no debe celebrar ningún contrato para construcción de esa índole, sin haber sometido primero el proyecto al Gobierno de los Estados Unidos.
La respuesta de la Chancillería panameña, a cargo del señor E.T. Lefevre, negaba que el ferrocarril fuese una vía interoceánica, citaba el texto del Artículo V del tratado y terminaba preguntando al Gobierno de Washington en qué se fundaba para opinar que el Tratado era contrato a lo establecido en el Tratado.
A las repetidas protestas del Gobierno yanqui, el gobierno panameño opuso con firmeza la tesis de que”al Artículo V de ese Tratado establece que los Estados Unidos tiene sólo el monopolio de la construcción de cualquier sistema de comunicaciones a través del Istmo entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico, Según esto, no podían los Estados Unidos oponerse a la construcción de un ferrocarril entre Boquerón y la Costa Atlántica.
En consecuencia, el contratista, J.M. Hyatt, pudo tranquilamente iniciar y terminar la obra, desde Nombre de Dios hasta su finca. Esta empezó a prestar servicios en 1925.
La obra del Ferrocarril Nacional de Chiriquí, 92 kilómetros, iniciada en abril de 1914 contó con la insistente interferencia de los Departamentos de Estados y de Guerra de los Estados Unidos, y sólo se pudo llevar a efecto gracias a la actitud resuelta del Presidente Porras.
Esta magnífica obra, que costó B/.2,102.201.96 ha sido desde 1916 un factor de valor imponderable en el desarrollo de la ganadería, de la industria azucarera y del cultivo del café y el banano en esa rica región del país. Los dos Gobiernos intensificaran su esfuerzo para prevenirel contrabando proveniente de la Zona del Canal y, con tal objeto, el Gobernador de dicha Zona nombrara un representante que estará en contacto con un representante del Gobierno de Panamá para adoptar continuamente las medidas de rigor.
Los Estados Unidos convienen en construir un puente o túnel a través del Canal en cuanto termine la presente emergencia. Entretanto, convienen en mejorar, hasta donde sea posible, el actual servicio de “ferry”.
Tal como se ha expresado en el Convenio de Arrendamiento, los Estados Unidos convienen en contribuir con un tercio del costo total anual de reparación y mantenimiento de !os caminos usados por las fuerzas militares de los Estados Unidos en Panamá. Estas reparaciones serán hechas por Panamá.
Los Estados Unidos convienen en cooperar, hasta donde sea posible, en llevar a cabo la política panameña en materia de inmigración, tendiente a ¡a inmigración de elemento sano, trabajador, capaz de contribuir al mejoramiento técnico, económico, étnico y demográfico del país.
El Gobierno de los Estados Unidos conviene en que la policía militar y la policía de la Zona del Canal usarán únicamente toletes cuando estén cu territorio panameño,
El Gobierno de los Estados Unidos conviene en que cuando haya exceso de energía eléctrica proveniente de las plantas generadoras del Canal de Panamá en la represa de Alhajuela, dicha energía será suministrada, a petición del Gobierno panameño, a las ciudades de Panamá y Colón al precio que convengan los dos Gobiernos.
Los Estados Unidos convienen en asumir, libre de obligación para Panamá, el costo total de la carretera de concreto hasta Río Hato. Y, en consecuencia, cancelará la deuda de dos millones y medio de dólares que con ese motivo contrajo Panamá con el Banco de Importación y Exportación de los Estados Unidos.
Los Estados Unidos convienen en trasladar la estación del Ferrocarril de Panamá y sus patios adyacentes a otro sitio que les suministre el Gobierno de Panamá y que sea satisfactorio.
Los Estados Unidos darán acogida favorable a las reclamaciones que presente Panamá causadas por serias interrupciones del tránsito en Panamá, con motivo del movimiento de tropas en territorio panameño.
Los Estados Unidos concederán a Panamá la servidumbre necesaria para la construcción de un oleoducto que conecte a Panamá con el puerto de Balboa, en un punto que sea convenido por ambos Gobiernos. Panamá cargará con elcosto de dicha tubería.
El Gobierno de Panamá tomó el cuidado de poner en claro, en forma definitiva e indubitable, que las concesiones territoriales mencionadas en el Convenio de Arrendamiento de Bases no iban más allá del período de la emergencia bélica, es decir, que las tierras dadas en arrendamiento para sitios de defensa no iban a ser ocupadas sino por el tiempo preciso quedurara la guerra.
Los Estados Unidos manifestaron, en el curso de las negociaciones, su deseo de que la ocupación de esas tierras pudiera durar “hasta tanto los dos Gobiernos convengan en que han cesado las causas que motivaron su ocupación”. Al proponer esta fórmula los Estados Unidos manifestaron que no era su intención ocupar las áreas en cuestión por tiempo mayor del que se hacía necesario mientras reinara un estado de inseguridad internacional como el que actualmente confrontaba elmundo.
El Gobierno de Panamá pretirió proponer otra fórmulaque expresara, con más precisión y exactitud, el término de la ocupación, fórmula que fue aceptada por los Estados Unidos. La pauta propuesta por Panamá establecía que esas tierras podían ser ocupadas hasta por un año después de entrar en vigor el convenio definitivo de paz que hiciera cesar el conflicto bélico, quedando entendido que dentro de ese año, posterior a la paz, los dos Gobiernos se consultarían nuevamente y celebrarían, si lo estimaran necesario, el nuevo convenio que las circunstancias requirieran.
De interés esencial fue también, para el Gobierno de Panamá, la estipulación de que, dentro de las áreas de terreno dadas en arriendo, Panamá retenía su soberaníay retenía también jurisdicción en asuntos civiles. Sabido es que las bombas atómicas arrojadas en Hiroshima el 6 de agosto y en Nagasaki el 9 de agosto de 1945 fueron causa para que el Emperador Hirohíto rindiera incondicionalmente las fuerzas armadas del Japón en su Edicto del 14 de agosto, disponiéndose luego la formalización de la capitulación el 1° de septiembre a bordo del acorazado Missouri con la firma del documento respectivo.
El 6 de noviembre de 1945 la Asamblea Nacional de Panamá hizo venir a su recinto al Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Ricardo J. Alfaro, quien, interpelado sobre la interpretación que daba el Poder Ejecutivo a la expresión consignada en el Convenio sobre Arrendamiento de Sitios de Defensa celebrado entre Panamá y los Estados Unidos el 12 de mayo de 1942, que dice:”Estas tierras serán evacuadas y cesará el uso de ellas un año después de la fecha en que haya entrado en vigencia el convenio definitivo de paz que haya hecho cesar el conflicto bélico ahora existente”, contesto:”El Poder Ejecutivo es de criterio que la expresión convenio definitivo de paz que haya hecho cesar el conflicto ahora existente se refiere a cualquier pacto, acuerdo, acto o instrumento celebrado entre los países beligerantes, en virtud del cual hayan cesado definitivamente las hostilidades inherentes al estado de guerra. Por consiguiente, el Ejecutivo panameño considera que son convenios que sucesivamente han hecho cesar el conflicto bélico:
1- Los diversos instrumentos firmados por los comandantes militares alemanes y los comandantes aliados en diferentes partes de Europa, en virtud de los cuales se rindieron incondicionalmente las fuerzas terrestres, navales y aéreas que se encontraban en Alemania y en algunos de los países ocupados.
2- El instrumento de rendición incondicional firmado a bordo del acorazado Missouri, en la bahía de Tokio, el I9 de septiembre de 1945, por los representantes del Empedrador del Japón y los comandantes militares y navales de los gustados Unidos, la Gran Bretaña, China, Francia, Rusia, Austria
CONCLUSIÓN
En este trabajo se ha visto como durante 1903, el poder de los Norteamericanos han querido imponerse sobre el pueblo y el gobierno panameño, sugiriendo e imponiendo, los actos que los panameños deben realizar y como realizarlo, sobre todo para beneficiar los fines de los Norteamericanos.
Panamá siempre se ha visto, desprotegida en donde nuestra nación ha sido custodiada por las fuerzas militares de los Estados Unidos, pero sin tener en cuenta que este ofrecimiento nos traería grandes relaciones exteriores con este país tan poderoso. En la gran mayoría de las relaciones vistas y estudiadas, Panamá ha tenido que sacrificar o renegar proyectos y actos, por las decisiones tomadas por las autoridades Norteamericanas, dándonos a entender que nuestras decisiones son influenciadas por esta gran potencia.
Citar este texto en formato APA: _______. (2013). WEBSCOLAR. Panamá sacrifica sus vías de comunicación. https://www.webscolar.com/panama-sacrifica-sus-vias-de-comunicacion. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.