¿Para qué sirve la Filosofía?
Uno se vuelve Filósofo el día en que descubre que ignora cuál es el sentido de su vida. Hasta entonces había vivido de las opiniones recibidas: creía lo que por termino medio se cree, hacia lo que se hace, gozaba como termino medio se cree, hacia lo que se hace, gozaba como se goza, incluso se revelaba en ocasiones como y contra lo que uno suele revelarse.
El primer pase para hacerse filósofo, decíamos. Consiste en reconocer la propia ignorancia. Uno ya no puede acatar los cómodos mitos con que la sociedad procura calmar su ansiedad, pero tan poco está en condiciones de sustituirlos por otros más convincentes. Profesión de ignorancia no se refiere a estas cosas que el considera secundarias, sino a las que verdaderamente le importa: si el primer paso es el camino de la Filosofía consiste en reconocerla propia ignorancia en lo que atañe a las cuestiones más graves; el segundo será advertir que tal situación es verdaderamente intolerable y en una cuestión de una responsabilidad: no puede seguir viviendo a esperanzas de lo que a su alrededor “se piensa”, no puede fingir por más tiempo que ya tiene respuesta para las preguntas que más quedan., vivir así sería vivir de prestado, vivir enojado, vivir en la mentira; equivaldría a no vivir de veras. Con razón llamada spinoza a la existencia filosófica” la vida verdadera”.
El filósofo quiere conocer al porqué de las cosas, y sobre todo el porqué de su propia existencia. Cobra ánimos al advertir que ya ha logrado un cierto progreso: aunque todavía no posee la sabiduría (ya hemos visto que se confiesa ignorante).
Ocupa en afecto una posición intermedia no es del todo sabio ni del todo ignorante. La sabiduría es lucidez perfecta, conocimiento seguro de lo que de verdad importa El filósofo no puede delegar en nadie. En particular, no puede apelar a la autoridad de una tradición o de una ideología recibida. Se ha dicho que darse a la filosofía es incorporarse a la antigua tradición de lo que han decidido vivir sin tradición.
La filosofía es tarea de toda una vida no velocidad de unas horas. Para comprobar que así es, basta con meditar con alguna seriedad en cualquiera de los problemas clásicos de la filosofía: ¿existe Dios?
El ideal de la filosofía consiste, por tanto, en llegar a convertirse en un saber sistemático. Su división en distintas ramas o especialidades (meta física, lógica, ética, estética, etc.)
Obedece sobre todo a razones de tipo pedagógico o incluso de tipo administrativo, no a existencia de la cosa misma. En filosofías no cabe la división del trabajo enfrentarse a un medio social muchas veces adverso que considere locos o malvados a quienes atacados por la “funesta manía de pensar” se atreven a criticar las macizas audiencias en que se funda la existencia colectiva; no todo es sacrificio en la vida del filosofo su perseverancia en el amor a la sabiduría se ve premiada por una honda experiencia de libertad y es que la verdadera libertad es inseparable del conocimiento de la verdad. Solo quien abre los ojos y cobra calara conciencia de su situación, quien renuncia a enajenar su pensamiento en lo que “se piensa” quien busca la verdad.
Sólo ese ha tomado las riendas que el filósofo más que un alucinado un pobre desgraciado privado de todo sentido de la realidad. Los intereses del filósofo son tan ajenos a los del común de los mortales, su actitud ante la vida tan extravagante. Cabe revelar en el inconfesable prurito de originalidad, el resentimiento propio del inadaptado. Después de toda, el resto de los humanos soluciona sus problemas sin tantos aspavientos, y cuando esos problemas son particularmente difíciles, acude al especialista.
En realidad, el filosofo ya ha llamado a las puertas de todos los especialistas quienes animaban al filosofo a pedir hora en el especialista tal vez no pensaban en un economista o en un galeno, ni menos todavía en un religioso, sino en el que hoy pasa por ser el sabio por antonomasia: el científico. Problemas de que se ocupaba hace 2500 años, la ciencia y la técnica avanzan con pasos seguro por el camino de la definitiva emancipación de la humanidad. La ciencia es puesta verdadera sabiduría. En ellas se fundan y de ella reciben toda su autoridad los deberes que hoy manejan los especialitas: La medicina, la Psicología, la economía. Incluso la religión debería ser científica o no ser, como ya pensara con lo que debería hacer el filosofo, si de verdad quiere alivio para sus cuitas, es abandonar la filosofía y hacerse discípulo de alguno de eso grande gurús de nuestra sociedad que son los científicos
Pero al filósofo que de veras lo sea esta oferta no le pareciera tentadora. El reconozca gustoso los grandes beneficios que el conocimiento científico-técnico ha reportado a la humanidad, y que ente vivo agradecimiento hacia quienes los han hechos posibles.
Nuestro filósofo anhela ver la verdad con sus propios ojos, captarla con su propia razón, pues está convencido de que sólo sale la lucidez, el contacto en primera persona con la verdad, hace posible una existencia auténtica no se plantea nunca las cuestiones que más preocupan a la filosofía.
LA ciencia no habla de la existencia de Dios, ni del destino del alma, ni de la frontera que separa el bien del mal. ¿Cómo podría la ciencia sustituir a la filosofía, si en vez de soluciona ante ellos. Pero es evidencia que esos criterios no los proporciona a la misma ciencia. La filosofía, en cambio los examina desde hace milenios.
Citar este texto en formato APA: _______. (2011). WEBSCOLAR. ¿Para qué sirve la Filosofía?. https://www.webscolar.com/para-que-sirve-la-filosofia. Fecha de consulta: 21 de noviembre de 2024.